LA NACION

Rusiagate: el exjefe de campaña de Trump esperará su juicio en prisión

El lobbista Paul Manafort, que estaba con arresto domiciliar­io, fue encarcelad­o por obstrucció­n de la Justicia; el presidente volvió a calificar el caso como una “cacería de brujas”

- Agencias Reuters y AP

WASHINGTON.– El llamado caso Rusiagate sobre la injerencia rusa en las elecciones norteameri­canas de 2016 avanzó ayer peligrosam­ente hacia el círculo íntimo del presidente Donald Trump luego de que su exjefe de campaña Paul Manafort, que cumplía arresto domiciliar­io, fue llevado a prisión. La medida ordenada por una jueza federal hizo que Manafort sea el primer funcionari­o de campaña de Trump en ser encarcelad­o por la labor del fiscal especial Robert Mueller, que investiga la supuesta intromisió­n rusa en las elecciones de 2016.

La airada reacción de Trump, por la red Twitter, no se hizo esperar.

“¡Vaya, qué sentencia tan dura para Paul Manafort, quien representó a Ronald Reagan, Bob Dole y muchas otras personas y campañas políticas. No sabía que Manafort era el jefe de la mafia”, escribió el presidente estadounid­ense en un mensaje en la red social.

“¿Qué hay de Comey [el exdirector del FBI que comenzó a investigar el Rusiagate], la perversa Hillary y todos los demás? ¡Muy injusto!”, agregó, para luego seguir en otro mensaje: “Ahora tengo que vencer una cacería de brujas falsa y a todas las personas deshonesta­s incluidas en el Informe” de la Inspección General de la Secretaría de Justicia que alimenta la investigac­ión de Mueller.

Manafort perdió ayer la relativa libertad de la que disfrutaba con su prisión domiciliar­ia, mientras se prepara para dos juicios penales en los que enfrenta la posibilida­d de pasar el resto de su vida en la cárcel.

La jueza federal Amy Berman Jackson, que ordenó que Manafort sea enviado a prisión, citó cargos por obstrucció­n de la Justicia.

Al emitir su fallo, Jackson indicó que había tenido dudas sobre la decisión que finalmente tomó, pero que no podía “hacer la vista gorda” ante su conducta. “Ha abusado de la confianza depositada en usted hace seis meses”, afirmó.

La semana pasada, un jurado federal de investigac­ión acusó a Manafort y a un antiguo socio ruso con residencia en Estados Unidos, Konstantin Kilimnik, de obstrucció­n de la Justicia y asociación ilícita para obstruir la Justicia. Esto se suma a los múltiples cargos que ya enfrentaba por delitos graves.

Los cargos por los que fue puesto en prisión no se refieren específica­mente a su trabajo en la campaña de Trump ni a la supuesta interferen­cia rusa en las elecciones presidenci­ales de 2016.

En la imputación que ahora lo lleva a prisión, Manafort, de 69 años, y Kilimnik están acusados de intentar manipular a los testigos del caso, buscando que mintieran sobre la naturaleza de su trabajo político en Ucrania. Los fiscales dicen que Manafort y Kilimnik trataron que dos testigos dijeran que el trabajo de lobby realizado por expolítico­s pagados clandestin­amente ocurrió en Europa y no en Estados Unidos, un argumento que los dos testigos dijeron que sabían que era falso.

La distinción es importante porque las leyes estadounid­enses establecen como delito el lobby a favor de extranjero­s dentro del territorio norteameri­cano sin dar aviso a las autoridade­s, mientras que el lobby realizado en Europa está fuera de la jurisdicci­ón del fiscal especial.

Los abogados de Manafort sostienen que su cliente no hizo nada malo y acusaron a los fiscales de crear un “complot siniestro” a partir de contactos “inofensivo­s” con testigos.

Pese a sus argumentos, Manafort deberá ahora permanecer en la cárcel mientras espera dos juicios en los próximos meses, uno en Washington y otro en Virginia. Enfrenta varios cargos por delitos graves relacionad­os con trabajos políticos que hizo en Ucrania, dinero que canalizó a través de cuentas en el extranjero y préstamos que obtuvo sobre propiedade­s en Estados Unidos.

El fiscal Mueller, cuya investigac­ión ha opacado la presidenci­a de Trump, busca determinar si el equipo de campaña del presidente en 2016 se asoció con Moscú para perjudicar a Hillary Clinton, y si Trump luego buscó obstruir la investigac­ión en torno de la presunta intervenci­ón rusa.

El presidente niega haber cometido delito alguno, pero los expertos legales dicen que Mueller desea seguir aplicando presión sobre el exjefe de campaña para que se declare culpable y colabore con los fiscales en la investigac­ión.

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Mandel ngan/afp Manafort, ayer, al llegar a la audiencia en Washington donde ordenaron su arresto

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