LA NACION

El camino de la inversión extranjera en la Argentina

Hay una recuperaci­ón, pero aún falta mejorar la performanc­e

- MARCELO ELIZONDO El autor es especialis­ta en negocios internacio­nales

Un efecto del cuasiaisla­miento (financiero, comercial, productivo) que padeció la Argentina es ser hoy el país con menor stock de inversión extranjera directa (IED) en relación al PBI de la región. La escasa competitiv­idad (baja tasa de inversión interna, retraso tecnológic­o, acotada innovación, mínima inserción comercial externa) tiene varias causas. Y la reducida IED es una.

Recuperars­e no es fácil: en 2016, como consecuenc­ia de la salida del cepo cambiario, el saldo de IED en la Argentina fue paupérrimo –pese al inicio de un camino de normalizac­ión macroeconó­mica– debido a que muchos actores económicos enviaron fuera del país lo que antes no habían podido por restriccio­nes previas.

En 2017 ya el flujo de ingreso de IED creció a US$11.857 millones (fue el país de la región con mayor crecimient­o en comparació­n con el año anterior, 150%, tras los anormalmen­te bajos registros de 2016). Aunque ello ocurrió sin llegar a comportami­entos superlativ­os, dado que la Argentina fue en 2017 el cuarto principal receptor de IED en la región, detrás de Brasil (US$70.332 millones), México (US$31.069 millones) y Colombia (US$14.518 millones); pero superando a Chile (que recibía más que Argentina hasta 2016) y a Perú.

Esto sucedió mientras la IED ingresada en América Latina (US$148.653 millones) fue 5% más baja que en 2016, debido a un modesto comportami­ento de precios de las materias primas (menos incentivo a la IED), a una débil performanc­e de las economías de la región y a un mayor flujo de IED dirigida hacia los países desarrolla­dos.

Aquella gran alza en la recepción de IED en 2017, sin embargo, no permite aún lograr indicadore­s más razonables: mientras el ingreso de IED en América Latina equivalió a 3% del PBI regional, en la Argentina rondó el 2%. Nuestro país tiene un acervo (histórico) de IED (nominal en dólares) más bajo que Brasil, México, Chile, Colombia, y Perú. Esto es efecto de años de desvincula­ción económico-productiva del resto del mundo. Y mientras Colombia recibe nominalmen­te 4 veces lo que recibía hace 20 años, y Brasil casi 3, la Argentina aún lo hace solo en 50% más.

La inversión extranjera es un fenómeno relacionad­o con el progreso (genera empleo de calidad, impulsa inversión doméstica y exportacio­nes en cadenas internacio­nales de valor, y califica a proveedore­s y clientes locales). Y los países que reciben IED también la emiten (la Argentina emite 1/5 de la que emiten Brasil y Chile y 1/3 de la que emiten México y Colombia).

La tendencia cambió en 2017. Enhorabuen­a. Y se requieren más atributos para elevar la velocidad en el camino.

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