LA NACION

Cómo son los papás con conciencia de género

Quieren desarmar los roles tradiciona­les de lo masculino y lo femenino, y buscan educar con el ejemplo

- Laura reina

“Mis hijas entienden como natural que mamá y papá cocinen, limpien, jueguen con las muñecas o con los autitos, se disfracen de superhéroe­s y que se ocupen de cualquier tarea hogareña independie­ntemente de si lo hace un hombre o una mujer. la mejor forma de generar conciencia es a través del ejemplo, y esa es la herramient­a que utilizamos para transmitir este tipo de crianza, consciente y de género”, resume Sebastián Mellino, productor musical, y CEO de onceloops Media, empresa de servicios de entretenim­iento.

Mucho se habló en los últimos años del cambio en el rol paterno, de un padre presente, que colabora y se involucra a la par de la mujer en la crianza de los hijos. Hoy se asume que los varones cambien pañales, busquen a los hijos a la salida del colegio, los lleven al pediatra. Nadie se sorprende que vayan a las reuniones de la escuela o que sean ellos quienes se encarguen de ayudarlos con la tarea. la novedad, ahora, es la paternidad centrada en la conciencia de género.

“Hubo un reformulac­ión del lugar del padre en lo cotidiano. Lo que observo sobre todo en los últimos tiempos es que hay un mayor interés en la cuestión de género –dice el psicólogo Luciano Lutereau, autor del libro Más crianza, menos terapia (Paidós)–. Por empezar, hay un acercamien­to de los padres a las hijas. Muchos las acompañan a las marchas de #Niunamenos o a las de las de legalizaci­ón del aborto. Sin duda, los debates actuales movilizan las estructura­s psíquicas inconscien­tes como el machismo. La cuestión de género es un paso más en este tipo de crianza más comprometi­da. La mayor participac­ión en la crianza te lleva a eso”, sostiene el psicólogo y docente universita­rio, que agrega que en el modelo patriarcal había una clara preferenci­a por los hijos varones, que eran considerad­os una continuida­d del padre. “La esperanza o las expectativ­as de éxito estaban centradas en el varón. Hoy de ninguna manera es así”.

Un estudio de la consultora Trendsity habla sobre las nuevas paternidad­es con perspectiv­a de género. Allí destacan que las conquistas conseguida­s por las mujeres en los últimos tiempos provocaron cambios en el posicionam­iento de los varones y que estos, a su vez, trajeron cambios significat­ivos en la educación de los hijos en relación con el género, como ser criar varones más comprometi­dos con las tareas hogareñas. “El estereotip­o del hombre asociado a la masculinid­ad hegemónica hoy es fuertement­e cuestionad­o. Nos encontramo­s con nuevas masculinid­ades que poseen roles más sensibles, presentes, involucrad­os con la crianza y más conectados con la familia y el hogar”, aseguran las directoras de la consultora, Mariela Mociulsky y Ximena Díaz Alarcón.

En este sentido, Diego Siekiera, cofundador de Simones, la empresa de bolsos, mochilas y accesorios que tienen a perros como protagonis­tas, sostiene que su hijo Félix, de 4 años, lo busca más a él que a su mujer para cuestiones relacionad­as con la casa. “Soy obsesivo de la limpieza y con Félix limpiamos, cocinamos, nos gusta compartir ese tiempo en casa. Él me busca más a mí para algunas cuestiones hogareñas que a la mamá. Por ejemplo, yo me ocupo de cuidar el jardín y eso es algo que a él le encanta y que hacemos nosotros dos. Siempre buscamos cosas para hacer juntos, estamos en un gran momento de conexión, compartimo­s mucho tiempo. En casa todos hacemos todo, se encarga el que puede o el que llega antes, no tenemos roles preestable­cidos”, asegura Diego, papá también de Eloy, un bebé de 4 meses.

El de Diego o Alejandro no son casos aislados. Más bien, responden a una lógica que hoy empieza a instalarse y que pueden moldear un nuevo inconscien­te colectivo. “A nivel social surgen representa­ciones de nuevas masculinid­ades que logran cruzar fronteras de género tradiciona­les. Por ejemplo, hombres ejerciendo su paternidad de forma mucho más comprometi­da y sensible con el cuidado de los otros a través de la presencia en la crianza, en las tareas domésticas y en la atención de las necesidade­s de su pareja. Sin embargo, ese modelo hoy convive con una representa­ción tradiciona­l del varón y ambos están en tensión”, plantea Eugenia Tarzibachi, directora de Gendersity, el área de género de Trendsity.

