El poder de los tímidos. Cómo lograr un ascenso siendo introvertido
Definir sus puntos fuertes, aprovechar los encuentros cara a cara y buscar un mentor son algunos de los consejos
Muchas veces parece que la única manera de hacer carrera corporativa es tratar cada día como una charla TED: contacto visual firme, poses rígidas y presentaciones cuidadosamente guionadas pensando en su jefe. Pero ¿qué hay de los ejecutivos que son del tipo fuerte y silencioso? ¿Es posible destacarse y posicionarse para una promoción cuando la idea de un buen día de trabajo es hacer su tarea de forma excelente pero callada?
El primer paso para alcanzar el objetivo es asegurarse de aprovechar los puntos fuertes de cada uno. Si una persona quiere que su trabajo reciba más atención va a tener que soportar más atención sobre sí mismo. Pero se puede limitar la intensidad de los reflectores asegurándose de que su carrera se base en sus puntos fuertes.
“Podemos flexibilizar nuestra personalidad, pero solo hasta cierto punto. Bill Gates nunca va a ser Bill Clinton, no importa cuánto mejore su capacidad de relacionarse con la gente, y Bill Clinton no puede ser Bill Gates, no importa el tiempo que pase a solas con una computadora”, asegura Susan Cain, autora del libro Silencio: el poder de los introvertidos en un mundo que no puede dejar de hablar.
La definición común de un introvertido es alguien que tiende a recargar las pilas mejor estando solo. Eso significa que si un ejecutivo es un introvertido es probable que no se sienta inclinado a participar de cada happy hour, cada almuerzo y cada oportunidad de desarrollo profesional opcional que aparezca en el calendario. y por lo tanto se necesita compensar activamente estas falencias con otras formas de comunicación.
Una opción es desarrollar las relaciones a su propia manera. Abordarregularmenteloscontactos laborales con conversaciones reales sobre eventos e intereses importantes en un formato que no provoque estrés, como, por ejemplo, vía correo electrónico, apps de mensajería o LinkedIn.
Si se disfruta de la actividad social en pequeñas dosis, se deben evitar los eventos de grandes grupos y elegir sugerir reuniones más enfocadas con gente con la que les interese desarrollar una relación. El tiempo cara a cara y de a uno puede fortalecer más una red de contactos que períodos más prolongados con gran cantidad de gente.
El síndrome de impostor y la introversión a menudo pueden ir de la mano dado que en ambos casos se prefiere evitar la excesiva atención. Esto puede llevar a que sistemáticamente un ejecutivo haga un trabajo excelente, que justifique su promoción, pero que no se termine reclamando el crédito por los éxitos alcanzados. o que se tengan buenas ideas, pero la persona no se anime a revelarlas en una reunión por timidez.
Si se quiere hablar y recibir el crédito por las ideas aportadas es ideal tener a mano un recurso de respaldo. Se puede concurrir a las reuniones con notas exhaustivas de lo que quiere compartir y tener esas notas como referencia cuando se habla.
Incluso puede ayudar introducir el aporte que se quiere hacer apelando a una frase que explique que no es algo que se le ocurrió en el momento, diciendo por ejemplo: “Pensé en esto el fin de semana y se me ocurrió que podemos…” o “El otro día alguien dijo algo interesante que me hizo pensar…”. Estas frases reducen la presión y dan cierto peso a lo que tiene para decir.
Por último, otra opción es encontrar a un superior que funcione como una especie de mentor dentro de la empresa. Puede ser difícil encontrar y establecer una relación con quien sería el mentor adecuado y siempre hay que recordar que no se trata de una actitud mercenaria, en el sentido de “hacerse amigo de quien le conseguirá una promoción”.
En cambio, una relación con un mentor permite desarrollarse como profesional con alguien que puede ser testigo de ese avance y lo patrocine para que alcance niveles más altos de responsabilidad.