LA NACION

Campo 86: en busca de Eva Perón por el cementerio de Milán

- Por Alejo Nicolás Larocca

Cuando llegamos a la magnífica Milán lo primero que pensamos es en conocer el famoso Duomo, el increíble Palazzo de los Sforza o más aún poder admirar la obra de Leonardo da Vinci, La última cena, en el museo ubicado junto a la iglesia Santa Maria delle Grazie.

Pero pocas veces recordamos que Eva Perón estuvo sepultada en un cementerio de esta ciudad bajo otro nombre durante más de una década.

En mi última visita a esta ciudad italiana me propuse encontrar el lugar donde María Eva Duarte de Perón había estado sepultada o, mejor dicho, escondida durante catorce años. Porque así fue cuando, en 1957, el gobierno militar del momento decidió, con la ayuda de la Iglesia Católica, sacar el cuerpo embalsamad­o de Eva y llevarlo a un cementerio comunal de la ciudad de Milán.

Obviamente, no se podía colocar una placa con el nombre de la verdadera difunta ya que se temían grandes peregrinac­iones y hasta acciones políticas; así que se optó por sepultarla en el Cimitero Maggiore de Milan, ubicado en el barrio de Musocco, bajo el nombre de Maria Maggi de Magistris.

Gracias al Google Map y a mis ganas de estar en ese lugar, que muchos saben que existe, pero que pocos acceden a conocer, decidí emprender mi caminata desde la Estación Central hasta el cementerio recorriend­o casi cinco kilometros a pie, disfrutand­o de cada metro por los barrios de las afueras, más allá del centro.

Arte funerario

La soleada mañana me acompañó durante más de dos horas de andar hasta llegar al magnífico portal del cementerio, desde donde me dirigí al sector de informes para preguntar por el famoso campo 86, fosa 41, lugar de sepultura de Eva, donde hoy se encuentra un pequeño monumento en su honor.

Muy amablement­e me dieron una fotocopia con el plano del cementerio y me indicaron cómo llegar, ya sea tomando un colectivo que funciona dentro del cementerio o caminando.

Elegí la segunda opción para admirar durante el paseo las obras de arte realizadas tanto en las tumbas como en las bóvedas que me trasportab­an a los cementerio­s nuestros de la Recoleta, Chacarita y Flores, donde una vez más sentí la gran influencia italiana en nuestra arquitectu­ra funeraria.

Mientras caminaba no podía dejar de admirar la limpieza, el orden y el buen estado con el que cada monumento u obra de arte se mantiene al día, además de la seguridad y calma que se siente al caminar por este inmenso museo abierto o campo santo.

Desde la puerta central, ubicada junto al Viale Certosa, recorrí los quinientos metros en línea recta hacia la Porta Norte. Al estar todo tan impecablem­ente señalizado encontré enseguida el campo 86. Para mi sorpresa, se trataba de un sector cubierto por un césped maravillos­o y sin ninguna tumba alrededor, dándole exclusivid­ad al cenotafio (tumba vacía o monumento funerario erigido en honor de una persona) de Eva.

Santa Evita

In questo luogo, ricivette sepoltora il 13 maggio 1957 La Portabandi­era degli Umili Maria Eva Duarte de Peron (En este lugar recibió sepultura el 13 de mayo de 1957 La Abanderada de los Humildes...)

La Placa continúa explicando que el 1° de septiembre de 1971 el cuerpo fue restituido al Presidente Constituci­onal Argentino Juan Domingo Perón en su residencia Puerta de Hierro, en Madrid.

El cenotafio de Eva fue donado al Cimitero Maggiore por la Fundacion Por La Paz y La Amistad de Los Pueblos de Italia el 26 de julio de 2005.

Al haber leído, más de una vez, la obra de Tomás Eloy Martínez, Santa Evita, fue muy importante para mí conocer en directo una perla poco conocida de la historia de mi país.

Para regresar al centro decidí tomar el tren, caminando hasta la estación de Certosa, donde el servicio local me dejó tres estaciones más tarde en la estación Porta Garibaldi. Un recorrido que aconsejo a todo argentino que decida visitar la magnífica Milán.

“Para mi sorpresa, se trataba de un sector cubierto por un césped maravillos­o y sin ninguna tumba alrededor”

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