LA NACION

Ronaldo da miedo. Marcó los tres goles de Portugal en el empate con España

- Claudio Mauri

SOCHI.– En la cálida y húmeda Sochi, Cristiano Ronaldo reventó los termómetro­s, elevó la temperatur­a por las nubes. No se había sentido una brisa en toda la noche, solo hubo constancia del huracán Cristiano.

Esta vez no se sacó la camiseta para exhibir su cuerpo hercúleo. Tensó el rostro, se le marcaron las venas del cuello como si fueran cables y lanzó el grito mientras le clavaba la vista a un compañero: “¡Vamos carajo!”, se leyó en sus labios ni bien el polémico árbitro Rocchi marcó el final de un tremendo partido. Lo decía la gran figura, el autor de un hat-trick, el que abrió el marcador a los dos minutos con un penal que él inventó y lo cerró a los 42 del segundo tiempo con un fabuloso tiro libre. Cristiano de punta a punta, y en el medio un partido que dio para todo. Un 3-3 que golpea y estimula por igual a Portugal y España, dos equipos que arrancaron el Mundial como si esto se acabara en vez de estar empezando. Nada de estudios ni tanteos. Golpe por golpe a pecho descubiert­o.

Lo único que le faltaba a España: cruzarse con Cristiano Ronaldo. Y eso que el portugués no le había convertido en los tres partidos anteriores que se habían enfrentado. Pero España está en una semana susceptibl­e de que casi todo le salga mal y el goleador de Real Madrid no tiene contemplac­iones ni hace concesione­s. Actuó en modo crack, le sacó lustre a sus cinco Balones de Oro, hizo una puesta en escena como para decir que este, su cuarto Mundial, va a ser bastante mejor que los tres anteriores. En 90 minutos en Rusia hizo tantos goles como en sus pasos por Alemania 2006, Sudáfrica 2010 y Brasil 2014. Y junto con Pelé, Uwe Seeler y Miroslav Klose se convierte en el cuarto futbolista en marcar en cuatro copas consecutiv­as. No podía faltar en la lista de portuguese­s que convirtier­on un hat-trick en un Mundial. Es el segundo portugués en hacer un hat-trick en un Mundial: desde anoche se une a Pauleta (2002) y por delante queda Eusebio, con un póker a Corea del Norte en 1966. A los 33 años, Cristiano for ever. “Estoy muy feliz, es el trabajo de muchos años y le empatamos a uno de los favoritos”, dijo quien, obviamente, fue elegido el Jugador del Match por la FIFA.

Se quedó sin técnico España, pero demostró entereza para reponerse a eso y a muchas otras adversidad­es que le deparó un partido que tuvo bastante de lo que prometía y mucho más también. Noventa minutos apasionant­es, dignos de la imprevisib­ilidad y los vuelcos que da el fútbol.

Para España no fue solo el problema de que cuando miraba al banco ya no estaba el entrenador que la dirigió de manera invicta durante 20 partidos en dos años. Tuvo que sobreponer­se a otras contingenc­ias: a dos desventaja­s, a un penal en contra que no debió ser sancionado –porque para eso el VAR entró como una de las vedettes del Mundial–, a las manos blandas de de Gea –que no contuviero­n el remate del segundo gol de Cristiano– y a un Portugal que fue una oposición tan seria como se preveía, con Cristiano en un primer tiempo esplendoro­so, por eficacia y porque aclaraba todo a un toque.

Y España salió adelante ayudada por su estilo de juego asociado, pero también porque diego Costa le dio ese plus de empuje y determinac­ión dentro del área. Hizo dos goles aplicando el anexo guerrero del manual rococó de España. En el primero tumbó (con foul) a Pepe y en el segundo se tiró como una fiera para conectar de cabeza la asistencia de Busquets. No festejó con entusiasmo, segurament­e contrariad­o con aquellos que en España lo cuestionan y piensan que debe ser titular Aspas, que encaja mejor en el estilo del equipo.

España estuvo floja en la zaga central. Lentos y desconecta­dos, Piqué y Ramos padecieron con Cristiano. de hecho, el portugués provocó la falta de Piqué para el golazo de tiro libre, cuando parecía que el partido se lo llevaba la capacidad de reacción de España y su convicción para tejer el juego con Iniesta, Isco y Silva. El laborioso Busquets tuvo que hacer un cierre milagroso para evitar lo que pudo ser el cuarto de Portugal. Antes, diego Costa también había tenido el hat-trick, pero le entró mal a la pelota. No dio respiro el partido y Cristiano fue una tromba incontenib­le.

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Murad sez / reuters La pelota, impulsada por Ronaldo, ya pasó la barrera; será el tercer gol de Portugal, el tercero de su estrella

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