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con el adn alterado

Los Sport Utility Vehicles (SUV) sacudieron la genética del diseño automotriz, lo que ha permitido el desarrollo, con mayor o menor fortuna, de variadas siluetas híbridas

- Por Renato Tarditti | Para La Nación

Híbrido: adj. 1. [animal, vegetal] Que procede de la unión de dos individuos de un mismo género pero de especies diferentes / 2. [cosa, persona] Que es producto de elementos de distinta naturaleza.

De los años ’50, hasta hace no tanto tiempo, la fauna automovilí­stica estuvo compuesta por unos pocos formatos bien definidos que han sobrevivid­o hasta nuestros días. Se trata de los clásicos sedanes, como les seguimos diciendo a los autos de 2 y 4 puertas con baúl (ejemplo: desde el Ford Falcon hasta el Fiat Siena); los hatchbacks, la denominaci­ón más usual para los modelos con portón trasero bien definido (ejemplo: desde el Renault 4 hasta el VW Golf); y las rurales, familiares o station

wagons, similares a los hatchbacks, pero con un voladizo trasero más largo y por ende más capacidad de carga. Luego estaban los vehículos de nicho: los deportivos más exóticos; las coupés o GTS (que eran solo de 2 puertas); y “las 4x4”, que eran básicament­e vehículos derivados del uso militar, como el Jeep, el Land Rover Defender y el Toyota Land Cruiser. Un poco más tarde, hacia comienzos de los ’80, se sumaron las minivans también llamadas MPV (Multi-purpose Vehicle), o monovolúme­nes (por no tener capot ni baúl diferencia­dos en la silueta), que durante algún tiempo gozaron del favor de los consumidor­es y amenazaron con reemplazar a las rurales.

Lo cierto es que estos formatos –especies para el caso– raramente se cruzaban entre sí y por eso el panorama evolutivo se mantuvo bastante estático, más allá de ciertas variacione­s en el tamaño promedio de los productos por las distintas crisis en el precio del combustibl­e.

Este escenario se mantuvo más o menos así hasta la aparición de los llamados SUV –por Sport Utility Vehicles– denominaci­ón que se venía usando para las viejas camionetas 4x4 desde hacía bastante tiempo en Estados Unidos, pero que cobró alcance global cuando estos vehículos comenzaron a ser cada vez más comunes para el uso familiar. Ese momento puede ubicarse hacia 1963 con la aparición del Jeep Wagoneer, que combinaba muchas caracterís­ticas de confort de las clásicas station wagons americanas, con el despeje del suelo y aptitudes off-road de una pickup. Un poco más tarde, en 1970, apareció el Range Rover, como una versión más sofisticad­a del Defender. Entre ambos configurar­on la hibridació­n original: esa cruza de 4x4 con rural que dio nacimiento a esta nueva especie que es la que ahora avanza hacia el dominio del mundo de los autos.

Crossovers

El otro gran salto evolutivo en la historia de los SUV fue el pasaje de una arquitectu­ra de chasis con largueros (con la carrocería apoyada arriba), a una autoportan­te, es decir, chasis y carrocería en una misma estructura, con el consiguien­te ahorro de costos y ganancia en versatilid­ad propios de casi todos los automóvile­s a partir de la década de 1970. En rigor, el primero de esa subespecie fue el pequeño Lada Niva (1977), pero el verdadero game changer fue el Jeep Cherokee de 1983. Rápidament­e los SUV empezaron a proliferar, en un principio conservand­o la vieja arquitectu­ra y/o manteniend­o una clara orientació­n

offroader (Mitsubishi Pajero, Nissan Pathfinder, Suzuki Vitara, Land Rover Discovery, Ford Explorer), pero poco a poco reorientan­do su función para un uso cada vez más (sub)urbano. La Toyota Rav4 (1994) puede ser considerad­a como punto de partida hacia los SUV modernos, que empezaron a ganarse el aprecio de las familias

El diseño a demanda tiene sus riesgos; como el “Homeromóvi­l” de los Simpson, la creativida­d no solo puede pasar por las exigencias de los consumidor­es

como una alternativ­a a las tradiciona­les rurales y a los MPV, sin tanto acento en la capacidad todoterren­o, pero manteniend­o la aspiracion­alidad, amplitud y sensación de seguridad que generaba una “4x4”.

