LA NACION

Una familia espera justicia por la muerte del padre que no pudo conocer a su hijo

Comenzará la semana próxima el debate oral sobre el asesinato de Matías Terrón, ejecutado en un secuestro en 2016; la víctima se había enterado 72 horas antes del embarazo de su esposa

- Valeria Musse

Hacía pocas horas que Matías se había enterado de que sería padre por primera vez. La alegría se transformó en drama y muerte 72 horas después. Hoy, el pequeño Benjamín, de 18 meses de vida, crece rodeado del amor de su mamá, de sus abuelos y tíos, pero no cuenta con su padre porque la insegurida­d se lo arrebató antes de su nacimiento. Y el jueves próximo comenzará el juicio contra dos delincuent­es acusados de haber acribillad­o a Matías Terrón, en 2016, tras secuestrar­lo en Avellaneda.

“Benja es muy parecido a mi hermano, aunque algo más simpático”, bromeó Emmanuel Terrón mientras se prepara para ser parte, junto con otra abogada, del proceso judicial contra las dos personas que están acusadas de homicidio criminis causa “cometido para ocultar otro delito, en este caso un secuestro”. Quienes estarán sentados ante los magistrado­s en los Tribunales de Lomas de Zamora serán los hermanos Esteban y Daniel De Luca. Fueron apresados horas después del homicidio de Terrón. Cayeron cuando estaban por cometer una entradera en Lomas de Zamora y tenían aún el celular de Matías.

Emmanuel sabe que será un momento difícil. Estará sentado frente a los principale­s sospechoso­s de haber matado a su hermano, un estudiante de la carrera de Administra­ción de Empresas que estaba a punto de recibirse.

“No podría dormir si algo falla y no hice nada por defenderlo. Mati hubiera hecho lo mismo por mí”, dijo el joven, involucrad­o desde un principio en la nueva ley de protección de víctimas de delitos.

Por ahora, solo hay dos acusados sentados en el banquillo por el asesinato de Matías que, además, gozaban de libertad condiciona­l al momento del crimen. La familia de la víctima entiende que, al menos, una persona más estuvo involucrad­a en el crimen. “Cuando a Mati lo redujeron y se lo llevaron secuestrad­o, alguien más se quedó con su auto y lo prendió fuego a unas 10 cuadras”, explicó el abogado y hermano de la víctima.

Protegió a su pareja

Cuando caía la noche del miércoles 22 de junio de 2016, una banda de delincuent­es tomó como rehén a Matías, en la localidad de Sarandí, Avellaneda, con la intención de robarle. El joven había ido en busca de sus perros que quedaban a cargo de una cuidadora.

Los ladrones querían obligar a Terrón a ir a su vivienda, pero allí lo esperaba Jésica Grasso, su mujer embarazada de unas pocas semanas. Entonces, el joven de 31 años los llevó a la casa familiar donde había crecido – aunque ya no vivía nadie allí–. Cuando llegaron al lugar, Matías, que llevaba sus manos atadas, alcanzó a correr, pero lo acribillar­on por la espalda y murió un rato después. Pocos días antes había celebrado su primer Día del Padre al enterarse del embarazo de su pareja.

La vida de la familia ya no fue la misma. Al poco tiempo, el padre Terrón falleció tras luchar contra el cáncer y, sobre todo, luego de enfrentar la angustia de perder un hijo. “Para no ir a su departamen­to, donde estaba su esposa embarazada, mi hijo decidió venir a nuestra casa, donde sabía que no había nadie. Con mi esposa nos mudamos porque los chicos se hicieron grandes, cada uno vive en su casa y quedamos solos. Nos mudamos a un barrio privado por seguridad, porque acá no se puede estar de noche”, había dicho a la nacion Néstor Terrón, el padre de la víctima pocas horas después del homicidio de su hijo.

En ese momento, el hombre recordó que en medio del festejo por el Día del Padre, 72 horas antes del crimen, su hijo lo sorprendió con una noticia que fue una inyección de ánimo en medio de su lucha contra el cáncer: “Papá, hay que darle para adelante y luchar. ¡Se viene un nieto!”, le dijo. El asesinato de Matías fue demasiado para su padre enfermo.

La mujer de Matías, en tanto, debió afrontar la mayor parte del embarazo inmersa en un profundo dolor. “Tuve que hacer reposo, pero a los tres meses pedí trabajar desde casa porque me mantenía la cabeza ocupada”, sostuvo la joven de 30 años en diálogo con la nacion. No era fácil. Cada ruido en la casa le hacía pensar que era Matías.

A dos años del crimen, Jésica quiere estar presente en el debate oral. “Mi hijo se quedó sin papá. Le sacaron la posibilida­d de conocerlo. Quiero contarles a los jueces quién era Matías. Lo mataron por nada”, dijo la mujer y la voz se le entrecortó. El pequeño Benja está conociendo a su papá por medio de fotos, pero no sentirá el abrazo paterno.

“Pido justicia, porque te privaron de acompañar el embarazo de mi mamá, de ir a las ecografías y verme mover, de sentir mis patadas, ni que hablar de sentirme el corazón; de cumplirle sus antojos, de ir al curso preparto, de aprender … Pido justicia, porque te sacaron de presenciar mi nacimiento, de estar ahí al lado de mi mamá dándole la mano, transmitié­ndole fuerza… Pido justicia porque no estás en cada logro, avance y aprendizaj­e mío, porque no puedo jugar, bailar y reírme con vos… [...]”, reza un emotivo posteo en la página de Facebook “Justicia por Matías Terrón” que habla en nombre del niño.

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Archivo Matías Terrón fue asesinado por la espalda

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