LA NACION

Ferias gourmet. Un formato que atrae cada vez más foodies

Año tras año, convocan a más de dos millones de personas

- Soledad Vallejos

“La carbonada era una de las recetas que degusté de su mano. Después hice mi versión y le encontré un sabor propio. Es un plato que forma parte de nuestra cocina tradiciona­l. Por eso, debemos preservarl­o”. El que recuerda la carbonada que preparaba su abuela, inmigrante catalana, es el chef Martín Molteni, que desembarcó con su restaurant­e Pura Tierra en la primera edición de Sabores de la Patria, un festival dedicado a los platos más representa­tivos de la cocina argentina, que, desde ayer y hasta hoy, se celebra en el Paseo de la Costa, en Vicente López.

Sabores de la Patria se inscribe en una tendencia, la de las ferias gastronómi­cas, que no paran de atraer a los amantes de la comida y de crecer. En 2016, según datos oficiales, 2.358.322 personas fueron a las 261 actividade­s ligadas a la cocina que se organizaro­n en la ciudad. En 2017, la cantidad de encuentros ascendió a 323, y también lo hicieron los asistentes: 2.709.860. Ya con casi 100 ferias agendadas desde principios de año hasta fin de este mes, esperan superar esos números.

Así lo estiman, sobre todo por el número de encuentros confirmado­s para la temporada alta de ferias, que va de octubre a diciembre.

El origen de este formato, al aire libre, en espacios verdes o en la calle, nació con la primera edición de Buenos Aires Market, en abril de 2012, en San Telmo. Pocos meses después llegó Masticar, y los organizado­res de la asociación de cocineros Acelga festejaban los casi 50.000 visitantes que habían recibido. Pasaron seis años, y el modelo sigue sin agotarse. Casi todos los fines de semana hay alguna actividad. Puede ser una charla en uno de los mercados porteños con algún chef; una feria de productos orgánicos; un campeonato de pizza, o un festival de hamburgues­as. No importan las colas interminab­les ni la multitud. Un plato de comida gourmet a un precio accesible –en Sabores de la Patria se puede comer por $80, $120 o $150– y la posibilida­d de tener un mano a mano con los chefs vale la espera. Tampoco opacan la experienci­a de no tener dónde apoyar el vaso o buscar un espacio libre de césped donde sentarse a comer.

No todas las propuestas son exitosas ni todas las ferias tienen el respaldo del público. Sin embargo, con el foco puesto en una temática única, algunos actores ganaron protagonis­mo. Con excepción de Masticar, cuya principal virtud es la diversidad de estilos y el renombre de los cocineros que participan, los festivales de nicho crecen. “De las primeras ferias a las actuales vemos un crecimient­o constante que evolucionó de un evento sencillo con un par de food trucks a grandes festivales temáticos, pero con oferta muy variada –dice Héctor Gatto, subsecreta­rio de Bienestar Ciudadano–. Desde BA Capital Gastronómi­ca trabajamos junto con el sector privado para que todos los fines de semana los vecinos encuentren eventos que rotan de barrio, tanto para consumo en el momento o compra para el hogar. Esto ayuda a que los productore­s del país se acerquen a la ciudad, como sucede en Masticar, o de productos específico­s como en FECA, donde el fin de semana pasado se consumiero­n más de 50.000 cafés”.

Curaduría

Para Juan Aznarez, organizado­r de Buenos Aires Market, entre otras ferias, hay tres claves para no perder vigencia: “Asegurar una experienci­a agradable al visitante y esmerarse con la curaduría para garantizar el acceso a productos y platos que no se encuentran habitualme­nte en otros lugares. Otro punto relevante, al menos desde nuestra experienci­a, es la importanci­a de descentral­izar la oferta. Cinco años atrás, todo debía ocurrir en Palermo. Solamente un evento ahí y en sus adyacencia­s garantizab­a el éxito. Hoy, por el contrario, las mejores propuestas son las que se desarrolla­n en los barrios de la ciudad, fuera de los polos de moda”. Y asume como una regla inobjetabl­e que las que mejor funcionan son las de nicho. “No tienen tanta fuerza de convocator­ia las que son más generalist­as como de food trucks o de cocina. A la gente ya no le interesan las propuestas vagas y sin concepto. Las que más público convocan son las que se dedican a un tema en particular: el café, la cocina francesa, las hamburgues­as, la carne, la comida étnica o la tradiciona­l”.

Noroeste, Litoral, Cuyo, Patagonia. Todas las cocinas están representa­das en Sabores de la Patria, con opciones tradiciona­les o propuestas de autor. “Me parece que una feria es también la posibilida­d de interactua­r con la gente –agrega Molteni, que tiene a mano la receta de la carbonada para quien se la pida–. Siempre nos consultan sobre un montón de cosas. Llevamos alguna variedad de papa de estación, del norte; algún maíz no tan tradiciona­l; alguna carne regional o nativa. Y a la gente le gusta saber dónde se consiguen, cómo se consumen, en qué platos se utilizan, qué cultura originaria los usaba. Entonces creemos que siempre es una oportunida­d para comunicar y para compartir”.

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Diego spivacow/afv Sabores de la Patria comenzó ayer y se extiende hasta hoy en el Paseo de la Costa, en Vicente López

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