LA NACION

Weinstein se entregó a la policía, pero salió en libertad bajo fianza

Hollywood. El productor quedó procesado formalment­e por dos casos de violación

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El productor cinematogr­áfico y magnate de Hollywood, Harvey Weinstein, se entregó en una comisaría de la policía de Nueva York y lo procesaron por violación, aunque poco después quedó libre bajo fianza. Weinstein fue procesado por los delitos de violación y abuso sexual, en dos casos ocurridos en 2004 y 2013. Según informaron medios norteameri­canos, quien fuera uno de los hombres más poderosos de la industria del espectácul­o, acusado de más de 80 casos de abuso, acoso o inconducta­s sexuales, pagó un millón de dólares para quedar en libertad, aunque su pasaporte fue retenido por las autoridade­s judiciales ante el riesgo de fuga al exterior, donde posee numerosas propiedade­s.

Además, Weinstein estará bajo monitoreo las 24 horas a través de un dispositiv­o electrónic­o, que alertará a las autoridade­s si se aleja de los distritos de Nueva York o Connecticu­t, en los cuales podrá moverse libremente. El productor, tal como habían anticipado varios medios, terminó presentánd­ose voluntaria­mente y en compañía de sus abogados en la comisaría número uno de Nueva York, en Manhattan, donde quedó formalment­e arrestado. Así el círculo de impunidad y poder comenzó a cerrarse sobre el imputado y las denuncias cobraron otra dimensión.

La posibilida­d de la detención de Weinstein había sido discutida durante toda la semana en los medios norteameri­canos, que hasta habían apostado sus cámaras frente a la comisaría del barrio de Tribeca a la espera de su llegada. Vestido con una camisa blanca, suéter celeste y saco, el mandamás de la industria del cine bajó de una camioneta negra con dos libros debajo del brazo y sorteó los vallados policiales preparados para que ni la prensa ni las decenas de manifestan­tes que lo repudiaban pudieran acercársel­e. El productor miró hacia arriba sin decir una palabra mientras un grupo de reporteros y curiosos gritaban: “¡Harvey!”.

Poco después salió del edificio esposado y con una llamativa sonrisa en sus labios, conducido por las autoridade­s a la Fiscalía de distrito de Manhattan, a cargo de Cyrus Vance, donde quedó formalment­e procesado por los cargos de violación y abuso sexual: uno ocurrido en 2004 contra la aspirante a actriz Lucia Evans, y otro en 2013 contra una mujer cuya identidad aún no fue revelada.

Al mismo tiempo, la fiscalía conducida por Vance, quien está siendo objeto de una investigac­ión por no impulsar el procesamie­nto de Weinstein con anteriorid­ad, le fijó una fianza de un millón de dólares, que fue pagada en el acto, lo que le permitió al productor recuperar su libertad.

Evans, junto con otras actrices como la italiana Asia Argento fueron las primeras denunciant­es de Weinstein en una serie de artículos difundidos por la revista The New Yorker y el diario The New York Times, que apareciero­n el 5 de octubre pasado.

La investigac­ión conjunta de los dos medios neoyorquin­os, que les valió en abril de este año el premio Pulitzer en la categoría Servicio Público, dio a conocer la denuncia de más de una docena de mujeres por distintos tipos de delitos sexuales. Desde entonces, hasta 80 acusacione­s diferentes en su contra revelaron que Weinstein utilizó durante años su posición de poder en la industria cinematogr­áfica para acosar, abusar o directamen­te violar a mujeres que trabajaban o querían trabajar para él y su productora, lo que desembocó en el mayor escándalo de la historia de hollywood. la como la Academia de Hollywood, la británica y el sindicato ola de denuncias contra quien fuera de productore­s, lo expulsaron o un hombre todopodero­so de la industria del cine produjo además que muchas mujeres comenzaran a relatar sus propias experienci­as con otros productore­s, directores y actores con conductas sexuales depredador­as.

Los movimiento­s contra el acoso sexual y las inequidade­s sufridas por las mujeres en el ámbito laboral #Metoo y Time’s Up coparon las principale­s páginas de los medios de comunicaci­ón y provocaron lo que se denominó “el efecto Weinstein”. Ashley Judd, Rose Mcgowan, Mira Sorvino, Angelina Jolie, Gwyneth Paltrow, Uma Thurman y Salma Hayek son solo algunas de las actrices de alto perfil que afirmaron haber sido acosadas por el productor. Las distintas organizaci­ones cinematogr­áficas a las que pertenecía, lo forzaron a renunciar, mientras que su esposa, Georgina Chapman, lo abandonó y perdió The Weinstein Company, el imperio que fundó y presidía. Con la apariencia de lavar su imagen pública y sentar atenuantes para las causas judiciales que comenzaban a acumularse, Weinstein abandonó la actividad y se internó en una clínica del estado de Arizona especializ­ada en adicciones sexuales. Esa estrategia concluyó ayer con su procesamie­nto.

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AFP La policía de la comisaría 1° de Manhattan, ayer durante la detención del productor

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