Horacio cabak “alguna vez me gustaría manejar un superdeportivo”
El exmodelo y actual conductor televisivo está vinculado a la industria automotriz desde chico y reconoce que maneja muchas horas por día
Calidez y simpatía son las cartas de presentación de Horacio Cabak, conductor del ciclo televisivo La
jaula de la moda y referente en tendencias, quien ha hecho de la estética, el glamour y la sofisticación temas a tratar con naturalidad. Con esa actitud, Horacio cuenta cómo fueron sus inicios en la conducción: “Me enseño mi papá en un Volkswagen 1500 con caja manual (obviamente, la mayor dificultad era salir en primera
administrando el embrague) y también colaboró mi abuelo materno, quien siempre me repetía la frase ‘andá despacio, que rápido es fácil’. Mi pista de pruebas fue una quinta familiar que tenemos en Cardales y que hoy es la que uso con mi hijo; por fortuna para él, la caja automática lo hizo salir manejando al primer intento”.
Su primer auto propio fue un Renault 19 celeste metalizado que no tenía intenciones de adquirir porque su objetivo era comprar un departamento. Pero como un amigo suyo acababa de cambiar a un 0km se lo ofreció a un muy buen precio y aprovechó la oportunidad.
Cabak dice que no le gusta viajar como pasajero especialmente en distancias largas: “Disfruto mucho de manejar en soledad, dispongo mis tiempos y climas en el vehículo. A nivel familiar, yo manejo mi auto y mi mujer su camioneta cuando viajamos juntos, salvo en distancias largas donde compartimos el volante. Ella es muy cuidadosa de su coche. Esa decisión fue unilateral de mi parte y no pensé que iba a tener resultados tan positivos”.
Sobre su acercamiento a la industria automotriz explica: “Estoy vinculado desde chico porque mi papá trabajó muchos años en ella. Me gusta mucho manejar y me apasionan los autos. Me encanta probarlos, tanto un auto pequeño hasta una potente camioneta V6. Como también hago presentaciones de vehículos, me gusta manejarlos antes de mostrarlos al público para conocer la experiencia del usuario y, a partir de ahí, destacar los detalles, las innovaciones, aquello que lo hace único o distinto, encontrar el valor diferencial; me gusta reflejar aquello que disfruté a la hora de salir a una calle, ruta o autopista. No presento productos y menos automóviles que yo no compré o compraría. Y siempre valorizo la compañía que está detrás del producto por trayectoria, innovación y respaldo”.
Señala que hace años maneja vehículos con transmisión automática y que esa “es una de las mejores decisiones que pude haber tomado. La experiencia de manejo es mucho más relajada”. Agrega que “al elegir un auto me importa el diseño, el consumo, cuestiones vinculadas a la seguridad y, muy especialmente, la innovación tecnológica, conectividad y entretenimiento”.
En la actualidad, maneja un Volkswagen Virtus y “diariamente hago unos cien kilómetros de autopista por lo que disfruto de la conectividad y del entretenimiento a bordo. Según el horario, escucho radio para informarme o música para escaparme. Cargo mi propia música con una tarjeta de memoria o mediante Android Auto desde mi celular y no uso servicios de streaming. En el auto no trabajo, salvo algunos mensajes de Whatsapp que puedo escuchar y responder sin levantar las manos del volante. Estoy pendiente de ver la carga y cambio de batería, el estado de los neumáticos, los fluidos y demás, y si pasa cualquier otra cosa llamo automáticamente a la grúa de mi compañía de seguros”.
En 2017 hizo su primer gran viaje familiar en invierno y por ruta a Villa La Angostura: “Hacía años que teníamos ganas de pasar unos días de nieve junto con mi hermano y sus hijas que viven ahí y nunca lográbamos coordinarlo, especialmente por mi trabajo. Pero lo hicimos y fue muy placentero. La ruta estaba en óptimas condiciones y el paisaje a lo largo del viaje y sobre todo los últimos 200 kilómetros fue increíble”.
Recuerda que cuando era chico no era obligatorio el uso del cinturón de seguridad y que se no se hablaba del tema, pero que a partir de sus viajes tomó conciencia y que “con mis hijos y sus amigos somos sumamente estrictos respecto del uso del cinturón (en su momento con las sillitas y posteriormente con los booster)”.
Afirma que el tránsito es caótico porque “los argentinos somos caóticos, desordenados. No hay respeto por las mínimas costumbres ni reglas. La falta de uso del guiño anticipando maniobras, el constante y desordenado cambio de carril, la falta de respeto por la prioridad al peatón ni la distancia entre vehículos, el trabar bocacalles o rotondas en congestiones de tránsito... Pienso que hay que hacer hincapié en una estricta educación vial y el respeto para cada uno de los ítems. Acá, pareciera que lo único importante es respetar las velocidades máximas y semáforos en rojo y que el resto de las reglas no sería tan importante respetarlas. Me parece mucho más peligroso alguien que va zigzagueando en una autopista a 100 km/h que alguien que va en línea recta, respetando su carril a 134 km/h en una zona de máxima de 130. Pero no conozco a nadie que le haya llegado una multa o que lo hayan detenido por zigzaguear”.
Y concluye: “Mi vínculo con el auto fue variando en el tiempo. En la actualidad, es casi un compañero que me acompaña muchas horas en mi día. Me gusta disfrutarlo al ciento por ciento y me encargo de que esté en óptimas condiciones. Pero, sin ser un obsesivo. No sé si quisiera tener uno, pero alguna vez me gustaría manejar algún súper deportivo alemán o italiano en un autódromo para vivir esa experiencia que creo seguramente es incomparable”.