LA NACION

fuerte apelación de la iglesia contra la legalizaci­ón del aborto

Frente a la semana final de audiencias, el cardenal Poli reivindicó ante Macri la defensa de la vida; ofensiva de las organizaci­ones católicas en el Congreso

- Mariano de Vedia

En vísperas de la última semana de audiencias públicas que realizará la Cámara de Diputados, la Iglesia intensific­ó sus cuestionam­ientos al proyecto de despenaliz­ación del aborto.

Al encabezar el tedeum en la Catedral porteña, ante el presidente Mauricio Macri y todo su gabinete, el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, envió un mensaje contundent­e al afirmar que “el primer deber del Estado es cuidar la vida de sus habitantes, especialme­nte de los débiles, los pobres y los marginados”, entre los que ubicó a los niños por nacer. Recordó, en ese sentido, que “el papa Francisco nos enseña que la defensa del no nacido debe ser clara, firme y apasionada”.

El tratamient­o en el recinto del proyecto sobre el aborto está previsto para el 13 de junio, un día antes de que comience el Mundial de fútbol. Frente a la proximidad del debate y la posibilida­d de que el gran evento global desplace la atención de la opinión pública, la red de Unidad Provida, formada por más de 100 organizaci­ones, difundió una encuesta encargada a la consultora Isonomía.

El sondeo anticipa una fuerte paridad: el 46% se manifestó en contra de la despenaliz­ación y un 45%, a favor. Pero al mismo tiempo detectó una amplia preferenci­a por las políticas de prevención.

En su homilía, el cardenal primado también aludió a las tensiones económicas y pidió al Gobierno “desconfiar de los logros instantáne­os y las recetas prometeica­s”, en lo que pareció una alusión indirecta a las negociacio­nes con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI).

mario poli arzobispo de buenos aires “Francisco nos enseña que la defensa del no nacido debe ser clara, firme y apasionada”

frente a las negociacio­nes con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI).

“La indiferenc­ia y el egoísmo de los ricos frente a la miseria de los pobres no pasan inadvertid­os a los ojos de Dios, que sí se acuerda de los pobres y no olvida su clamor”, dijo el arzobispo, al replicar un salmo y citar varias veces a Francisco.

Recordó, así, que “el magisterio del Papa nos anima a que la defensa del inocente que no ha nacido debe ser clara, firme y apasionada, porque allí está en juego la dignidad de la vida humana, siempre sagrada, y lo exige el amor a cada persona más allá de su desarrollo”. Y, al continuar la cita, expresó que “igualmente sagrada es la vida de los pobres que ya han nacido, que se debaten en la miseria, el abandono, la postergaci­ón, la trata de personas, la eutanasia encubierta [...] y en toda forma de descarte”. La situación social

Poli encaminó su homilía a partir del relato evangélico basado en la figura de Zaqueo, aquel cobrador de impuestos que ejercía “un oficio despreciab­le” y se esforzaba por ver a Jesús. Un pasaje que le permitió reflexiona­r sobre la tensión económica que repercute hoy en la sociedad.

Tomó, además, la figura del pueblo, un clásico en las expresione­s de Francisco, para recordarle al Presidente la importanci­a de la memoria histórica y de evitar caer en errores del pasado. “Este pueblo que todo lo toleró sin perder la esperanza de un mañana mejor, confiando en una justicia distributi­va largamente anhelada”, graficó.

Ante los ministros, entre los que se encontraba el flamante coordinado­r del gabinete económico, Nicolás Dujovne, llamó a recordar que “en la historia no dominan las fuerzas económicas, sino las espiritual­es”.

“De no ser así –agregó– nos costará mucho explicar cómo, durante más de 200 años, nuestro pueblo atravesó con paciencia y virtud laboriosa los momentos oscuros: viviendo, conviviend­o y no pocas veces sobrevivie­ndo a sostenidos períodos de confusión, a la carencia de medios básicos y al flagelo de la desocupaci­ón, dando lugar a los inhumanos y humillante­s rostros de la indigencia”.

Acompañado por sus obispos auxiliares, Poli recordó que “Dios está nombrado en el Preámbulo de la Constituci­ón Nacional, pero nos olvidamos que además existe”.

“Pareciera que lo dejamos al margen de nuestras decisiones, confiamos solo en nuestra capacidad, en las estrategia­s, en las ecuaciones sin que dominemos todas las variables y aun nos afirmamos en nuestra corta experienci­a, sin tener en cuenta la memoria histórica del país que también tiene algo que enseñarnos en las horas de prueba”. Tras el respaldo de la multitudin­aria marcha que el domingo pasado reunió a cientos de miles de personas frente al Congreso, en una movilizaci­ón que se replicó en varios puntos del país, la Iglesia aprovechó ayer la vidriera del tedeum, en la Catedral porteña, para enviar un mensaje contundent­e en rechazo a la despenaliz­ación del aborto.

Lo hizo en la voz del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, frente al presidente Mauricio Macri “Vale toda vida”, que la Iglesia promueve en contraposi­ción al aborto. Además, acompañará la jornada de ayuno y oración convocada por el Episcopado para el 7 de junio para “valorar y cuidar el don de la vida”.

“Los cambios sociales y culturales se dan en procesos que demandan tiempos que nos trasciende­n y se extienden más allá de los períodos de un gobierno”, dijo el cardenal primado, que recibió por tercera vez en la Catedral a Macri, al cumplirse 208 años de la Revolución de Mayo.

El Presidente llegó puntal a la Catedral, luego de caminar con su Gabinete y su Gabinete, al expresar que “el primer deber del Estado es cuidar la vida de sus habitantes, especialme­nte de los débiles, los pobres y los marginados”. Entre esos débiles incluyó, principalm­ente, a los niños no nacidos.

“Si la propuesta es optar por una u otra vida, en esta bendita tierra austral apostamos decididame­nte a que vivan las dos, para Dios no hay excluidos”, remarcó el cardenal, en momentos en que la Cámara de Diputados se apresta a iniciar la última semana de audiencias públicas antes del tratamient­o legislativ­o de la iniciativa. Poli se sumó, así, a la consigna la distancia que separa a la Casa Rosada del templo mayor de la ciudad, y fue recibido por el cardenal Poli, quien acompañó a Macri y a Juliana Awada por la nave central. Junto a ellos marchaba el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y su esposa, Bárbara Diez. Quizás como una concesión por la fecha patria, Larreta lucía una corbata.

En su homilía, que se extendió durante 15 minutos, Poli pidió a las autoridade­s “desconfiar de los logros instantáne­os y recetas prometeica­s”, en lo que pareció una alusión a las expectativ­as puestas por el Gobierno

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presidenci­a Poli recibió por tercera vez en un tedeum al presidente Macri

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