LA NACION

Llegó a Buenos aires y recorrerá 14.000 km

Por Buenos Aires 2018, el fuego sagrado ya está en la Argentina, donde recorrerá 14.000 kilómetros; en medio visitará Marambio, el punto más austral al que haya sido transporta­do alguna vez

- Fernando Vergara

Los anillos, el fuego sagrado, la antorcha. Los símbolos de los Juegos Olímpicos representa­n una parte esencial de uno de los eventos deportivos más importante­s del planeta. Resultan un sello distintivo. Hoy, ese mundo del polideport­ivo transita una semana especial. Y Buenos Aires ya respira ese aroma particular que vivirá durante el mes de octubre al ser la capital del deporte mundial, cuando reciba los terceros Juegos Olímpicos de la Juventud (YOG). Primero fueron los anillos, que ya se lucen en el Obelisco. Ayer, el Comité Organizado­r presentó en Villa Soldati la llama olímpica que se había encendido el último martes en la ceremonia que se realizó en el histórico estadio Panathinai­kó, en Atenas, Grecia.

El fuego olímpico, el símbolo más moderno y tradiciona­l del olimpismo, llegó a Buenos Aires e iniciará un recorrido el próximo 5 de agosto a través de 14.000 kilómetros para exhibirse en diversos puntos de la Argentina. La primera muestra fue en el Centro Acuático del Parque Olímpico.

¿Qué particular­idades tienen esa antorcha y ese fuego al que siempre envuelve un halo de misterio? “Vino a la Argentina en un cofre cerrado, con una lámpara especial que está especialme­nte diseñada para subir a cualquier avión. El fuego no se apaga nunca, jamás”, explica a La NacioN Leandro Larrosa, el CEO del Comité Organizado­r. “Todo esto tiene un procedimie­nto particular. Hay dos lámparas que están siempre encendidas para mantener ese fuego. Se las recarga permanente­mente con una parafina líquida que aguanta entre 15 y 16 horas. Después, desde esas llamas se empiezan a prender las diferentes antorchas. Pero el fuego es siempre el mismo”, agrega Larrosa.

El recorrido

Las ciudades que visitará el tour olímpico desde el 5 de agosto serán La Plata, Paraná (8/8), Santa Fe (11/8), Puerto Iguazú (15/8), Corrientes (18/8), San Salvador de Jujuy (23/8), Salta (26/8), San Miguel de Tucumán (29/8), San Fernando del Valle de Catamarca (1 de septiembre), La Rioja (5/9), Mendoza (8/9), San Juan (12/9), Córdoba (16/9), Neuquén (20/9), Bariloche (23/9), Ushuaia (30/9) y Buenos Aires el 6 de octubre.

Además, el recorrido estará presente en un sitio especial: la llama olímpica llegará por primera vez en la historia a la Antártida, el punto mas austral al que ha sido transporta­da jamás. La idea es llevarla post desembarco en Ushuaia. Dependerá, claro, de las condicione­s climáticas. “Es una vuelta muy federal. En varios municipios también haremos algunos eventos. Y el salto a la Antártida será hermoso, distintivo. Estamos orgullosos”, añade Larrosa.

No será la primera vez que la Argentina pueda disfrutar de un evento de esta magnitud. Previo a los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, la antorcha olímpica llegó al país por primera vez es su historia como parte de un recorrido de 137.000 kilómetros por todo el mundo. Algo similar sucedió en la antesala de Río de Janeiro 2016. “Queremos que sea la antorcha de la unidad. En un mundo con tantos conflictos deseamos aportar algo de paz. Estamos en un lugar maravillos­o”, dijo Gerardo Werthein, presidente del Comité Organizado­r.

Como en cada ocasión que un símbolo deportivo de esta magnitud llega al país, se prevé un operativo de seguridad para su cuidado. “Está en nuestras manos su custodia y que ese fuego que se encendió en Atenas siga vivo hasta el 18 de octubre, cuando tengamos la ceremonia de clausura. En algunos lugares lo cuidaremos con personal de seguridad y en otros con gente de un equipo específico denominado ‘Torch Tour’. Ellos serán los encargados de que nunca se apague”, especifica Larrosa.

Del acto de ayer participar­on el propio Werthein y Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gobierno porteño, entre otras autoridade­s y reconocido­s atletas olímpicos argentinos como Sebastián Crismanich (oro en taekwondo en Londres 2012), Juan Curuchet (oro en ciclismo en Pekín 2008) y Carlos Retegui (DT de Los Leones que también ganaron el oro en Río 2016). “De todo esto quedará un legado y toda esta enorme infraestru­ctura”, aseguraba Retegui mientras Curuchet, Crismanich y los atletas juveniles Sol Ordás, Dante Cittadini, Victoria Saputo y Teresa Romairone protagoniz­aban los primeros relevos de la antorcha destinada a los primeros Juegos Olímpicos en los que habrá la misma cantidad de mujeres y hombres compitiend­o.

“Vamos a ser el centro del mundo y demostrare­mos de qué estamos hechos los argentinos. No hay nada que envidiarle­s a los otros Juegos Olímpicos”, remarcó Crismanich. A su lado estaba Ordás, una chica de apenas 17 años que también sueña con ser campeona olímpica. “Estuve muy ansiosa, pero lo disfruté mucho. La antorcha es un símbolo muy fuerte”, dijo. Ordás jamás se olvidará que fue la primera atleta juvenil que tuvo en sus manos el fuego olímpico en la Argentina.

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