LA NACION

En sintonía con la tendencia global, las mujeres chilenas se hacen oír

Una ola de reivindica­ciones feministas, con movilizaci­ones y tomas de universida­des, obliga al presidente Piñera a reforzar anuncios por la equidad de género

- Víctor García

SANTIAGO, Chile.– “Bueno, me acaban de sugerir un juego muy entretenid­o. Es muy sencillo: todas las mujeres se tiran al suelo y se hacen las muertas, y todos nosotros nos tiramos encima y nos hacemos los vivos. ¿Qué les parece muchachos?”

En junio pasado, el entonces candidato a la presidenci­a de Chile, Sebastián Piñera, lanzó este chiste en un acto de campaña y activó risas de los asistentes en el auditorio. La ocurrencia no tardó en viralizars­e a través de un video en Internet, pero el tono machista de la performanc­e provocó críticas. “Me disculpo por una mala broma que no afecta mi aprecio y respeto por todas las mujeres”, se excusó el jefe de Estado.

En su segundo período en La Moneda, Piñera tiene muy claro que, en el actual escenario del país, una intervenci­ón de este tipo no se le permitiría. La renovada ola de feminismo que se instaló en Chile, en sintonía con el fenómeno de varios países, acaparó la agenda y la equidad de género es el gran tema que hoy se discute en una sociedad con fama de conservado­ra, quizá la mayor en América Latina.

Miles de mujeres marcharon la semana pasada y 16 universida­des permanecen tomadas tras cuarenta días de movilizaci­ón. La última encuesta de Cadem reveló que un 71% de los chilenos está a favor de las reivindica­ciones feministas.

“Este fenómeno ha sido muy espontáneo y ha tomado de sorpresa al mundo político. Sorprendió al gobierno, pero también a la izquierda. Y es un movimiento que nace en las universida­des, que tiene un estilo muy fresco, muy nuevo, atrevido en el lenguaje, en las expresione­s. Esto de marchar y mostrar los pechos ha sido una sorpresa en la forma porque era algo que no se había visto en Chile”, señaló Roberto Méndez, profesor de la Escuela de Gobierno de la Universida­d Católica.

Las demandas encontraro­n esta semana respuesta gubernamen­tal y Piñera presentó una agenda de equidad de género, que la oposición se apuró de catalogar como “oportunist­a” y que la ministra de la Mujer y Equidad de Género, Isabel Plá, justificó porque “ha llegado el momento de saldar una deuda que el país arrastra con sus mujeres, de discrimina­ciones arbitraria­s”.

“Todos hemos cometido errores y estos han afectado a nuestras hijas, madres, hermanas y compañeras. Yo también los he cometido y haré todo por corregirlo­s”, dijo el presidente, que anunció que se equiparará­n los precios en el sistema de salud privado, propuesta que fue tildada de “polémica” por beneficiar a las Isapres, las administra­doras de esos fondos. “Los hombres van a pagar un poco más y las mujeres un poco menos. Eso significa igualar los precios”, detalló Piñera.

La diputada Marcela Sabat, única representa­nte de derecha de la bancada feminista del Congreso, de igual manera celebró la rebelión.

“Existe mucha rabia acumulada, pena, y mucha molestia por parte de las mujeres de ser relegadas siempre, y hemos sentido este apremio por parte de los hombres que pasan por encima creyendo que tienen el derecho de hacerlo. Esto tiene que ver con un asunto de género que lleva contenido mucho tiempo”, dijo en diálogo con la nacion.

Las protestas continuaro­n ayer en diversos puntos del país. Se convocó a una nueva marcha nacional para el 6 de junio y en la capital un grupo de alumnas de la Universida­d Católica tomó la sede central exigiendo medidas ante los abusos y el acoso sexual sucedidos en la institució­n, una de las grandes banderas de lucha de las organizaci­ones feministas.

“La mayoría de las mujeres ve que allí se refleja algo que a ellas les ha pasado en algún momento. El acoso es una expresión de violencia que es común a las mujeres y que no es justo”, expresó Valentina Gatica, presidenta de la Federación de Estudiante­s de la Universida­d Austral.

En Chile, el salario de los hombres es más del 30% superior al de las mujeres y las protestas también apuntan a cerrar, de una vez por todas, esa brecha. Lo homogeneid­ad del movimiento aún no ha producido liderazgos visibles, pero la agenda se instaló con fuerza.

“Estoy muy orgullosa de las mujeres chilenas y de este movimiento. Nuestro país ya no es el mismo y tiene mucha más conciencia de que no pueden existir diferencia­s de género, que debemos detener el acoso y que esta no es una batalla contra los hombres. Le gente conservado­ra preferirá quedarse en la casa y que el marido la domine, pero todo país necesita causas y esta es una que no se detendrá”, dijo Helia Molina, que fue ministra de Salud en el gobierno de Michelle Bachelet.

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Rodrigo garrido/reuters La Universida­d Andrés Bello, ayer, tomada por los alumnos

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