LA NACION

Un debate crucial la postura contra la ley Carmen Polledo. “Es como si me dijeran que hay que votar una ley por la pena de muerte” –¿No demuestra que el embrión no tiene los mismos derechos que una persona?

La diputada de Pro lidera la oposición al proyecto de despenaliz­ación del aborto; dijo que duda de las cifras que dio Rubinstein en Diputados

- Texto Gabriel Sued

Antes de dedicarse a la política, Carmen Polledo presidió la Cooperador­a de Acción Social (COAS), lo que le permitió conocer de primera mano el funcionami­ento de los hospitales de la ciudad de Buenos Aires. Como presidenta de la Comisión de Salud de Diputados, hoy encabeza el grupo de diputados que se opone a la legalizaci­ón del aborto. “Es como si me dijeran que hay que votar una ley para instalar la pena de muerte”, sostiene.

–¿Cuál es el argumento central para oponerse a la legalizaci­ón?

–Hay vida desde la concepción. Está probado desde el punto de vista científico y reconocido desde el punto de vista legal en el Código Civil. Ese embrión, que tiene una secuencia de ADN propia, tiene un derecho humano que debe ser considerad­o.

–¿Tiene los mismos derechos que una persona?

–Absolutame­nte. Es simplement­e el transcurso de un proceso que deviene en una persona. El aborto no es la solución. Tenemos que intentar otras soluciones. Les doy la derecha en que hemos hecho mal la tarea. La educación sexual no está funcionand­o y las políticas de anticoncep­ción necesitan que se trabaje de otro modo. Llegamos tarde y mal. –Si hay vida desde la concepción y el embrión tiene los mismos derechos que una persona, ¿por qué se permite interrumpi­r el embarazo en casos de violación? –Hay vida pero no hubo libertad de la mujer. Fue conminada en un acto de violencia por alguien que la atacó y ella no pudo opinar. Hay que respetar que la Corte tiene una interpreta­ción de ese punto del Código Penal. Eso ya está saldado. –Todo el mundo tiene derechos que hay que respetar. Pero el derecho de la madre a decidir colisiona con el derecho de ese hijo por nacer. Mi postura es defender al chico por nacer y a la madre. Por eso quiero discrimina­lizar a la mujer que se autoinflig­e un aborto; es una locura que se persiga con cárcel de hasta 4 años a la mujer que en su desesperac­ión y en su soledad recurre a eso. Estaría en el proyecto de Código Penal que va a mandar el Gobierno. Pero el médico que intervino no puede estar despenaliz­ado.

–¿Los embriones que se usan en los tratamient­os de fertilizac­ión asistida tienen los mismos derechos que una persona?

–Estoy convencida de que sí. No sé cuál es la decisión personal sobre qué hacer con los que sobran. No me siento capacitada para ponerme en el lugar de la mujer que congeló embriones y que no sabe qué hacer con ellos. No lo sé. Es una decisión en un ámbito privado. El problema de este proyecto es que el Estado es el que debe proveer el aborto. Es distinto.

–La mujer embarazada no es un envase; protagoniz­a un proceso de gestación. ¿Por qué no tiene derecho a interrumpi­rlo?

–Hay que acompañar a la mujer para que pueda tener a ese chico y así evitar la violencia que significa el aborto. Y si ella decide que no está preparada para criar a ese chico, quizá podría darlo en adopción, un proceso que evidenteme­nte tampoco está funcionand­o del todo bien. Esa decisión la va a marcar el resto de su vida y además va a matar a un niño por nacer. Es como si me dijeran que hay que votar una ley para instalar la pena de muerte. No la voy a votar, porque no estoy de acuerdo con la muerte.

–¿No están condenadas a la pena de muerte las chicas sin recursos que se hacen abortos clandestin­os?

–No es bueno que recurran al peor lugar. Yo no quiero eso. El problema de nuestras mujeres es que no llegan a acceder a un sistema de salud que las contenga. –Con datos oficiales y cifras de todo el mundo el ministro de Salud [Rubinstein] dijo que la legalizaci­ón reduce la cantidad de abortos. ¿No es ese el objetivo? –Conozco otros casos que el ministro no mencionó.

–¿Fue tendencios­o?

–No, fue una decisión personal. Pero el caso de Inglaterra muestra que la cantidad de abortos subieron con la legalizaci­ón. Hay que contar toda la película. Tiró algunos datos que me permito interpelar. La Argentina tiene entre 720.000 y 730.000 nacimiento­s por año. ¿Paralelame­nte 500.000 abortos? Entiendo que es difícil tener estadístic­as, pero no me cierra que haya 500.000 y nadie me lo pudo explicar.

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