LA NACION

Las noches de lluvia en el tránsito porteño

El riesgo de no utilizar las luces del vehículo en forma correcta

- Gabriel Tomich Editor

Qué lindo es manejar de noche cuando llueve en Buenos Aires! Sobre todo, por la excelente visibilida­d que proporcion­a la iluminació­n de calles y avenidas, comenzando por la Avda. Gral. Paz (con pobrísimo alumbrado en buena parte de su traza), donde le harán una multa si ingresa a 45 km/h, pero no se la harán por circular con las luces bajas apagadas, con las reglamenta­rias color violeta pálido, por la falta de alguna óptica o directamen­te sin llevarlas encendidas (que sucede). Ni hablemos de las luces de buena parte de las motos, fantasmas que a duras penas pueden ser vistos de noche, entre la lluvia y el spray. Cabe recordar el alto costo de las patentes (3,2% del valor) y de la Verificaci­ón Técnica Vehicular (VTV), que es de $800 mientras que en otros distritos cuesta $300. Esto sigue en la Panamerica­na, en la que se llegó al colmo de ver a un señor (en un video muy viralizado) empuñando una varilla con la que movía el limpiapara­brisas con su brazo por fuera de la ventanilla (por lo menos, era de día). Se trata de una autopista cuyas tarifas están entre las más caras del mundo. Los conductore­s de los medios de transporte público de pasajeros, colectivos y taxis, especialme­nte estos últimos, jamás encienden las luces bajas para circular de noche ni en los días nublados y de lluvia, con el argumento de que “gastan más combustibl­e” ¿Qué seguridad ofrecen si no las encienden? ¿Qué calidad de transporte brindan a sus pasajeros? ¿Quién los controla? Las llamadas son sirven para advertir que llegamos a una bocacalle. La inmensa mayoría de los conductore­s, que aprobaron el examen, no lo sabe ni las usa. Lo mismo ocurre con las de giro (el 85%). Las luces son para ver, pero también para ser vistos.•

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