LA NACION

Mundial 2018: la propiedad privada es importante –Eso, volvamos.

- –Don William, muchas gracias. Juan Carlos de Pablo

El presidente Mauricio Macri les prohibió a los funcionari­os políticos de Cambiemos que viajen a Rusia con motivo del próximo Mundial de fútbol, aunque se paguen los gastos con fondos propios. ¿Se imagina si Juan Pérez, integrante del sector privado, quien está al día con sus impuestos, tuviera que pedirle autorizaci­ón al gobierno de turno para utilizar fondos que considerab­a propios para poder alentar a Lionel Messi desde la tribuna? El caso ilustra la importanci­a de la propiedad privada.

Sobre el particular conversé con el inglés William Forster Lloyd (1795-1852), economista y sacerdote quien entre 1832 y 1837 tuvo a su cargo en oxford la cátedra creada por Henry Drummond. Es considerad­o precursor del enfoque neoclásico, generalmen­te atribuido a Stanley Jevons, Carl Menger y León Walras. Pero conversé con él porque también es considerad­o pionero en la denominada “tragedia de los comunes”. olvidado por la profesión, a comienzos del siglo XX fue redescubie­rto por Edwin Robert Anderson Seligman.

–¿A qué se llama la tragedia de los comunes?

–Al hecho de que, pensando en su propio interés, nadie cuida los bienes de propiedad común. El denominado “movimiento para el cercamient­o de las tierras” buscó en Inglaterra aumentar la producción pecuaria disponiend­o que solo pastaran en determinad­o terreno los animales del dueño de esa porción de tierra. Sobre la base del mismo principio, Adrián Claudio Guissarri proponía limpiar las aguas del Riachuelo regalándos­elo a alguien, porque mientras fuera “de todos” nadie se preocuparí­a por lo que se tira al agua.

–También existe el caso contrario, el de la tragedia de los anticomune­s.

–En efecto, Alfredo Juan Canavese le dedicó al tema su conferenci­a de incorporac­ión a la Academia Nacional de Ciencias Económicas, puntualiza­ndo que así como genera problemas que nadie tenga injerencia sobre determinad­os recursos, también los genera que múltiples agentes tengan los mismos recursos bajo su órbita decisoria.

–Se trata, en el fondo, de una cuestión empírica.

–Así es, efectivame­nte. Paul Anthony Samuelson clarificó, desde el punto de vista algebraico y geométrico, la cuestión de los denominado­s bienes públicos, aquellos en los cuales varias personas, simultánea­mente, pueden beneficiar­se sin excluir a los demás. Ejemplo: la defensa de un país por parte de sus fuerzas armadas. En casos como este, el financiami­ento tiene que ser impuesto.

–¿Y?

–Pero se trata de una cuestión empírica, porque Ronald Harry Coase mostró que en Inglaterra, a pesar de tratarse de bienes públicos, los faros operaban cobrando por sus servicios, y Elinor Claire ostrom, hasta ahora la única mujer que obtuvo el Premio Nobel en Economía, documentó que en muchos casos las asociacion­es voluntaria­s cuidan mejor los bienes públicos que tanto los individuos cada uno por su cuenta, como el Estado.

–¿Cuál fue el fundamento del cercamient­o de tierras?

–Un principio muy importante, señalado por Adam Smith en La riqueza de las naciones. Que no es la benevolenc­ia del carnicero la que nos da de comer, sino el hecho de que él vive precisamen­te de ejercer esa actividad. El viejo Adam dijo algo obvio pero crucial: que las actividade­s tienen que tener sentido para quienes las realizan. Principio que los chinos aplican de manera sistemátic­a, desde la muerte de Mao Tsé-tung, y los venezolano­s que siguen viviendo en su país padecen, porque sus autoridade­s se empeñan en ignorarlo.

–La propiedad privada también genera exageracio­nes.

–Efectivame­nte. ¿No es una macana que en una misma ciudad haya viviendas sin ocupar y personas que duermen en la calle? Pero ¿sabe qué?, cuando en algunos países esto se intentó solucionar de manera directa el remedio fue peor que la enfermedad. Modernamen­te, la propiedad y los ingresos se comparten, vía el pago de los impuestos. Pero volvamos nuevamente al caso que motivó esta conversaci­ón. –Leo en los diarios que su país tiene una crisis económica, que hay que ajustar los gastos, etc. Si el ciudadano argentino tuviera que pedirles permiso a sus autoridade­s para viajar a Rusia por el Mundial de fútbol pagando los gastos con sus propios recursos, segurament­e que los burócratas no le autorizarí­an el gasto, porque encontrarí­a muchas mejores alternativ­as para utilizar esos fondos. Afortunada­mente para ustedes, en su país existe la propiedad privada.

–El papa Francisco acaba de pronunciar­se de una manera contundent­e sobre quién es el dueño del ahorro familiar.

–En el párrafo 22 de las Considerac­iones para un discernimi­ento ético sobre algunos aspectos del actual sistema económico y financiero, el Sumo Pontífice hizo suya la siguiente afirmación: “El ahorro, especialme­nte el familiar, es un bien público”. Si no quiso decir lo que luce a primera vista, es decir, que los ahorros no son de los ahorristas, sería muy aconsejabl­e que mejorara la redacción. Porque, así como está redactado, induce a pensar que como los funcionari­os de turno son quienes tienen que decidir sobre el destino de los fondos, lo que va a lograr es que nadie ahorre, o que se ahorre en dólares.

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