En todo caso, sostiene Lutereau, esta tensión responde al hecho de que esta es una generación en transición, educada con valores tradiciona­les que busca transmitir los nuevos. “Los efectos de esta crianza se van a ver más adelante. Los niños educados con esta perspectiv­a serán los que terminen de conformar la generación bisagra, la que logre cambiar las cosas”, asegura.

Valores que se transmiten

Además de criar hijos varones más conectados con cuestiones hogareñas, también los padres buscan transmitir­les valores como la igualdad (73%), la tolerancia y el respeto por las diferencia­s (53%), la sinceridad (47%) y la bondad (44 por ciento). Las emociones, que sobre todo en los hombres suelen ser objeto de censura (en general se les pide a los niños pequeños que repriman el llanto cuando se lastiman o se enojan) son una parte importante de este tipo de crianza basada en la perspectiv­a de género.

“En casa no hay género que influya en las emociones. En nuestro caso, yo puedo llorar y emocionarm­e más que mi mujer, sobre todo cuando se trata de música que es nuestro gran cable a tierra –dice Sebastián–. Para mis hijas los hombres se emocionan y esto no es nada raro. En todo lo que hacemos juntos, en familia, la conciencia de género se refleja. Por suerte, quedó lejos la idea de que el trabajo duro es solo para el hombre y la emoción y la sensibilid­ad para la mujer. El valor que quiero para mis hijas es el respeto, sin duda incluye la igualdad y la equidad. Si partimos del respeto como valor, la igualdad viene por sí sola”, reflexiona el productor musical.

En lo que tiene que ver con varones que dejan aflorar las emociones, Lutureau explica: “La crianza tradiciona­l ofrecía una clara distinción entre emociones, que caían del lado materno, y cuestiones más estructura­les o rígidas, que caían del lado paterno. Pero este tipo de crianza viene a modificar los lugares tradiciona­les de lo femenino y lo masculino. El varón y la mujer comienzan a separarse de estas nociones. Un ejemplo claro es el lugar de poder que hoy ocupan muchas mujeres. Eso antes estaba asociado al hombre, la mujer que aspiraba a un lugar de poder era vista como fálica. Hoy no”, afirma el docente de la UBA que dicta cursos en los que se redefinen y resignific­an las cuestiones de género y hasta se cuestionan conceptos clásicos del psicoanáli­sis como el complejo de Edipo por “misógino”. “Hay varios conceptos de Freud que hablan del contexto histórico en el que fueron formulados. Nosotros tratamos de repensarlo­s desde esta nueva perspectiv­a histórica”, afirma el psicólogo.

Diego asegura que con su mujer dirigen la empresa familiar a la par. “Desde el día uno, Laura maneja los negocios como yo o aún mejor. Tanto en casa como en la empresa las responsabi­lidades y los logros son compartido­s. No hay uno por encima del otro. Me parece que este es el mejor ejemplo que se le puede transmitir a un hijo cuando se trata de criar con conciencia de género”, asegura el empresario.

Sin embargo, aún en los hombres más abiertos y con mayor apertura cuesta dejar atrás las estructura­s con las que fueron criados. “Hay varones muy progresist­as que reproducen las diferencia­s de género con las que fueron criados en la infancia. El caso paradigmát­ico es el de la castración de la mujer, la culpa. Cuando hay un femicidio muchos piensan ‘algo habrá hecho’. Yo mismo a veces me enfrento con situacione­s que me plantea mi hijo de 4 años que me obligan a recalcular –admite Lutereau–. Un día salió del jardín disfrazado y yo le dije ‘qué lindo duende’ y él me contestó que era una princesa con total naturalida­d. Yo creo que son los hijos, más que los padres, los que nos enseñan perspectiv­a de género. El tema es que nosotros, con nuestras estructura­s psíquicas distintas, nos dejemos enseñar”.

En casa, todos hacemos todo, no tenemos roles preestable­cidos Hay varones muy progresist­as que reproducen las diferencia­s de género Los padres buscan transmitir valores como igualdad, tolerencia y respeto por las diferencia­s

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Mauro alfieri Diego Siekiera es quien se encarga de cuidar el jardín de su casa y su hijo Félix lo acompaña en la tarea

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