Jubilados “comunes”
Que el período político K se haya desentendido de los más necesitados no debió implicar que se dijera que el blanqueo de capitales de la nueva etapa política iba a mejorar la situación de los jubilados “comunes”. El pomposo nombre de reparación histórica debió ser precedido de un estudio previo de contenido fuertemente humanitario, porque el derecho a la verdad es más importante para los débiles que para los fuertes. Y cuando ya era cierto que la ley por dictarse el año pasado implicaba un retroceso para esos jubilados frente a la norma anterior, no debió tampoco incurrirse en una apuesta a la inminencia de un futuro “que se estaba logrando” para calmar las angustias de los que no pueden hacer huelga. El resurgir económico borraría cualquier padecimiento circunstancial, se dijo. La barbarie de los episodios en los alrededores y dependencias del Congreso bajo la bandera de la defensa de los jubilados pobres –en la que no participaron los reales perjudicados– no permitió advertir, otra vez, lo que se venía. De cara a lo que se vino, nunca leí que se subrayara que para los menesterosos el gradualismo era un real ajuste. Las angustias del tramo final de la vida de los que trabajaron esperando un descanso con ingreso parecido a lo ganado en actividad merecen evitar disensos circunstanciales o el vedettismo de ocasión. Mientras los responsables se abocan a esta gravedad escondida entre pliegues para resolverla, habrá que rogar que el FMI no imponga para los débiles otro mayor retroceso.
Ricardo Monner Sans estudio@monnersans.com