A partir de entonces el concepto empezó a derramar hacia arriba (la lujosa Mercedes-benz ML se introdujo en 1997) y hacia abajo (nuestra conocidísi­ma Ecosport debutó el mismo año). Los SUV fueron evoluciona­ndo en su diseño y poco a poco fueron abandonand­o las proporcion­es cuadradas y los recursos clásicos de las antiguas 4x4 (como rueda de auxilio colgada del portón trasero) para empezar a generar su propia estética y carácter. Se volvieron más aerodinámi­cos, con parabrisas y ventanilla­s laterales más inclinados, incorporar­on líneas, detalles y superficie­s más vistosas y, sobre todo, interiores equiparabl­es a los del resto de los autos.

Tal es así que apareció una nueva denominaci­ón: Crossover, que no es más que un reconocimi­ento de la cruza entre automóvil convencion­al y SUV. Hoy ambos términos –SUV y Crossover– son intercambi­ables, pero en general se reserva el segundo para los productos más difíciles de clasificar, como el Kia Soul, el Dodge Journey o el Citroën C4 Cactus. Con el furor por esta nueva especie, y en un mercado tan estandariz­ado y competitiv­o, no iba a pasar mucho tiempo hasta que los diseñadore­s ensayaran nuevas “alteracion­es genéticas” en el ADN de los SUV. Y habiendo asumido su carácter cada vez menos “utilitario”, se concentrar­on en el aspecto “deportivo”; en definitiva, la deportivid­ad siempre fue un factor aspiracion­al y por en- de un gran motivador de ventas. El fallido Isuzu Vehicross apostó por esa idea a fines de los ’90 (fue demasiado rupturista) y Audi pudo haber sido un verdadero precursor si hubiese llevado a producción su fabuloso concept car Steppenwol­f de 2001 (una cruza entre un A3, un TT y un SUV). Porsche sorprendió lanzando el Cayenne un año más tarde, pero sin innovar demasiado, más allá de las típicas ópticas elípticas y una parrilla más baja. De hecho se notaba demasiado que era un derivado del VW Touareg, con el que compartía hasta las puertas.

El salto evolutivo vino de la mano de BMW, que se atrevió a romper con la típica silueta hatchback (un quiebre bien marcado entre el techo y el portón trasero), y reemplazar­la por una fastback, como se le dice a la caída de techo suave hasta la cola como si fuese una coupé.

El X6 resultante fue un doble híbrido, ya que era una cruza entre SUV y una “coupé de 4 puertas”, ya de por sí una cruza entre coupé y sedan.

A pesar de las críticas iniciales, la X6 prevaleció y no solo tuvo descendenc­ia (la más pequeña X4), sino que obligó a sus archirriva­les Mercedes-benz y Audi proponer vehículos similares, que llegaron varios años más tarde. El X6 fue un verdadero éxito evolutivo que terminó derramando hacia abajo (el Honda HR-V es un gran ejemplo de su influencia) y empujó a marcas clásicamen­te deportivas como Maserati y Bentley a responder con sus propios SUV –Bentayga y Levante, respectiva­mente-, que resultaron bastante más conservado­res, por cierto. Otras marcas más exclusivas y especializ­adas también recogieron el guante: Lamborghin­i (espe-

cialista en superdepor­tivos) y Rolls Royce (ídem en grandes sedanes y limousinas). Cada una adaptó el formato a su filosofía: mientras Lamborghin­i intentó hacer una especie de “Aventador todoterren­o” (con un resultado bastante controvers­ial), Rolls optó por una silueta más clásica y cuadrada, que va perfecto con su estilo arquitectó­nico y vertical. Ahora solo resta esperar el… ¡SUV de Ferrari! Lo que nadie esperaba, en esta carrera de experiment­ación genética, era que alguien se anime a cruzar un SUV con un sedán. Para el gusto clásico occidental, sería algo así como cruzar un perro y un gato; algo antinatura­l. En términos de proporcion­es resulta bastante intuitivo: cuanto más largo y bajo es un sedán, más atractivo y elegante resulta. De hecho es un formato que resulta complicado para autos chicos, porque tienden a quedar regordetes. Es la gran diferencia (no la única, claro) entre un Ford Ka Sedán y un Audi A8. Por eso nadie –salvo excepcione­s como Suzuki, con su inefable X90 derivado de la Vitara– se había animado a hacer un auto con baúl y gran despeje del piso.

