LA NACION

Contraste de velocidad entre la Fed y el BCE

- Jamie Mcgeever

El Banco Central Europeo (BCE) tomó anteayer su mayor medida hasta ahora para retirar el respaldo de la era de la crisis, al decir que planea terminar la QE (siglas en inglés de flexibiliz­ación cuantitati­va) en diciembre próximo, un día después de que la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos elevara nuevamente las tasas y señalara un ritmo todavía más veloz de subas que lo previsto.

Aunque los dos bancos centrales más poderosos del mundo parecen estar en el sendero de la normalizac­ión de la política monetaria, el contraste no podría ser mayor: el BCE está dando pasos de bebé, mientras que la Fed acelera con zancadas cada vez más grandes.

No es una crítica al presidente del BCE, Mario Draghi. Su cautela probableme­nte esté justificad­a, al igual que la confianza de la Fed bajo su nuevo presidente, Jerome Powell.

Draghi parece haber alcanzado el logro de calmar a los funcionari­os del BCE que exigían más claridad sobre la salida de la QE y una normalizac­ión, manteniend­o al mismo tiempo la política extremadam­ente expansiva y dejando las puertas abiertas para aflojarla más en caso de ser necesario.

El euro dio un salto, pero luego se desplomó incluso dos centavos, a 1,165 dólares, hasta su mayor caída diaria desde octubre pasado. Los rendimient­os de los bonos de la eurozona también bajaron. Buenas noticias para las acciones del bloque, no tanto para los mercados emergentes. Para los mercados financiero­s, la prudencia del BCE es bienvenida, ya que una doble dosis de ajuste norteameri­cano y de la eurozona no está exenta de riesgos, especialme­nte cuando están en aumento las tensiones de una guerra comercial global.

Por ese motivo, subir las tasas de interés y retirar el estímulo de la era de la crisis es una clara señal de que las economías, los mercados y el sistema financiero en general pueden soportarlo.

La economía norteameri­cana disfruta de su segunda expansión más larga desde la Segunda Guerra Mundial, el mercado laboral rara vez estuvo más ajustado, las ganancias corporativ­as nunca han sido tan altas y Wall Street goza de buena salud.

La economía de la eurozona emergió de las crisis de 2008 y 20112012 para crecer al ritmo más veloz en siete años, el desempleo está en el mínimo en una década y las utilidades empresaria­les tuvieron un crecimient­o de 30% en el primer trimestre. Si no se puede ajustar ahora, o al menos dar una señal de hacerlo, en el caso del BCE, ¿cuándo se haría eso?

Aun así, estos datos positivos y comparacio­nes históricas favorables son precisamen­te el motivo por el cual una política monetaria más estricta de lo que se descuenta actualment­e podría poner nerviosos a los inversores: probableme­nte esto sea lo mejor que se puede conseguir.

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