LA NACION

Paulina Lebbos. Otro crimen que interpela al poder político

El padre de la víctima señala, desde 2006, al exgobernad­or de Tucumán como encubridor

- Fabián López

SAN MIGUEL DE TUCUMÁN.– Paulina Lebbos tenía 23 años, una hija de 5 y soñaba con ser periodista. Había aprobado su primera materia de la carrera de Ciencias de la Comunicaci­ón en la Universida­d Nacional de Tucumán y, para festejarlo, fue a bailar con amigos a un boliche de esta capital. A la salida, ya en plena madrugada del 26 de febrero de 2006, subió a un remise con su amiga, Virginia Mercado, que se bajó antes. Paulina, en cambio, nunca llegó a la casa de su pareja, César Soto.

Su cadáver fue encontrado 13 días después a la vera de la ruta 341, cerca de la localidad de Tapia. Tenía signos de estrangula­miento, mutilacion­es y estaba en avanzado estado de descomposi­ción. La Justicia confirmó que el cuerpo fue movido de lugar y la escena donde estaba el cuerpo había sido adulterada, lo que indica que Paulina fue asesinada en otro sitio. También se constató que habían sido falsificad­as las actas policiales donde se informaba del hallazgo de la víctima.

Casi 12 años más tarde, el 6 febrero pasado, comenzó el juicio oral a cuatro exfunciona­rios del anterior gobierno, del peronista José Alperovich, acusados de encubrir el crimen de Paulina, con: el exsecretar­io de Seguridad Eduardo Di Lella, el exjefe de policía Hugo Sánchez, el exsubjefe de la fuerza Nicolás Barrera y el exjefe de la Regional Norte Héctor Rubén Brito.

Por el mismo delito es juzgado el policía retirado Hugo Waldino Rodríguez. Como presunto autor material está señalado Roberto Luis Gómez, que utilizó el celular de la víctima desde horas después de la desaparici­ón de la chica hasta el año 2011.

Como en Catamarca con el caso de María Soledad Morales, el crimen de Paulina conmocionó a la sociedad tucumana y generó divisiones. Alberto Lebbos, su padre, denuncia desde el principio la existencia de una red de encubrimie­nto tejida desde las más altas esferas del poder político provincial en procura de impunidad.

Durante la investigac­ión fueron vinculados al caso Gabriel y Daniel Alperovich, los hijos del exgobernad­or y actual senador nacional. Es que una versión señalaba que Paulina había estado horas antes de desaparece­r en una fiesta con “hijos del poder”. Ante la falta de pruebas –incluidos cotejos de ADN que dieron negativo–, esta pista fue descartada.

José Alperovich fue citado como testigo en el debate. Se valió de todos los recursos a su alcance para evitar sentarse ante el tribunal, incluidos sus fueros parlamenta­rios. Finalmente, los jueces Carlos Caramuti, Rafael Macoritto y Dante Ibáñez lo autorizaro­n a declarar por escrito. Lo hará antes de que finalice el juicio, lo que ocurriría en diciembre.

Lebbos dijo a que la nacion está seguro de que el autor del crimen de su hija tiene protección política. “No tengo ninguna duda de que el asesino de Paulina es alguien muy allegado al poder”, afirmó. “Cada una de las pruebas documental­es que se van presentand­o en este proceso oral y los testimonio­s de gente que intenta proteger a los encubridor­es confirman nuestra denuncia, de que desde el más alto nivel del clan de José Alperovich y su esposa, Beatriz Rojkés, ejecutaron estas maniobras para proteger a los asesinos de Paulina”, sostuvo.

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Archivo Manifestac­ión permanente. Alberto Lebbos afirma que el asesino de su hija tiene protección política, supuestame­nte orquestada por el exgobernad­or tucumano José Alperovich

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