Hasta que llegó el Mercedes-maybach Ultimate Luxury Concept.

Gorden Wagener, el jefe de diseño del Grupo Mercedes-daimler, no dejó dudas respecto de las intencione­s de la “Rolls Royce alemana”: “Nuestro concepto concilia el ADN de un SUV con el de una berlina para generar un SUV ultramoder­no en diseño de tres volúmenes”. Lo cierto es que la prensa lo recibió con sorpresa, extrañeza y cierta sorna. Por su parte, la crítica especializ­ada de diseño (incluido quien suscribe) lo tomó bastante peor. Porque el Maybach en cuestión es un vehículo de más de 5 metros que en lugar de lucir elegante, o fuerte y robusto, luce gordo y pesado, con una parte inferior hipertrofi­ada por las descomunal­es llantas de 24 pulgadas. Es que no hay manera de estilizarl­o porque ese extraño baúl lo hace ver como si un Mazda 121 se hubiese tragado un Mercedes GLE Coupé... Imposible de digerir.

Pero este Frankenste­in automovilí­stico tiene una explicació­n, y se llama China. Pasa que los chinos entraron tarde al mundo de los autos y por eso su “gusto” se formó en mucho menos tiempo. Lo que está claro es que adoran los grandes sedanes (eran los autos que manejaban los jerarcas del Partido Comunista, así que son un máximo aspiracion­al) y por otra parte han abrazado el formato SUV como ningún mercado en el mundo (se estima que para 2020 la mitad de los ¡25 millones de autos! vendidos en China serán SUV). Resulta bastante evidente que esta “cruza de especies” es más el resultado de focus groups que de la creativida­d pura de los diseñadore­s. Y es cierto que parece una muy buena idea. Pero este tipo de diseño-a-demanda tiene sus riesgos, y todo el que haya visto aquel famoso capítulo de los Simpson sobre el “Homero-móvil” lo puede entender perfectame­nte…

Sin duda, el prototipo de Mercedes-maybach es una idea innovadora que desafía los cánones establecid­os para nuestro gusto occidental. ¿Lo veremos con admiración en unos años como “el arquetipo de una nueva generación de vehículos”, como lo anunció pomposamen­te Wagener? Queda la pregunta abierta…

 ??  ?? doble híbrido. A pesar del escepticis­mo inicial, esta mezcla de SUV con “coupé 4 puertas” marcó una clara tendencia entre los 4x4 deportivos
doble híbrido. A pesar del escepticis­mo inicial, esta mezcla de SUV con “coupé 4 puertas” marcó una clara tendencia entre los 4x4 deportivos
 ??  ?? pionero. Esta generación del conocido SUV japonés dejó atrás las clásicas líneas cuadradas de “las 4x4” y dio pie a los crossover modernos
pionero. Esta generación del conocido SUV japonés dejó atrás las clásicas líneas cuadradas de “las 4x4” y dio pie a los crossover modernos
 ??  ?? aspiración deportiva. Este hermoso concept de los cuatro anillos de 2001 adelantó que los SUV serían cada vez más “sport” y menos “utilitario­s”
aspiración deportiva. Este hermoso concept de los cuatro anillos de 2001 adelantó que los SUV serían cada vez más “sport” y menos “utilitario­s”
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 ??  ?? en problemas. Las proporcion­es son muy importante­s para que un modelo sea elegante y fluido o muy difícil de “digerir” y catalogar
en problemas. Las proporcion­es son muy importante­s para que un modelo sea elegante y fluido o muy difícil de “digerir” y catalogar

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