“No pienso que haya que calificar la tarea de la Iglesia; hace mucho que brega por cuidar a los sectores vulnerables. En eso coincidimos”
El Gobierno temía más críticas de la Iglesia y menciones directas a la crisis económica; hubo contactos previos
Cuando todavía no se apaciguaron los coletazos de la crisis cambiaria y de la decisión de pedir auxilio al Fondo Monetario Internacional (FMI), el gobierno de Mauricio Macri celebró el tono moderado de la homilía del arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli , durante el tedeum por la Revolución de Mayo.
Si bien Poli pidió justicia distributiva, unidad y cuidar a los pobres y a los no nacidos, en un abierto rechazo al aborto, la Casa Rosada temía mayor dureza con críticas más directas a la coyuntura económica y al ajuste fiscal.
En los días previos había habido algunas expresiones de sectores eclesiásticos muy críticos al acuerdo con el FMI y conciliadores con el sindicalismo más combativo que condena el acuerdo con el organismo financiero internacional. Sin embargo, hubo contactos de la Casa Rosada con Poli, por los cuales Macri supo que el cardenal diría algunas cosas, pero que no sería del todo severo.
El primero en celebrar el mensaje del cardenal primado de la Argentina fue el jefe del Gabinete, Marcos Peña . “Son palabras muy sabias que tomamos en cuenta y compartimos, sobre la necesidad de estar unidos, todos los argentinos por una República y una Patria con más igualdad y prosperidad, libertad y paz”, dijo.
Cuando lo consultó sobre el reclamo de Poli de garantizar la justicia distributiva y de defender “las dos vidas”, en rechazo al proyecto de despenalización del aborto, el jefe del Gabinete subrayó que “el eje central de todo el Gobierno tiene que ver con reducir la pobreza, la desigualdad, que compartimos y coincidimos con la Iglesia”.
Sobre el aborto, el funcionario sostuvo: “Es un debate donde hay mucho en juego en términos de sensibilidad, de perspectivas, pero lo más importante es que hoy se está dando en un marco de respeto”.
Sin embargo, Peña también recomendó “buscar los puntos en común que más allá de aquellos donde hay diferencias; hay puntos en común que se pueden trabajar para que sea un paso adelante sea cual sea la conclusión”.
La vicepresidenta Gabriela Michetti añadió: “En este 25 de Mayo estamos una vez más, como autoridades legítimamente elegidas por el pueblo, pidiendo la luz y la sabiduría que Dios nos ha dado siempre que con humildad hemos acudido a él”.
Cuando terminó el tedeum, el secretario de Culto, Santiago De Estrada, saludó y felicitó a Poli por el tono de su mensaje. Consultado por la nacion, el funcionario señaló: “Muy buena la homilía de Poli, con mucha altura”.
Otra fuente del Gobierno confió que algunas referencias a los problemas sociales eran esperables: “Dijo lo que no podía dejar de decir sobre la pobreza, el desempleo, la justicia y el aborto, temas en los que el Gobierno coincide y tenía que decir sí o sí y no iba a dejar de hacerlo”.
Hubo alivio de que el alto prelado no se metiera de lleno y en forma directa en la coyuntura de la pelea política del ajuste fiscal y el acuerdo con el FMI, una bandera de la oposición y de la izquierda. Y menos en momentos en que el Gobierno busca un acuerdo nacional para reducir el gasto del presupuesto 2019 para bajar el déficit, una de las exigencias del organismo internacional.
Sobre la postura de la Iglesia frente al Gobierno, Peña señaló: “No pienso que haya que calificar la tarea de la Iglesia, hace mucho tiempo que viene bregando por repartir y promover la palabra de Dios y cuidar a los sectores más vulnerables y en eso coincidimos plenamente, independientemente de que no hay que confundirse y ubicarla en un lugar político”.
En las horas previas, en el Gobierno habían caído mal algunas expresiones eclesiásticas. El titular de la Comisión de Pastoral Social, monseñor Jorge Lugones, había criticado la negociación con el FMI. “Cuando se apuesta al protagonismo financiero no hay salida”, fueron sus palabras.
En tanto, el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea, arzobispo de San Isidro, había recibido a los sindicalistas Pablo Moyano, Hugo Yasky y Pablo Micheli, y al dirigente social Gustavo Vera, que condenaron la suba de tarifas y el diálogo con el FMI, y quienes fueron los impulsores de la protesta de ayer en el Obelisco en rechazo al acuerdo con el ente financiero.
Tras el tedeum, Macri agasajó a su equipo con un locro en la quinta de Olivos. Desde allí, instó a los argentinos a “ponerse de acuerdo” y a seguir “construyendo bases sólidas” que permitan al país “crecer 20 años seguidos y derrotar definitivamente a la pobreza”.
“Hoy es un día para que nos reunamos y agradezcamos a Dios la Patria que tenemos”, declaró el Presidente ante sus invitados, su esposa, Juliana Awada, y su hija Antonia .
Participaron del almuerzo el Gabinete, los jefes de las Fuerzas Armadas y de Seguridad de la Nación, cuerpo de bomberos, representantes de centros de jubilados, y un grupo de vecinos.