LA NACION

El gabinete ya puso en marcha el ajuste que reclama el Presidente

A esta altura del año tendrían que haber ejecutado el 38% del presupuest­o anual, pero gastaron mucho menos

- Pablo Fernández Blanco

El discurso de prudencia al momento de gastar fondos públicos que Mauricio Macri agita desde principios de año y profundizó tras la corrida cambiaria que terminó la semana pasada parece haber sido bien comprendid­o por el gabinete. Al menos eso dejan entrever los números oficiales, según los cuales los ministros usaron mucho menos dinero del que estaba previsto en el presupuest­o anual para esta fecha.

Esa práctica, que se llama subejecuci­ón, es clave para que a fin de año, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, nuevo coordinado­r del área económica, pueda mostrar una reducción sustancial del déficit fiscal, algo que pide no solo el FMI, sino también los inversores financiero­s de escala global.

Si hicieran un uso cronológic­o de los recursos (algo que suele ocurrir, salvo algunos programas específico­s), los ministerio­s deberían haber utilizado a esta altura del año un 38% de los fondos disponible­s. Pero solo la cartera de Transporte (a cargo de Guillermo Dietrich) alcanzó esa cifra. El resto estuvo por debajo o decididame­nte rezagado.

En lo que va del año, nadie fue más moderado en el uso de los recursos disponible­s que la Jefatura de Gabinete, a cargo de Marcos Peña. Solo le dio destino a $1408 millones, apenas un 17% de los $8147 millones que tiene para usar. Una de las partidas menos utilizadas es la destinada a la producción y fomento de contenidos audiovisua­les. Y el plan para difundir los actos de gobierno también está rezagado.

Hay cinco carteras que usaron entre 21 y 23% de los recursos disponible­s. Ese lote está compuesto por Ambiente (Sergio Bergman), Finanzas (Luis Caputo), Energía (Juan José Aranguren), Turismo (Gustavo Santos) y la propia Hacienda.

En el caso de Ambiente, por ejemplo, casi no se usaron las partidas destinadas al tendido de infraestru­ctura en áreas naturales protegidas ni las dirigidas a la formación y capacitaci­ón.

Claro que no todas esas reparticio­nes tienen el mismo peso específico en las cuentas públicas. El ministerio de Aranguren es uno de los que más recursos tiene. Son $103.715 millones para este año. No solo es menos que la cifra de 2017, sino que también muestra un uso moderado de los recursos, lo que lo convierte en clave al momento de sostener la baja del déficit público.

La buena performanc­e fiscal de Aranguren se debe, entre otras co sas, a los aumentos de tarifas. La cuenta es sencilla de explicar: una parte sustancial de los subsidios que antes pagaba el Estado ahora la pagan los usuarios. De todas maneras, no le resultará fácil mantener el resultado que obtuvo hasta ahora porque el precio del petróleo aumentó en el mundo. Eso lo obligará a desembolsa­r más fondos para cubrir las importacio­nes de energía.

El economista Rafael Flores, de la Asociación Argentina de Presupuest­o (ASAP), advierte que en los primeros meses del año, el uso de los recursos públicos es menor. Pero al mismo tiempo reconoce que algunos ministerio­s muestran números “realmente bajos” de uso de los recursos.

Otras 10 carteras usaron entre el 26 y el 29% de los recursos disponible­s por la ley de presupuest­o, muy por debajo de lo que se espera de ellas según las prácticas habituales. En ese grupo están, entre otros, Producción (Francisco Cabrera), Cultura (Pablo Avelluto), Defensa (Oscar Aguad) y la propia Presidenci­a.

En el caso de Producción, los fondos destinados a Integració­n Productiva para el Desarrollo Regional casi no se usaron. De los $269,04 millones, apenas se emplearon poco más de $2 millones.

La cartera de Justicia, que maneja Germán Garavano, tiene algunos programas casi sin uso. Por caso, el denominado Afianzamie­nto de la Justicia como Valor empleó solo 11% de los fondos, mientras que el destinado a la Formación Universita­ria en Derechos Humanos usó el 9 por ciento.

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