Diseñadores latinos que se imponen en EE.UU. la moda se conciben y desarrollan desde el norte. que antes de lanzar su etiqueta de moda masculina, en 2011, trabajó en los estudios de Marc Jacobs, DKNY y Armani Exchange. –La moda ética está hecha bajo un pr
Una peruana, una mexicana y un argentino, en la era trumpista, se insertan con una propuesta de identidad diferenciadora y valores ideológicos
América Latina es rica en talento y artesanía. Su moda, como espejo de la sociedad, distingue a un grupo de diseñadores que experimentan sobre los cambios políticos, económicos y culturales. Así lo reflejan la mexicana Bárbara Sánchez Kane, la peruana Lucía Cuba y el argentino Lucio Castro, creadores que, con un fuerte mensaje ideológico, dejan su huella en un mercado estadounidense signado por la era trumpista. BÁRBARA Sánchez-kane Países como México están atravesados por experiencias muy violentas y la moda es una manera para manifestarlas, expresión que representa a Bárbara Sánchez- Kane. “Empecé a trabajar y utilizar la moda para hacer tangible lo que se mueve en mi mente y sueños. Estoy usando la moda como un medio de aparición en este mundo”, dice la diseñadora de ropa masculina que usa como marca su apellido, sin su nombre de mujer. Los diseños que crea defienden el feminismo, la igualdad de género y cuestionan la falta de educación sexual, tema de la colección que desfiló en NYFW en febrero.
–¿Cómo te insertaste en el mercado de estados Unidos?
–Mi primera colección en la semana de la moda de Nueva York se dio gracias a la plataforma Vfiles, luego a través del Council of Fashion Designers of America y la última la lancé sola. No existe nada glamoroso en empezar tu propia marca de moda; existe el lado financiero por una parte y creer en tu trabajo.
–¿Cómo se trabaja el feminismo en una marca para hombres?
–Es divertido hablar de sexualidad desde el punto de vista de una mujer, las personas piensan inmediatamente que Sánchez-kane es diseñado por un hombre. Las mujeres pueden estar en contacto con su lado sexual y siento la necesidad de hablar de lo que está sucediendo en mi vida y de lo que tengo experiencia creciendo en México.
–estados Unidos en la era Trump definitivamente no es amigable con los latinos. ¿Cómo se refleja en tu trabajo?
–No necesitamos permiso para crear un mundo. El proceso de diseño está involucrado con lo que está sucediendo en el mundo y en mi vida, incorporando el ritmo natural del impacto caótico en nuestra cultura y subrayando los pasos en un espacio entre países que cuestionan la moralidad, la justicia e incluso el destino.
LUCÍA CUBA
Hay un hilo común entre Sánchez Kane y Lucía Cuba, ellas vitalizan y dan sustancia a un legado de moda práctica que identifica a los americanos. Esta diseñadora peruana trabaja temáticas de activismo y moda. Su proyecto Artículo 6 denuncia la esterilización forzosa de campesinas de su país durante el gobierno de Alberto Fujimori. Cuando Lady Gaga promocionó el perfume Fame usó un diseño de Lucía Cuba: el vestido tenía impresa las líneas del Artículo 6 del código de salud de Perú en su vestido, en la sección que garantiza el derecho de los ciudadanos a tomar sus propias decisiones sobre la anticoncepción.
–¿Cuándo llegaste a nueva York?
–Llegué en 2010 para cursar la maestría en el MFA, Fashion Design and Society, de Parsons, donde luego me integré como docente e investigadora. Nunca estuve interesada en insertarme en la industria estadounidense desde la perspectiva de la moda como agente y sistema comercial, pero sí en explorar y conocer cómo la práctica y los sistemas de
–¿Cuál es tu formación y de qué manera la aplicás en tu trabajo en la moda?
