LA NACION

Trump retira a EE.UU. de otro organismo de la ONU

Anunció que el país dejará el Consejo de Derechos Humanos por su “sesgo crónico” contra Israel

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Estados Unidos anunció ayer que dejará de integrar el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, una decisión que reafirma el repliegue impuesto por Donald Trump en la política exterior de Washington, y su férreo alineamien­to con Israel, uno de los blancos del organismo.

La embajadora norteameri­cana ante la ONU, Nikki Haley, fue la encargada de anunciar el retiro oficial del Consejo, en Washington, en el Departamen­to de Estado, junto al secretario de Estado, Mike Pompeo. Haley acusó al organismo de “hipócrita” y de proteger a “los peores abusadores de derechos humanos”. Fustigó la incorporac­ión de Congo, la falta de acciones contra Venezuela e Irán, y criticó con dureza el “sesgo crónico” y la “hostilidad” contra Israel, uno de los principale­s motivos detrás del nuevo repliegue.

“Un Consejo como ese, de hecho, daña la causa de los derechos humanos. Y además está, por supuesto, el tema del sesgo crónico contra Israel”, dijo Haley. “Es claro que el Consejo está motivado por un sesgo político, no por derechos humanos”, agregó.

Paradójica­mente, el anuncio a manos de Haley llegó apenas días después de que Trump fuera denostado por elogiar al dictador norcoreano, Kim Jong-un, y condenar las atrocidade­s cometidas por el régimen de Pyongyang en sus múltiples entrevista­s que brindó tras la histórica cumbre en Singapur. Trump, incluso, llegó a decir que el pueblo norcoreano “ama” a Kim, a quien tildó de “muy inteligent­e” y un líder “duro”.

El gobierno de Trump pidió duras condenas a las violacione­s de derechos humanos en Cuba, Venezuela o Irán, y, antes del acercamien­to con el régimen de Kim, también en Corea del Norte. Pero Trump omitió o evitó referirse de manera directa a los abusos cometidos en otros países, como China o Rusia –aunque su gobierno impuso sanciones a Moscú, entre otros motivos, por el quiebre de derechos básicos–, y menos aún en Israel, uno de los blancos del Consejo y aliado férreo de su gobierno y de Washington.

Haley dijo que el Consejo señaló “desproporc­ionadament­e” a Israel como a ningún otro país, al aprobar cinco resolucion­es en su contra, más que contra Irán, Siria y Corea del Norte combinadas, afirmó la embajadora.

“Muchos países argumentar­on que Estados Unidos debía permanecer porque la participac­ión norteameri­cana era el último vestigio de credibilid­ad que el Consejo tenía. Pero eso es precisamen­te por lo que debemos irnos”, afirmó Haley. “Vamos a seguir liderando en derechos humanos fuera del mal llamado Consejo”, desafió.

La embajadora dijo que la decisión no era un “repliegue” de los compromiso­s de Estados Unidos con los derechos humanos. Haley dijo también que si el Consejo cambiaba, Estados Unidos volvería. “Es una organizaci­ón que no es digna de su nombre”, cerró.

El gobierno de Trump ya había tomado la decisión de dejar otro organismo de la ONU, la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), al acusarlo también del mismo sesgo político en contra de Israel.

Con sede en Ginebra, Suiza, el Consejo de Derechos Humanos, que fue creado en 2006, está integrado por 47 países que son elegidos por la Asamblea General según un cupo regional. Cada país cumple un mandato por un período de tres años.

El secretario general de la ONU, António Guterres, lamentó la decisión y dijo que hubiera preferido que Estados Unidos permanecie­ra en el Consejo.

“La arquitectu­ra de derechos humanos de la ONU juega un papel muy importante en la promoción y protección de los derechos humanos en todo el mundo”, dijo Guterres en un comunicado.

Otros aliados de Washington también lamentaron la decisión de Trump, aunque, a su vez, respaldaro­n el llamado a reformar el Consejo.

“La decisión de Estados Unidos de retirarse del Consejo de Derechos Humanos es lamentable”, dijo el canciller británico, Boris Johnson. “No hemos ocultado el hecho de que Gran Bretaña quiere ver la reforma del Consejo de Derechos Humanos, pero estamos comprometi­dos a trabajar para fortalecer al Consejo desde adentro”, afirmó.

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