Advierten que la incertidumbre política de Brasil afectará al país
En un seminario, ejecutivos de Brasil y la Argentina previeron el freno de la industria local, perjudicada por la devaluación del peso y el proceso electoral brasileño
Esta vez no habrá segundo semestre de reactivación, más bien, todo lo opuesto. La duda para los empresarios es cuánto se va a desacelerar la economía en la segunda mitad del año, que dependerá principalmente del impacto que tenga el traspaso del tipo de cambio a los precios y del resultado de la elección presidencial de Brasil, en octubre.
Ayer, en el segundo Seminario Internacional de Líderes, un evento de negocios que reúne a ejecutivos de la Argentina y Brasil, las proyecciones de los empresarios eran de un crecimiento de aproximadamente entre 2% y 2,5% para Brasil y de 1% para la Argentina para este año.
“Los tres motores que impulsan la economía son el agro, la infraestructura y la energía. Tuvimos mala suerte. Primero, con la peor sequía que tuvo el país en los últimos 44 años, que costó un punto del producto, y después, con la suba de la tasa de interés internacional, y la consecuente ralentización de la obra pública”, indicó Martín Berardi, presidente de Ternium, empresa del grupo Techint que el año pasado tuvo ventas netas locales por US$2300 millones.
“Este 2018 estamos cerca del 1% de crecimiento y lejos del 3% que habíamos proyectado a comienzos de año. Para 2019 somos más optimistas: el agro no puede tener tanta mala suerte de sufrir dos sequías seguidas; la infraestructura se va a reactivar con los esquemas de participación público-privada (PPP); la energía va a seguir creciendo con el desarrollo de Vaca Muerta y, al ser un año electoral, el gasto público va a aumentar. El próximo año puede ser un buen año”, agregó Berardi, presidente también de la Cámara del Acero.
El ejecutivo compartió panel con Carlos Zarlenga, presidente de General Motors Mercosur; con Pablo Di Si, presidente y CEO de Volkswagen para América Latina, y con José Ricardo Roriz Coelho, vicepresidente de la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (Fiesp).
“El escenario de crecimiento fuerte en Brasil continúa. La industria automotriz va a estar por encima del 20%, creo que va a llegar a los 2,7 millones de unidades vendidas. En la Argentina, el sector arrancó muy fuerte, con lo cual va a haber un crecimiento interanual. Probablemente la segunda mitad del año se desacelere un poco, a medida que el impacto del tipo de cambio se traslade a precios y afecte la demanda. Por ahora resistió bien, ya que mayo fue un buen mes, pero todavía hay que ver”, dijo Zarlenga, luego, al finalizar la disertación.
La automotriz estadounidense había anunciado en octubre pasado una inversión de US$500 millones para producir un nuevo modelo de Chevrolet en el país. “Para 2019 veo un panorama más optimista. Este año está el tema también de que no hay mucha claridad sobre la situación política de Brasil. El candidato que más mide tiene un 17% de intención de voto y después hay un grupo de cinco o seis que tienen propuestas muy diferentes de gobierno. Todavía es poco claro cómo va a evolucionar. Esa incertidumbre va a prevalecer hasta octubre”, explicó.
El clima tenso que vive Brasil tuvo un nuevo capítulo ayer con la renuncia del presidente de Petrobras, Pedro Parente, luego de que el país se viera afectado por una huelga de camioneros de nueve días, que paralizó la economía y provocó desabastecimiento de combustible, alimentos e insumos.
“Brasil va a tener un crecimiento mucho menor de lo que nos imaginábamos, que principalmente fue agravado por el problema de la paralización del país. Por otro lado, el aumento del desempleo, que se aproxima a 14 millones de personas, hace bajar la confianza del consumidor. Dependiendo del proceso electoral, el consumidor puede volver a recuperar esa confianza, al igual que los inversores, que volverían a apostar por el país”, dijo Roriz Coelho, que pasará a ser presidente de la entidad que agrupa a 130.000 industrias brasileñas.
Del seminario también participó Octavio de Lazari Junior, presidente de Bradesco para América Latina. “Los dos países estaban en un proceso de recuperación, pero tuvimos el problema de apreciación del dólar, que acabó afectando a las economías. Vamos a tener que trabajar más fuerte ahora. Es un desafío grande, principalmente para la Argentina por la deuda fiscal que tiene que afrontar”, dijo.