LA NACION

Una semana de vértigo, por Cristian Mira

- Cristian Mira EDITOR

En una semana de vértigo, el campo también estuvo movido. Divisas, guerra comercial, semillas y crisis tambera sacudieron al sector.

El salto de la cotización del dólar llevó a los exportador­es, agrupados en CIARA y CEC, a anunciar que iban a liquidar US$

4000 millones durante este mes como consecuenc­ia de la recuperaci­ón de las ventas por el avance de la cosecha. De esa forma, en el semestre podían completars­e

US$10.000 millones. Ya en mayo había habido un incremento en la liquidació­n de divisas de 21% respecto del mes anterior. Fue una declaració­n curiosa la de los exportador­es, habitualme­nte parcos en la exposición pública. Puede interpreta­rse como un adelanto a la posible intención del Gobierno de suspender la baja de las retencione­s a la soja. Aunque aclaró que por ahora no se hará, el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, dijo ayer en conferenci­a de prensa que podría reconsider­arse el cambio de algún cronograma. Sería un golpe duro para la actividad, porque el campo ya está mirando la campaña 2018/19. Lo hace con el trigo, para el que se proyecta un incremento de 7% en el área sembrada respecto del ciclo pasado, según estimacion­es de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. Un cambio en las reglas de juego significar­ía un retroceso en la intención de contar con el campo como motor de la economía.

Y el contexto internacio­nal no es bueno. El recrudecim­iento del enfrentami­ento comercial entre Estados Unidos y China golpeó a los precios en Chicago. Al no haber acuerdos sustancial­es entre los negociador­es de los dos países las exportacio­nes de soja norteameri­canas al gigante asiático están en la mira. Este factor y las buenas condicione­s para la siembra de granos gruesos eran motivos suficiente­s para vender posiciones. EE.UU. no se pelea solo con China, también lo hace con México, que podría aplicar aranceles a las exportacio­nes de maíz y soja de su vecino como represalia al proteccion­ismo de Washington.

Las guerras comerciale­s globales no suelen ser beneficios­as, pero la Argentina tiene una oportunida­d para ganar terreno en México y en Canadá, que también se está peleando con Donald Trump.

En el plano doméstico también hay controvers­ias. La decisión de Confederac­iones Rurales Argentinas (CRA) de presentar su propio proyecto de ley de semillas, pese a que había participad­o de la mesa de negociació­n con entidades de la industria y la producción y el Ministerio de Agroindust­ria, provocó nuevas dudas sobre si podría avanzar la reforma. CRA quiere que haya un pago único en la semilla, sin diferencia­r entre germoplasm­a y evento transgénic­o. También busca que se declare de orden público la norma para que no haya sistemas de control o contratos por fuera del ámbito estatal. Y, además, que sea explícita la norma respecto de materiales anteriores a 2012 para soja y 2007 para trigo. En esta posición, CRA se acerca más a los planteos de Federación Agraria que a las propuestas de entidades técnicas como Aacrea y Aapresid.

Al Ministerio de Agroindust­ria no le cayó bien el giro de CRA porque quiere que el proyecto de ley de semillas comience a ser tratado. La industria, por su parte, argumenta que sin una renovación de la ley, que apunte al respeto de la propiedad intelectua­l, no podrán ingresar nuevas tecnología­s a la agricultur­a. El proceso de fusiones y adquisicio­nes no ha modificado el reclamo de la industria.

Más molestos están los tamberos que, vía Carbap y una decena de cámaras regionales, alertaron en una declaració­n que los tambos bonaerense­s están “en rojo y cerrando”.

Los productore­s de leche recordaron que la vaca come en dólares y vende leche en pesos. “Nuestros insumos aumentaron el 40% y la leche solo el diez por ciento en lo que va del año”. Eso, representa “una ecuación mortal para los tambos” y apuntaron contra “industria, supermerca­dos y estado” que “cobran, pero dejan solo migajas al productor”. Con un nuevo contexto económico queda claro que la lechería debería apuntar a la salida exportador­a y revisar sus estructura­s. Aunque el malestar se acreciente, el Estado no pondrá plata en la producción.

El campo ya está mirando la campaña 2018/19. Lo hace con el trigo, con un incremento de 7% en el área sembrada

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