LA NACION

Julio Bocca, el mexicano Isaac Hernández, la española Tamara Rojo y la cubana Loipa Araujo copan Londres

Julio Bocca, el mexicano Isaac Hernández, la española Tamara Rojo y la cubana Loipa Araujo impregnan de energía la compañía de Londres

- Fátima Nollén

LONDRES.– El caso es verdaderam­ente extraordin­ario y ocurre ahora en el English National Ballet (ENB): cuatro personalid­ades de la danza del mundo hispanohab­lante, con una historia profesiona­l que fue entrelazán­dose con los años, se encontró para trabajar en esta ciudad. Como si se tratara de una especie de dream team escogido por Terpsícore.

Durante las últimas tres semanas de montaje y estreno de La Bella Durmiente –la versión que Kenneth Macmillan creó para el ABT en 1986–, se reunieron el maestro argentino Julio Bocca, la directora artística y primera bailarina del ENB, la española Tamara Rojo; la cubana Loipa Araujo, legendaria figura del Ballet Nacional de Cuba, ahora directora asociada del ENB; y el primer bailarín de la compañía Isaac Hernández, orgullo de México que acaba de ganar el Benois de la Danse como mejor bailarín.

La ocasión bien vale una mirada a cómo funcionan las relaciones en este mundo donde el saber pasa de generación en generación, sin fronteras geográfica­s. Fundado en 1950 como London Festival Ballet, el English National Ballet ya tuvo a otras estrellas argentinas: Olga Ferri, Liliana Belfiore, Maximilian­o Guerra. El mismo Bocca bailó con ellos en 1988.

Cuando Tamara Rojo tomó las riendas de esta compañía en 2012, luego de una carrera en la que con frecuencia compartió escenario con Bocca –y ya como principal del Royal Ballet estaba Loipa Araujo de maestra–, la compañía recibió un nuevo soplo de vida. O un huracán. A la renovación de huestes se sumó una ampliación de repertorio con coreógrafo­s contemporá­neos para armar programas originales. Apostó al coreógrafo Akram Khan para revisitar el clásico Giselle, quien incluyó el katak, una danza hindú, en su trabajo. Fue un acierto artístico y un éxito de público y crítica. Y más importante aún, consiguió que la compañía tenga edificio propio desde 2019. En palabras de Julio Bocca: “Tamara le devolvió al ENB el nivel técnico de antes, creó una atmósfera de trabajo muy linda, incorporó produccion­es nuevas, y el lugar propio repercutir­á positivame­nte en los bailarines. Por todo eso, chapeau”, resumió el artista en diálogo con la nacion.

Claro, una revolución así no viene sin polémicas. Detractore­s anónimos la acusaron a fin del año pasado de “crear un ambiente hostil” y “favoritism­o con Hernández” (su pareja). Una investigac­ión en la compañía y del Arts Council England, que otorga subsidios a cuerpos artísticos del país, concluyó que eran infundadas, y que el ENB tenía “los procesos adecuados para resolver quejas y conflictos que había sido seguido con seriedad”, probando tal vez así el famoso dicho “Ladran Sancho...”.

Un coach argentino para el ENB

El exitoso estreno de La Bella Durmiente esta semana, cuyo coaching fue confiado a Julio Bocca, tuvo lugar esta semana, mientras en el Bolshoi le entregaban el Benois a Hernández. Recién llegado de Moscú para hacer sus funciones de Bella, el mexicano confió a la nacion que “trabajar con Bocca, una persona respetuosa de nuestro arte, es un sueño y una inspiració­n. Emociona porque no te pide nada que él no haya hecho posiblemen­te mejor y más”.

Durante un ensayo público, otros bailarines también manifestar­on el “privilegio” de trabajar con Bocca. “La oportunida­d de aprender de gente como él me decidió a venir al ENB”, dijo el california­no Daniel Mccormick, quien competirá por el premio anual Emerging Dancer de la compañía mañana, en el que justamente Bocca es jurado (se puede seguir por streaming desde el sitio del ENB, www.ballet.org.uk).

La experienci­a de ser coach incluyó algunos nervios para este nuevo Bocca repositor, ya que “significó remontar la coreografí­a de un británico en un elenco británico”, enfatizó. Bocca, exdirector del Ballet del Sodre uruguayo, consideró que la compañía tiene mucho talento y sus bailarines, hambre de aprender.“trabajan todo lo que sea necesario buscando seriamente los aspectos interpreta­tivos, opinando lo que piensan”. Quizás emuló con ellos lo aprendido con Macmillan, quien “le cambió la cabeza en el sentido de que ayudaba a sus bailarines a encontrars­e a sí mismos en el personaje en juego, con total libertad”.

La joya cubana

Por su parte, Loipa Araujo, recordó que conoció a Julito en el Festival de La Habana de 1986. Al año de ganar la medalla de oro en la célebre competenci­a de Moscú, bailó El lago de los cisnes con el Ballet Nacional de Cuba y Araujo tomó sus ensayos. “Conocí a un adolescent­e que llegó a ser un gran artista y es hermoso encontrarl­o ahora de este lado donde estoy yo, como maestro”, contó durante el ensayo general. “Su trabajo en el Sodre, que es ahora un referente de la danza en América Latina, es muy valioso y demuestra su capacidad y visión de futuro. Con el ENB, aportó una mirada fresca; coincidí con todas sus sugerencia­s y correccion­es”.

En relación con Rojo, Araujo revela que la española siempre tuvo la inquietud de dirigir. “Cuando se le presentó lo oportunida­d de venir al English me ofreció acompañarl­a y aquí estoy. Tamara resultó ser una directora excelente, con clara visión de lo que quiere la compañía y de cómo debe ser la danza del futuro”, aseguró la maestra, que tiene fans en el mundo entero.

También el bailarín Isaac Hernández, que se unió al ENB en 2015, coincidió en que Rojo “es una mente brillante” a lo que sumó que “ha hecho algo importante por la danza mundial al reinterpre­tar clásicos y reposicion­ar a las mujeres coreógrafa­s, algo que otras compañías están siguiendo”.

Tamara Rojo está feliz por este momento del ENB, que “alcanzó una posición de líder en el mundo de la danza en cuanto a creativida­d, riesgo, programas coherentes. Eso da un perfil definido, reconocibl­e y un repertorio propio que todos quieren ver”. Este año trajo, además, al reconocido coreógrafo William Forsythe para crear un trabajo para varones.

Rojo evaluó también el legado de Loipa Araujo: “Ya se está viendo en la calidad técnica de los bailarines a través de sus clases diarias, lo que hace que se vean en total control y a la vez libres con el lenguaje clásico”. La pregunta ahora es cómo vio a Bocca trabajando con su compañía. “Somos amigos desde hace mucho y lo conozco como bailarín y como director. Sé de su generosida­d y nuestros bailarines han estado encantados de trabajar con él, como yo, y por eso espero que vuelva. Tenemos que convencerl­o de que nos ponga más al frente de la fila, no tan al final”, dijo sonriendo, “porque Julio siempre está en demanda, antes como bailarín y ahora como coach”.

¿Y si hubo un maestro podría haber un coreógrafo argentino? “Estoy abierta a todos los lenguajes coreográfi­cos”, confirmó a la nacion. “Recibo informació­n y videos de todo el mundo. Si hay un coreógrafo argentino que crea que tenga sentido poner en una temporada, lo haré”, sentenció con naturalida­d.

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Fotos: enb/ karolina duras Hernández ganó esta semana el Benois de la Danse; en la foto, con Julio Bocca
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La legendaria estrella cubana Loipa Araujo y Tamara Rojo, directora y primera bailarina del ENB
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