LA NACION

Campo 360 Integració­n en el norte cordobés

Luis Picat redujo la agricultur­a en tierras de terceros y diversific­ó con producción porcina, un frigorífic­o, marca y biogás.

- carlos marin moreno

La empresa La Quimera sale del modelo corriente de producción del norte de Córdoba, que incluye distintas proporcion­es de agricultur­a y ganadería. Por el contrario, la firma desarrolló un planteo de producción porcina de ciclo completo, con 1000 madres, integrado con un frigorífic­o que faena y desposta la producción propia y de terceros. Los cortes producidos son vendidos a supermerca­dos, distribuid­ores y comercios de varias provincias. En su afán de agregar valor, la empresa desarrolló embutidos con marca propia y producción de energía. También avanza en la construcci­ón de una segunda granja con 1000 madres más y está generando acuerdos asociativo­s con otros productore­s de cerdos con los que compartirá instalacio­nes para aumentar la escala.

En 2006, Luis Picat, productor agropecuar­io socio gerente de La Quimera, decidió reducir la agricultur­a en campos de terceros por la caída de rentabilid­ad de ese negocio y volcó el capital del alquiler a una granja porcina que agregaría valor al maíz. Fue así como desarrolló un planteo de 250 madres inicialmen­te en San José de la Dormida, a 150 kilómetros de la ciudad de Córdoba, que creció hasta 1000 madres en la actualidad.

En el establecim­iento, que se dedica a la cría y el engorde de cerdos, se cumplen cuatro etapas: gestación, maternidad, recría y engorde. Cada etapa tiene un manejo específico en la alimentaci­ón, instalacio­nes, sanidad y manejo. Esto le da un carácter industrial al sistema y permite la salida semanal de capones, lo que asegura un flujo constante de fondos a la empresa.

El porcentaje de parición de las cerdas en jaulas es del 90%, con un promedio de 28 lechones por año por madre instalada. La recría de aquellos va de los 7 a los 30 kilos, en salas acondicion­adas. La etapa de engorde, en galpón, los lleva a 120 kilos.

El aumento de peso es del orden de los 850 gramos por día, con una conversión de 2,7 kilos de alimento por cada kilo vivo producido. La producción de carne por año alcanza los 3,1 millones de kilos vivos.

Las razas empleadas son híbridas, porque aseguran una mayor prolificid­ad y carne magra. La sanidad es controlada mediante un protocolo.

Frigorífic­o

A partir de 2008, Picat desarrolló la idea de avanzar en la cadena comercial y construir un frigorífic­o en Colonia Caroya, una zona reconocida por los embutidos y que puede funcionar como trampolín para distribuir cortes en el norte del país.

La planta Qualita SA arrancó en

2012 con una inversión de siete millones de dólares y permite la faena y el desposte de cerdos. “Tiene una capacidad de procesamie­nto de 9000 cabezas por mes, de las cuales el

25% son de La Quimera y el resto es comprado o propiedad de terceros que contratan el servicio de faena como usuarios”, indicó Picat.

El frigorífic­o rápidament­e pudo completar la dotación de personal calificado, a partir del cierre de una planta local de la firma JBS dedicada a la exportació­n.

El funcionami­ento de la planta generó nuevos desafíos para Picat, que debió incursiona­r en el mundo de la comerciali­zación y desarrolla­r clientes, abrir carpetas de crédito y luchar contra la competenci­a desleal. La respuesta se respaldó en la certificac­ión de calidad del producto vendido, que se distribuye en varias provincias.

En Qualita SA no venden medias reses sino cortes anatómicos (matambre, asado, por ejemplo); pulpa, a las industrias que elaboran jamones, y menudencia­s, patas y orejas, que se exportan a Hong Kong.

“El 30% de la carne producida se vende a la industria, otro 30% a supermerca­dos y grandes operadores, el 20% a distribuid­ores y comercios minoristas, y el resto se exporta”, detalló Picat.

“Los márgenes del frigorífic­o son muy ajustados, alrededor del 10%, pero la planta da seguridad de comerciali­zación, agregado de valor y creación de puestos de trabajo”, apuntó.

El frigorífic­o tiene una cartera de alrededor de 400 clientes en Córdoba, Santa Fe, La Rioja, Catamarca y Mendoza, y también brinda financiaci­ón a los operadores de mayor respaldo. El año pasado participó de una experienci­a de envío de los primeros embarques argentinos de carne porcina al mercado de Hong Kong.

La seguridad en la comerciali­zación a través del frigorífic­o impulsó al empresario a poner en marcha un nuevo emprendimi­ento productivo con 1000 madres más en Candelaria Sud, a 70 kilómetros de la ciudad de Córdoba, con una inversión de 3,5 millones de dólares, que permitirá abastecer el 50% de la faena de la planta.

Con la idea de capturar más valor de la cadena comercial, Picat también desarrolló la producción de embutidos frescos con marca. Para eso preparó una sala especial con picadora de carne, embutidora y escaldador­a, complement­adas con equipamien­to para el packaging.

En la planta trabajan 102 personas, que conforman un equipo muy integrado, que busca alcanzar los objetivos que se plantean. No obstante, todo el complejo agroindust­rial no deja de ser una empresa familiar, en la que Picat se respalda con integrante­s de su grupo para los puestos claves.

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 ??  ?? 1 La empresa de Luis Picat empezó con 250 madres y luego se expandió a 1000, además de apostar a esquemas asociativo­s con otros productore­s. 2 La planta de biogás permite cubrir el 75% del consumo de energía de la firma. 3 El productor avanzó con un frigorífic­o integrado que faena y desposta la producción propia y de terceros ; también desarrolló una marca para los embutidos
1 La empresa de Luis Picat empezó con 250 madres y luego se expandió a 1000, además de apostar a esquemas asociativo­s con otros productore­s. 2 La planta de biogás permite cubrir el 75% del consumo de energía de la firma. 3 El productor avanzó con un frigorífic­o integrado que faena y desposta la producción propia y de terceros ; también desarrolló una marca para los embutidos
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