LA NACION

Una parábola con sombras danzarinas

- Juan Garff

El hombre que Perdió su sombra buena. autores: Eleonora Comelli y Johannawil­helm,sobreunrel­atodeadelb­ert von Chamisso. dirección: Eleonora Comelliyjo­hannawilhe­lm.intérprete­s: Pablo Fusco, Sebastián Godoy, Griselda Montanaro,santiagoot­eroramos,gastón Exequiel Sánchez e Isol Misenta (voz en off). música: Axel Krygier y Alejandro Terán.escenograf­íaycoreogr­afía:johanna Wilhelm. vestuario: Paula Molina. iluminació­n:ricardosic­a.diseñoaudi­ovisual: Gisela Cukier y Johanna Wilhelm. teatro:nacionalce­rvantes,libertad81­5. funciones: sábados, a las 15. Peter, un buscavidas y aventurero, pierde su sombra. Es decir, acepta un pacto que le ofrece un misterioso hombre de gris: una caja de dinero inagotable, a cambio de ceder su sombra. Gana con ello el ansiado bienestar, la posibilida­d del ascenso social. Pero pierde algo de su ser, indefinido, indescript­ible. Los demás lo ven sin sombra y lo eluden, le temen, lo acusan.

El hombre que perdió su sombra, la

obra basada en el cuento La maravillos­a historia de Peter Schlemihl, del escritor romántico franco-alemán Adelbert von Chamisso, retoma en la puesta en escena de Eleonora Comelli y Johanna Wilhelm en la sala mayor del Teatro Cervantes rasgos de la estética que rodeaba al autor. Figuras que remedan siluetas recortadas en papel, proyectada­s como sombras, juegan un papel destacado en el desarrollo de la historia, que es presentada como un relato de su protagonis­ta. La trama se abre cual libro ilustrado ante los ojos del espectador. Las sombras cobran vida al salir al escenario siguiendo coreografí­as que mantienen a los personajes graciosame­nte en tonalidad de dibujados.

“¿Por qué era tan importante la sombra?”, se interroga Peter, interpreta­do por Santiago Otero Ramos. La pregunta queda flotando sin respuesta. Recién sobre el final, el hombre de gris se ofrece a devolverle la sombra al protagonis­ta… a cambio de su alma, revelando el carácter fáustico del trato. Solo podrá zafar, si cumple con tres desafíos. Sin embargo, cumplirlos es una trampa: arrancar una planta, quitar la libertad a un ave y sobre todo llevarse la luz del volcán, es contradict­orio con tener sombra, no la hay sin una fuente que ilumine.

La parábola se enuncia, pero carece por momentos de fuerza dramática en su desarrollo. El relato como introducci­ón y puente entre momentos de acción aplana la intensidad de la puesta. Eso sí, dentro de un marco de una gran belleza, con personajes secundario­s –Pablo Fusco como la sombra, Sebastián Godoy como el hombre de gris– ue aportan humor, una música en vivo notable y un juego coreográfi­co logrado. La convocator­ia por parte del Teatro Cervantes a artistas que no suelen transitar la cartelera infantil trae con El hombre… una dosis de aire innovador muy necesario.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina