Encuentran cartas manuscritas de Santa Teresa a su “otro” amor
La Guardia Civil española descubrió una correspondencia de la mística con el fraile Jerónimo Gracián
MADRID.– Santa Teresa de Jesús tuvo otro amor, aparte de Dios. Uno más carnal y menos confesable: Jerónimo Gracián. A él le dirige una de las dos cartas manuscritas e inéditas halladas en el marco de una operación de la Guardia Civil, junto a 19 obras de arte. Santa Teresa tenía ya cerca de 60 años, pero eso no impidió que se apasionara con ese fraile joven y comprometido, dispuesto a acompañarla en la renovación de una iglesia carcomida por la depravación; el ámbito eclesiástico se encontraba inmerso en arduas luchas de poder entre los dos grupos de carmelitas, los calzados y los descalzos.
“Para mi padre el maestro fray Jerónimo Gracián de la madre de Dios, en su mano...”, arranca la misiva. Teresa de Jesús y Gracián tuvieron que soportar las habladurías que su relación provocaba en su comunidad religiosa. Sobre todo Gracián, que acabó huyendo de sus propios hermanos, los carmelitas des- calzos, que lograron expulsarlo de España. “Fue perseguido por seguir las ideas de una mujer, fue apresado por corsarios y acabó siendo acogido por quienes habían sido sus adversarios: los carmelitas calzados”, comentaba el periodista y escritor Fernando Delgado, que escribió un novela basada en la relación entre ambos: Sus ojos en mí.
“...En harta gracia nos ha caído lo que les respondió a los calzados para la obra que ellos meten ya en Medina y cómo persuaden a las monjas que obedezcan al provincial del paño”, le escribe el 19 de agosto de 1578 desde Ávila. Son muchas las preocupaciones de la santa en esos momentos. Gracián está en Madrid, bien alojado, pero medio escondido y sin osar presentarse ante el nuncio Sega. Fray Juan de la Cruz ha huido de la cárcel. Ella lo ignora y sigue angustiada por la suerte de ese santo. El general de la orden, que con ella mantiene absoluto mutismo, ha escrito a una monja de la Encarnación una carta desalentadora. La santa tiene que tranquilizar a las carmelitas de Medina, aterrorizadas por la llegada de Valdemoro, uno de los carceleros de fray Juan de la Cruz.
Las dos cartas han sido encontradas después de que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil en Valladolid, en el marco las actuaciones que lleva a cabo para la protección y salvaguardar el patrimonio histórico y arqueológico, recuperó 19 obras de arte que se encontraban en el mercado ilícito. Y cinco piezas que el arzobispado de Valladolid daba en paradero desconocido.
El titular de un anticuario y el administrador de una casa de subastas han sido los principales investigados por los presuntos delitos de estafa y venta ilícita de siete obras de arte de patrimonio histórico.
La operación Camarín se inició el pasado marzo cuando los agentes del Seprona descubrieron una compraventa de una pintura llevada a cabo a través de una subasta en Madrid que podría corresponderse con una que poseían las Carmelitas Descalzas del Convento de San José de Medina de Rioseco (Valladolid), por las que tanto se preocupaba Santa Teresa, y que estaba incluida en los catálogos “Clausuras. El patrimonio de los conventos de la provincia de Valladolid”, como en “Catálogo monumental de la provincia de Valladolid”.
Se pudo comprobar que la obra subastada pertenecía a una colección compuesta por un total de 174 piezas, de las que 28 obras se encontraban en paradero desconocido desde 2005. Y las investigaciones condujeron hasta un anticuario de Valladolid, adonde habrían llegado a través de una casa de subastas de Madrid, que tasó y analizó la obra. En la ficha del catálogo de la subasta se había ocultado la procedencia de la obra y se había cambiado la fecha de su creación. El lienzo se localizó y recuperó en Madrid y fue entregado voluntariamente por el comprador de buena fe. Durante la investigación se descubrió que el anticuario había vendido ilícitamente otras siete obras de la colección a personas desconocidas.
Las obras de arte recuperadas y las cedidas voluntariamente por las monjas carmelitas han sido depositadas en el Museo San Francisco de Medina de Rioseco. Allí se encuentra la mayoría de las obras de la colección de la que forman parte. E incluye esas dos cartas manuscritas autógrafas e inéditas de Santa Teresa de Jesús.