La realidad de los expulsados por la crisis
★★★ buena. dramataurgia y dirección: Alejandro Genes Radawski. intérpretes: Gustavo Bomrad, Luján Bournot, Natalia De Elía, Javier Brancos, Virgina Caridad, Ayelén Guido, Tobías Pereyra Iraola. iluminación: Ricardo Sica. vestuario: Florencia Tutusaus. escenografía: Alejandro Genes Radawski. video: Matías Moyano. asistencia de dirección: Natalia Morillas. sala: La Tertulia, Gallo 826. funciones: viernes, a las 21. duración: 60 minutos.
El dramaturgo y director Alejandro Genes Radawski da a conocer en Buenos Aires una pieza que creó en 2013, a partir de una beca que le posibilitó hacer una residencia en la Real Academia de España en Roma. Ir y volver a ir es un texto coral que expone la dolorosa realidad que padecen aquellos individuos que se ven obligados a dejar sus países de origen luego de atravesar una difícil situación económica.
La pieza, que hace foco sobre todo en un fragmento de la historia argentina, comienza en 2001, luego de escuchar el último discurso que pronunció el expresidente Fernando De la Rúa. Sumida en un profundo descontento popular buena parte de la sociedad debió soportar una de las crisis más fuertes que ha vivido el país en las últimas décadas. Algunas personas decidieron trasladarse a España, pero la condición de exiliados, la búsqueda de una nueva identidad en un marco de país en el que también se vivió en una burbuja económica que estalló en 2013, no dio tregua a este segmento de seres humanos muy bien fotografiados por Genes Radawski.
El autor le presta su voz a un grupo de hombres y mujeres que, a través de pequeñas situaciones, dan cuenta de sus nuevos estilos de vida, aceptando trabajos inesperados, encerrándose en sus mundos privados, tratando de comprender una transformación para la que no están preparados y que, en definitiva, solo en muy pocos casos aceptan o desean.
La realidad de los personajes se da a conocer a través de breves relatos o a partir de acciones que no hacen más que acumular sus universos devastados. En la escena ellos cambian sus ropas para convertirse en una nueva criatura desesperanzada que parecería no encontrar un escape posible a su situación. Para algunos, el regreso al país tampoco implica obtener el ansiado bienestar.
Un elenco heterogéneo da vida a esos seres indefensos que trascienden sobre todo porque sus historias resultan sumamente elocuentes. Las conductas de esas criaturas están, sobre todo, bien definidas por el grupo de actrices. Hay en muchas de ellas una potente observación de esos conflictos privados que logran hacer trascender con verdad y emoción.
Resulta muy atractiva la resolución escenográfica en la que en primer plano aparecen dos percheros cargados de prendas que los intérpretes irán mudando según se modifique su estatus dentro del espacio escénico.
Ir y volver a ir resulta una pintura de época muy conmovedora. Se hace cargo de un tema en el que la dramaturgia argentina poco ha reparado.