–Me especialicé en psicología social, desarrollo humano y salud pública, mientras trabajaba en el plano creativo a través del diseño, el arte textil y la moda. Así, tuve la posibilidad de cuestionar lo vestible dentro de un marco más amplio que en el que se comprenden las prácticas en moda. Esto me permitió enfocarme en la investigación y en el trabajo creativo sobre temas de género, biopolítica y prácticas globales sobre la moda, así como en temas relacionados con la salud, el activismo y la educación.
–¿Cómo se cruzan el activismo y la moda en tu trabajo?
–A partir del reconocimiento del vestuario, y de lo vestible, como objetos. Estoy particularmente interesada en conocer y continuar explorando el potencial y cualidad que tienen las prendas de vestir para actuar como dispositivos performáticos y políticos, que se alejen de consideraciones puramente funcionales, comerciales o estéticas.
–¿Cómo se presentan tus proyectos?
–Ejercicios en Salud, por ejemplo, comenzó en 2014 y presenta prendas de vestir, entrevistas y textos editados. Es un proyecto a largo plazo que ya pasó por Rotterdam, Nueva York y Lima; es la intersección entre el diseño de moda y la salud pública que busca explorar las nociones de salud y su ausencia. Gira alrededor del cáncer y cómo la identificación de un diagnóstico permite reflexionar, cuestionar y pensar en la dimensión individual y social de la salud a través de la ropa.
LUCIO CASTRO
Con una estética urbana influenciada por el cine, el argentino Lucio Castro está instalado en Nueva York y trabaja en China.“descubrí la moda cuando entré por primera vez en el local del diseñador Andrés Baño a fines de los 90. Yo era un estudiante de cine, cuando los procesos de gestación de una idea hasta la proyección de una película eran largos; entonces me atrajo la inmediatez entre pensar una prenda y tener esa prenda puesta”, dice el diseñador
–¿Por qué decidiste diseñar para hombres?
–Por error. O más bien por una sugerencia de una profesora de Parsons que al ver mi colección final para la tesis (que era para mujeres), dijo que perfectamente podría ser para hombres. También, había muchos más diseñadores de ropa para mujeres que para hombres, con lo cual tenía cierta ventaja a nivel laboral. De todas formas, creo que hoy ese límite está casi por desaparecer. Hay muchas mujeres que usan sastrería, hay muchos hombres que usan prendas con movimiento y caída.
–¿Cómo es que el modelo de negocio que desarrollás está alineado a la moda ética?
animales y geografías. Es algo que va más allá de usar algodón orgánico certificado y está vinculado con toda la gente que toca la ropa desde la semilla de la fibra hasta el consumidor. Tampoco es siempre perfecto porque está al servicio de una transacción económica.
–¿De qué manera creés que los films potencian el mensaje de la moda?
–La moda todavía no encontró cómo expresarse en el cine, tal como lo hizo con la fotografía. Por lo general, los mejores films de moda son películas en los que la ropa no es el foco principal, pero cuando vemos a una modelo escalando un médano al atardecer, puede que sea una imagen tradicionalmente bella, pero está desprovista de contenido y eso la hace ridícula. Una foto sería más efectiva en ese caso. Los films de moda con contenido son interesantes, porque en realidad, salvo que sea una película de nudistas, todos los films son films de moda, desde Silvia
Prieto hasta Blade Runner.
–¿Cuál es tu trabajo en China?
–Además de tener mi etiqueta en Nueva York, trabajo como asesor creativo de Lilanz, una marca enorme de ropa para hombres en China. Hace cinco años que viajo cada temporada a preparar las colecciones y los desfiles y lo disfruto mucho. La escala es gigantesca y tengo recursos ilimitados, además me tienen mucha confianza porque desde que comencé a trabajar con ellos las ventas de la compañía se cuadriplicaron, y eso me dio mucho crédito. Me dan riendas suelta para que explore y haga cosas nuevas; por eso es un trabajo soñado en el que mi único compromiso es jugar y, además, me encanta la comida China.