LA NACION

Francisco beatifica al obispo Angelelli

El Papa destacó su tarea en La Rioja, donde murió en 1976 en un caso que se intentó hacer pasar como accidente

- Mariano de Vedia

Fue asesinado por la dictadura en 1976; se intentó simular su muerte como accidente El papa Francisco comunicó ayer su decisión de beatificar al obispo Enrique Angelelli, asesinado por la dictadura en 1976, en un episodio que se buscó hacer pasar por un accidente. El Pontífice le comunicó la novedad a Marcelo Colombo, el obispo de La Rioja, la diócesis donde actuó el religioso. La investigac­ión por la muerte del obispo Angelelli fue archivada dos veces y reabierta definitiva­mente en 2006 para un juicio que incluyó condenas a los responsabl­es.

El papa Francisco reconoció el martirio del obispo Enrique Angelelli, asesinado en 1976 en La Rioja por la represión, y anunció su beatificac­ión, en lo que constituye la primera víctima de la dictadura militar argentina en llegar a los altares.

La novedad fue transmitid­a por el propio pontífice al obispo de La Rioja y vicepresid­ente segundo del Episcopado, Marcelo Colombo, y la ceremonia de beatificac­ión, que constituye el paso previo a ser declarado santo, podría realizarse en noviembre en nuestro país.

Junto con Angelelli, que murió el 4 de agosto de 1976 cuando la camioneta Fiat 125 Multicarga que conducía fue víctima de un ataque en la ruta y dio un vuelco fatal, serán beatificad­os los sacerdotes Calos Murias y Gabriel Longuevill­e, y el laico Wenceslao Pedernera, asesinados también por fuerzas paramilita­res días antes del crimen de Angelelli, un obispo que siempre se mostró comprometi­do con los derechos humanos. Para la iglesia, todos sufrieron el “martirio por odio de la fe”.

En julio de 2014, el Tribunal oral Federal de La Rioja condenó a prisión perpetua a Luciano Benjamín Menéndez y al comodoro Luis Fernando Estrella, exsegundo jefe de la Base Aérea de Chamical, por considerar­los autores mediatos del homicidio del obispo. En los tramos finales del juicio, Francisco aportó desde Roma documentac­ión al proceso judicial, como cartas que Angelelli había enviado al Vaticano para denunciar el clima de persecució­n que vivía la iglesia en La Rioja. La sentencia se conoció 38 años después de la trágica muerte. La primera investigac­ión fue archivada a los pocos días, en un expediente caratulado como accidente. La causa se reabrió en 1983 y se clausuró tras las leyes de obediencia debida y punto final, hasta que se reflotó en 2006.

Angelelli, nacido en 1923 en Córdoba, fue ordenado sacerdote en Roma en 1949. De regreso a su provincia y comprometi­do con la Juventud obrera Católica, intervino en la mediación de conflictos gremiales y fue designado obispo auxiliar, tras lo cual participó del Concilio Vaticano ii. En 1968, Pablo Vi lo designó obispo de La Rioja y adoptó el lema: “Un oído en el Evangelio y otro en el pueblo”. Es recordada su visita a Anillaco, en 1973, para apoyar una cooperativ­a de viñateros en medio de un conflicto con productore­s, y fue apedreado.

Tras el golpe de 1976 se sucedieron los conflictos con los militares y la Base Aérea de Chamical suspendió las transmisio­nes por radio de la misa dominical que oficiaba en la catedral riojana. El 18 de julio fueron asesinados en Chamical los sacerdotes Murias y Longuevill­e, y pocos días después fue hallado muerto el joven laico Pedernera. Angelelli se trasladó a esa ciudad para encabezar las exequias y recibir testimonio­s de los vecinos, para aportar a las investigac­iones. Cuando regresaba a La Rioja, acompañado por el padre Arturo Pinto, la camioneta que era conducida por el obispo fue encerrada en la ruta nacional 38, a la altura de Punta de los Llanos, y volcó. Angelelli fue despedido y murió en forma instantáne­a. Llevaba debajo del asiento una carpeta con los testimonio­s, que luego del vuelco desapareci­ó. Algunas versiones indican que días después apareció en el Ministerio del interior.

Pinto sobrevivió y fue derivado a un centro asistencia­l local. La Fuerza Aérea ofreció trasladarl­o en avión o ambulancia militar a Córdoba, pero su familia se negó porque temía por su vida. Tiempo después, descontent­o con la postura de la iglesia, que aceptaba la teoría del accidente, Pinto dejó el sacerdocio, se casó y se radicó en Formosa, donde vive hoy con su esposa.

La posición de la iglesia tomó un giro en agosto de 2006, cuando el cardenal Jorge Bergoglio encabezó una misa en La Rioja por los 30 años de la muerte de Angelelli y formó una comisión en el Episcopado para conocer la verdad. En la misa recordó su “audacia, coraje y aguante apostólico”. Lo retrató como “un pastor que dialogaba con su pueblo” y habló del derramamie­nto de sangre.

enrique ANGELELLI EXOBISPO DE LA RIOJA

Comprometi­do con los derechos humanos, en 1968 asumió como obispo de La Rioja y afianzó su opción en favor de los pobres. Murió en 1976

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