Una provincia paralizada por la protesta gremial
Con salarios congelados y pagos escalonados, los estatales acampan hace 82 días en Rawson
RAWSON.– El termómetro ya araña los 5 grados bajo cero en las madrugadas y, cuando se suma el viento patagónico, el frío se siente hasta en los dientes en la carpa que los gremios estatales levantaron frente a la gobernación de Chubut. Lo único que se eleva es el contador numérico montado sobre el toldo de lona: registra que los manifestantesllevan 82 días esperando una respuesta favorable del gobernador Mariano Arcioni.
La situación se repite en el Ministerio de Educación, que desde hace una semana fue ocupado por los gremios y maestros autoconvocados, luego de una protesta que fue escalando en días de paros, hasta la actual suspensión total de clases.
Tanto los gremios como el gobernador se encuentran desde hace semanas en un punto muerto: hay reuniones, algunos intentos de diálogo y propuestas parciales, además de una dura confrontación a través de los medios, pero la realidad en la que sesos tienen ambaspartes continúa inmodificable.
La mesa de unidad sindical conformada por una decena de gremios estatales reclama paritarias sin techo, al tiempo que denuncia que el último aumento salarial que recibieron fue en julio de 2017 y que las asignaciones familiares están congeladas desde 2016, mientras que en marzo de este año los prestadores de la obra social provincial, Seros, suspendieron la atención por falta de pagos.
A ese caldo se suma el pago escalonado de sueldos que dispuso Arcioni según la escala salarial de los maestros, médicos y administrativos de la provincia: los salarios más bajos se pagan a partir del día
12, mientras que los más altos se perciben casi a fines de mes. Solo los policías y empleados del Banco de Chubut escapan a esa lógica.
Desde el gobierno de Arcioni, por su parte, explican que la provincia comenzó a manejarse con déficits crecientes desde la administración de Martín Buzzi
(2011-2015) y que esa situación se mantuvo durante el año y medio de la gestión de Mario Das Neves y, luego de la muerte de este, en octubre de 2017, cuando Arcioni asumió la gobernación.
“En ese momento el déficit mensual ascendía a $800 millones, que con un programa de ajuste redujimos a $450 millones mensuales. Pero a eso se suman los vencimientos de endeudamientos pasados, que fueron atados a las regalías del petróleo: hoy Nación retiene $500 millones mensuales en regalías a Chubut”, señalaron a este diario voceros del gobernador.
Y resumieron el planteo del siguiente modo: solo la masa salarial mensual de los empleados provinciales insume $1700 millones, contra $2300 millones de recaudación, menos los $500 millones que retiene Nación de las regalías. “Salvo que la Casa Rosada nos ayude no podemos dar aumentos salariales”, afirmaron.
A esa falta de recursos se suma la debilidad política de Arcioni, que por las investigaciones y detenciones ordenas por la Justicia perdió 13 funcionarios heredados de Das Neves, pero también entró en choque directo con el núcleo duro que rodeaba al fallecido gobernador.
Esa condición de outsider de la política es también el argumento que exhiben cerca de Arcioni para despegarlo del circuito de corrupción que investiga la Justicia. “Él era un conocido escribano de Comodoro Rivadavia y Das Neves lo buscó para sumar votos en esa ciudad, pero ni siquiera cuando asumió la vicegobernación ni cuando empeoró la enfermedad de Das Neves fue invitado a participar del poder”, resumen.
Los dasnevistas rechazan ambos planteos. Afirman que el pago escalonado de salarios comenzó en diciembre, tras el fallecimiento de Das ne ves, y acusan aarcio ni de falta de pericia política para gestionar la provincia y la relación con la Nación. Y hacen una mueca ante los planteos de inocencia de Arcioni. “Está en las listas, igual que el resto. ¿O no está en las listas?”, dicen.
En las carpas de los gremios, bajo el frío, esas acusaciones cruzadas de la política enervan aún más los ánimos. “Si no hay plata para los sueldos es por toda la corrupción, por los millones que se robaron”, reniega Luján Capdeboscq, docente de Rawson. Sobre su cabeza, el contador suma nuevos días.