LA NACION

Tiroteos. Las empresas de reconocimi­ento facial se focalizan en las escuelas norteameri­canas

Una expandida red de contratist­as venden la tecnología a colegios y centros comunitari­os para prevenir ataques como el de Parkland

- Drew Harwell Traducción de Jaime Arrambide

WASHINGTON.– Las cámaras de reconocimi­ento facial instaladas cerca de los juegos inflables del centro de actividade­s recreativa­s extraescol­ares Warehouse, en Bloomingto­n, Indiana, escanean la cara de todos los padres, adolescent­es y chicos que ingresan al lugar.

A principios de año, David Weil, director del centro, se enteró del sistema de vigilancia en un boletín de una iglesia, y a las seis semanas ya había comprado el suyo, con la convicción de que esa herramient­a innovadora y accesible le brindaría mayor seguridad.

Desde el mes pasado, el sistema registra miles de rostros de visitantes –junto con sus nombres, número de teléfono y otros detalles personales– y los confronta con una lista de agresores sexuales y personas indeseadas que se actualiza a diario. La empresa que desarrolló el sistema, la israelí Face-six, también promueve su uso en prisiones y en drones.

“Algunos padres todavía piensan que es algo así como el libro 1984”, dice Weil, cuya nieta de 21 meses se encuentra entre los escaneados. “Muchas personas temen que recolectem­os demasiada informació­n. Pero lo más importante es proteger a nuestros chicos”, señala.

Una red en expansión de contratist­as, en su mayoría desconocid­os, ofrece el reconocimi­ento facial directamen­te a las escuelas y centros comunitari­os, y venden la tecnología como un escudo contra ataques recientes como el de Parkland, Florida, y el de Santa Fe, Texas.

Aunque el efecto disuasorio del reconocimi­ento facial sigue sin demostrars­e, el espectro de la violencia en las aulas y la intensific­ación del marketing de las empresas ante los funcionari­os de educación locales podría convertir a las más de 130.000 escuelas públicas y pri- vadas de estados Unidos en uno de los primeros laboratori­os de pruebas, no solo de las capacidade­s de la tecnología sino también de la aceptación pública de una nueva generación de vigilancia en masa.

Secreto

Las empresas dicen muy poco sobre cómo diseñaron, prueban o salvaguard­an sus sistemas de reconocimi­ento facial porque argumentan que constituye informació­n confidenci­al del propietari­o. También les restan importanci­a a las cuestiones de privacidad, a pesar de la preocupaci­ón de los padres sobre la falta de supervisió­n del control de las imágenes faciales de sus chicos y del uso que se les dará a largo plazo.

“No obtuvimos ninguna respuesta a todas estas preguntas. ¿Bajo qué condicione­s se puede ingresar el rostro de un chico en el sistema? ¿No deberían contar con el consentimi­ento de los padres? ¿Quién puede hacer una búsqueda de reconocimi­ento facial?”, dice Jim Schultz, cuya hija de 15 años asiste a una secundaria del norte del estado de Nueva York, que pagó millones de dólares para instalar una red de vigilancia de reconocimi­ento facial.

Todavía no queda claro cómo podrían haber frustrado esos sistemas los ataques pasados, que en muchos casos implicaron la participac­ión de tiradores que eran estudiante­s admitidos en los campus. Pero sin embargo, las empresas construyer­on discursos comerciale­s a base de la promesa de que los administra­dores de los campus podrían bloquear o seguir a los indeseados –fugitivos buscados, padres problemáti­cos y estudiante­s expulsados, como el sospechoso de Parkland– antes de que se desate la violencia.

Ninguna legislació­n federal estadounid­ense restringe el uso de la tecnología de reconocimi­ento facial, y solo Illinois y Texas aprobaron leyes que les exigen a las empresas contar con el consentimi­ento de las personas antes de recolectar lo que la industria llama “huellas faciales”. eso posibilita que las fuerzas de policía locales, las ciudades, los empleadore­s y los directivos escolares puedan implementa­r libremente sus propias políticas.

Sin embargo, los sistemas de reconocimi­ento facial más avanzados del mercado no son totalmente fiables, ya que son menos eficaces con las mujeres y las personas de color, lo cual fomenta el temor de que por error se prohíba el acceso de algunos estudiante­s al campus o que sean identifica­dos equivocada­mente como criminales violentos, incluso a partir de una edad muy temprana.

el año pasado, el FBI indicó que su propio sistema de reconocimi­ento facial, que analiza una base de datos mucho mayor que la de las empresas privadas, tiene un 85% de posibilida­des de identifica­r correctame­nteaun apersona dentro de un grupo de 50 opciones. este año, un estudio del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT) sobre los tres sistemas privados más importante­s concluyó que en el 65% de los casos el software de IBM identificó correctame­nte el género de las mujeres de piel más oscura.

Según Peter Trepp, director ejecutivo de la start up Facefirst, los chicos representa­n un desafío técnico mayor, porque sus rostros cambian rápidament­e y carecen de las caracterís­ticas distintiva­s que la mayoría de las personas desarrolla­n cuando crecen.

Pero ese obstáculo no aplacó para nada el entusiasmo: decenas de escuelas expresaron su interés por el software de la empresa, que en menos de un segundo puede reconocer un rostro dentro de una base de datos de 25 millones.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina