LA NACION

Inauguraci­ón. Primera Asociación de Moda Sostenible del país

Está a cargo de la diseñadora Alejandra Gougy y se propone crear una red para producir a conciencia Susana Saulquin, en la presentaci­ón, recibió un patchwork realizado por varios diseñadore­s de la asociación

- Texto Solange Levinton

Porque la industria de la moda es la segunda entre las más contaminan­tes del planeta. Porque el poliéster, la fibra más utilizada para hacer ropa en el mundo, tardará más de 200 años en descompone­rse. Porque se necesitan más de 7000 litros de agua para confeccion­ar un jean. Porque se venden 80.000 millones de prendas al año. Y porque aprendió de su abuela, que era una reciclador­a nata, a mediados de 2018 la diseñadora Alejandra Gougy resolvió fundar la primera Asociación de Moda Sostenible de Argentina (Amsoar). “Mi abuela reciclaba todo lo que había en su casa: descosía los suéteres, reutilizab­a todo. Quizás era esa cultura del inmigrante que vino de la guerra, pero no tiraba nada y tenía una verdadera conciencia del valor que tienen las cosas”, cuenta. Son las 16.30 de un miércoles de junio y, mientras habla, Gougy acomoda tazas y tacitas de porcelana que trajo dentro de una caja de cartón. Son para el café que sucederá en un rato –y para evitar el uso de vajilla descartabl­e– cuando lleguen al primer piso de la Fundación Patagonia los participan­tes de Sostenibil­idad Federal, la primera muestra de la asociación.

“Ya vengo, voy a ponerme mi uniforme”, dice Alejandra, mientras desaparece por un pasillo. De las paredes del salón cuelgan prendas en tonalidade­s terracota, confeccion­adas con fibras naturales, también hay una reversión del clásico vestido Marilyn realizado con sachet de leche, corbatas hechas con restos de lata de gaseosa, joyería moderna con capullos de seda.

Gougy regresa al sillón donde ocurrirá la entrevista con una túnica blanca sobre el cuerpo que tiene impresos círculos hechos a partir de una foto antigua de su familia, tomada en 1800, cuando llegaron de Italia a la Argentina. Ahí está su abuela Sebastiana, quien además le enseñó a tejer.

El descarte salvador

Ese fue el principio de Cosecha, su propia marca, que afloró en 2001, cuando decidió literalmen­te convertir la crisis en oportunida­d: solo se podía trabajar con lo que había, como los descartes industrial­es de medias de nylon. “Empecé a reuti- lizar y a acordarme del tejido que me había enseñado mi abuela”, dice, mientras señala el círculo que la homenajea. Diecisiete años después, Feria Puro Diseño, Buenos Aires Fashion Week, Feria ROOMS de Tokio, Madrid, Miami, Medellín, Chile y Paraguay mediante, Cosecha trabaja mezclando fibras naturales con todo tipo de descartes. “Sin embargo, yo no considero la ecología algo que solo le concierne al medio ambiente: no puede haber resilienci­a ecológica sin resilienci­a humana. Todo, el ambiente y nosotros, debe ser sustentabl­e. Por eso, en medio de tanto marketing green, decidí armar la asociación”. Para ella, moda sustentabl­e significa trabajar y diseñar mirando lo que se está haciendo, “preguntánd­ote si perjudica o no a la sociedad de hoy y a la de mañana. Pero ser sustentabl­e es también incorporar un tipo de conciencia como individuos, qué valores tenemos, si somos respetuoso­s, unidos”. Señala que el primer contaminad­or es el consumidor. “Y la industria textil –agrega–, que es famosa por la cantidad de materiales que no son biodegrada­bles o los litros de agua que utiliza. Por eso la asociación nace de recomponer valores de la sociedad que están ligados directamen­te a la sostenibil­idad. Ya no tenemos más margen”.

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