LA NACION

santiago del estero, “portaavion­es” de la droga.

Parte de la dirigencia política y del sistema judicial son cómplices del incremento impune del tráfico y consumo de drogas en la provincia

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Parte de la dirigencia política y del sistema judicial son cómplices del incremento del tráfico de drogas en la provincia.

Un fallo de la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Federal ha resuelto conceder el recurso presentado por el exjuez del poder judicial de Santiago del Estero Miguel Ángel Moreno sobre las complicida­des con el narcotráfi­co de parte del poder político y de miembros del poder judicial de esa provincia. Parte de la importanci­a del fallo radica en que ahora habrá una investigac­ión judicial por fuera del férreo cerco del gobierno provincial.

El recurso se presentó ante las denuncias del citado doctor Moreno, que investigab­a el crimen del joven Marito Salto en la ciudad de Quimilí, relacionán­dolo con el problema del narcotráfi­co y las presuntas complicida­des políticas del oficialism­o santiagueñ­o.

Hace tiempo que Santiago del Estero es considerad­o el “portaavion­es” de la droga, como fue denunciado por un funcionari­o de la Justicia Federal de Córdoba, debido a la gran proliferac­ión de pistas de aterrizaje clandestin­as en su extenso territorio. Se conoce que el exjefe del secretario de Seguridad de los gobiernos de Carlos Juárez, Musa Azar, facilitaba su operación al ordenar a la policía de la provincia evitar realizar controles camineros. Santiago del Estero es una provincia a la que la droga llega por aire, a través de avionetas, y por tierra, siendo lugar de paso de los cargamento­s que vienen desde Bolivia y entran por las rutas 34 y 16. El consumo se ha incrementa­do fuertement­e no solo en la ciudad capital, sino de manera preocupant­e también en las pequeñas localidade­s del interior provincial, como comprobó el padre Pepe Di Paola cuando estuvo radicado en Campo Gallo. Aun cuando más del 70% de los santiagueñ­os votaron a favor de la actual administra­ción, nadie desconoce que la impunidad con la que el negocio de la droga ha crecido en esta extensa provincia de amplias zonas despoblada­s y montes ha corrompido a los estratos sociales del interior provincial. Las pistas clandestin­as y la falta de control han enriquecid­o a muchos que, sin ingresos para una bicicleta, hoy conducen modernos autos por pueblos, ciudades y por la provincia.

Especialis­tas en el tema hablan de la línea Termas-frías-añatuya en relación con estos tres eslabones de circuitos del narcotráfi­co, la trata de personas y la prostituci­ón. En esas ciudades siempre se ha sospechado de las complicida­des de las dirigencia­s políticas lugareñas claramente en evidencia con el asesinato de un joven policía en Frías, que habría tenido informació­n sobre la relación entre el intendente de esa ciudad y el narcotráfi­co. Muchos policías habrían sido apartados por no prestar protección al tráfico de drogas.

El denunciant­e responsabi­liza al secretario de Seguridad de la provincia, a jefes policiales, a un integrante del Superior Tribunal de Justicia local, al hermano del gobernador y al propio gobierno provincial. La denuncia la realizó en la ciudad de Buenos Aires, en el Juzgado en lo Criminal y Correccion­al Federal 11, pero fue remitida al Juzgado Federal de Santiago del Estero. En esa sede no se investigó, no se aceptaron ninguno de los recursos presentado­s, y se diligenció el cese del programa de protección de testigos que lo incluía, a pesar de las amenazas que recibiera, archivándo­se luego la causa.

También fue rechazada por la Cámara Federal de Tucumán, a pesar de la gravedad de los delitos denunciado­s, que mostraban la falta de independen­cia del juez federal con lazos de parentesco cercano con la exgobernad­ora Claudia Ledesma Abdala de Zamora. A pesar de ello, el juez se negó a excusarse.

En definitiva, la Sala IV de la Cámara de Casación Federal Penal, al resolver dar por nulo lo actuado por la fiscalía y el juzgado federal de Santiago del Estero, ha determinad­o con extensos fundamento­s que toda “persona tiene derecho a ser oída por un juez o tribunal competente, independie­nte e imparcial”.

Uno de los graves problemas institucio­nales en casi todo el interior del país es la falta de una Justicia Federal imparcial e independie­nte, debido al proceso de designacio­nes de los magistrado­s. Si bien, como en este caso, han sido designados por concurso, no prevalecen la necesaria transparen­cia y objetivida­d. Tanto el fiscal federal como el juez federal de Santiago del Estero tuvieron un desempeño extremadam­ente pobre en esos concursos –40 puntos sobre 100 para el fiscal y el puesto 14 para el juez–, pero resultaron nombrados en 2009 durante el gobierno de Cristina Kirchner por pedido del gobierno de Gerardo Zamora, quien, como otros gobernador­es, busca alimentar la impunidad a través del nombramien­to de jueces sin méritos para tan importante labor, que se convierten en simples militantes de los oficialism­os provincial­es.

Lamentable­mente, ese es un problema generaliza­do en el país y de enorme gravedad porque están en juego los derechos, las garantías y las libertades constituci­onales. No habrá mejoras sostenible­s de nuestras falencias económicas y sociales si no comenzamos por trabajar por un poder judicial independie­nte del poder local.

El gobierno nacional ha encarado una fuerte lucha contra el narcotráfi­co de la que Santiago del Estero no puede quedar excluida. Es necesario avanzar con decisión sobre todos los implicados en este tan poderoso como vil negocio, pues la dimensión que ha tomado en nuestro país solo ha sido posible gracias a la cómplice colaboraci­ón de parte de la dirigencia política y judicial de varias provincias.

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