En una semana decisiva, se amplía levemente en el Senado el rechazo al aborto
Lunes 30 de julio de 2018 La división en el sector que respalda el proyecto favorece a los opositores; un legislador radical que estaba indeciso anticipó que votará en contra; hoy marchan a Olivos
La pulseada por la legalización del aborto entra esta semana en una etapa de definiciones en el Senado, donde los opositores al proyecto sacan una pequeña ventaja. Ayer se sumó a la lista de quienes votarán en contra el senador radical pampeano Juan Carlos Marino, vicepresidente de la Cámara alta, que basó su decisión en las argumentaciones de los expertos en las audiencias.
Ante la crucial reunión de pasado mañana en el plenario de comisiones, los senadores que rechazan el aborto suman 32, frente a 31 que respaldan la despenalización. Sin embargo, en este sector hay seis legisladores que impulsan cambios en el proyecto aprobado en Diputados, lo que genera una división en ese bloque. Además, hay ocho indecisos y una senadora que anunció su abstención en la sesión prevista para el 8 de agosto.
La expectativa por la votación en las comisiones se trasladará a las calles. Organizaciones que rechazan el proyecto se concentrarán hoy, a las 19, frente a la residencia presidencial de Olivos.
El debate en el Senado sobre la legalización del aborto ingresa en una semana de definiciones. Parte de la incertidumbre, en la que el rechazo al proyecto parece sacar todavía una pequeña luz de ventaja, comenzará a disiparse pasado mañana, cuando las tres comisiones que debaten la iniciativa desde hace casi un mes deban dictaminar sobre el proyecto de interrupción voluntaria del embarazo que aprobó la Cámara de Diputados.
Por el momento, los números están cerrados, pero muestran una leve ventaja para el sector que “defiende las dos vidas” y que rechaza la iniciativa. Ayer se sumó a ese grupo el radical Juan Carlos Marino (La Pampa), complicando aún más las aspiraciones de que la legalización pueda convertirse en ley en la Cámara alta.
Sobre un total de 72 senadores, aún quedan ocho que no han querido adelantar posición y que tendrán en sus manos la llave para definir la votación del próximo 8 de agosto.
Mientras tanto, el rechazo a la iniciativa ya tiene 32 votos. Por su parte, la postura a favor de convertir en ley el texto tal cual lo aprobó el 14 de junio la Cámara baja suma 25 voluntades.
Sin embargo, a esta última cifra debe sumarse una media docena de senadores que apoyan la legalización, pero que pretenden introducirle modificaciones al proyecto. La lista se completa con la neuquina Lucila Crexell (MPN), que está a favor de la despenalización del aborto pero anunció que se abstendrá.
El debate por la interrupción voluntaria del embarazo continuará mañana, a partir de las 14, con la quinta y última tanda de exposiciones ante las comisiones de Salud, de Justicia y Asuntos Penales y de Asuntos Constitucionales.
Sin embargo, todas las expectativas están puestas en la reunión de pasado mañana. Ese día, el plenario se volverá a reunir para emitir dictamen, tal cual lo estableció el acuerdo político al que arribaron los principales bloques de la Cámara alta en la sesión del 27 de junio último, cuando le torcieron el brazo a la vicepresidenta Gabriela Michetti y modificaron el giro a cuatro comisiones que había decidido la presidenta del Senado.
La reunión será clave porque al fin se sabrá qué postura será mayoritaria. El dato no es menor: el dictamen que sea considerado de mayoría –o de primera minoría, en el caso de que ninguno supere la mitad más uno de cada comisión–, será el primero en ser sometido a votación en el recinto.
Si el rechazo fuera mayoría y lograse imponerse en la votación, sería el final del proyecto y la interrupción voluntaria del embarazo no podrá volver a discutirse en el Congreso hasta después del 1° de marzo de 2019. Un pésimo escenario si se toma en cuenta que a esa altura del año ya estará lanzada de lleno la campaña electoral, tanto la presidencial como en las provincias.
Las repercusiones que un rechazo absoluto podría generar, sobre todo cuando se espera una nueva multitudinaria movilización al Congreso a favor del aborto legal, seguro y gratuito, son lo que hace dudar a los sectores “provida” sobre el camino a seguir. Sin embargo, tampoco los convence la alternativa de modificar el proyecto (cambiar legalización por una amplia despenalización), ya que le permitirían a Diputados insistir en su versión al momento de tratarlo en segunda revisión.
Legalización dividida
La situación se presenta aún más complicada para los que impulsan la legalización, mucho más después de que el jueves último se anunciara en el bloque PJ que, ante el paulatino pero fuerte crecimiento del rechazo, se buscaría introducir modificaciones al proyecto para, así, reunir la mayoría que permitiría mantenerlo con vida y devolverlo a Diputados.
La alternativa sería el proyecto que impulsan los senadores cordobeses Ernesto Martínez (Frente Cívico-Cambiemos), Laura Rodríguez Machado (Pro) y Carlos Caserio (PJ). También se sumarían las propuestas de Eduardo Aguilar (PJ-Chaco), quien la semana pasada anunció que mantenía su apoyo a la legalización, pero con cambios.
Las principales modificaciones serían la reducción de 14 a 12 semanas para el aborto legal, el reconocimiento a la objeción de conciencia institucional y la eliminación del artículo que penaliza a los médicos que se nieguen o “dilaten” la realización de la práctica.
La respuesta de los sectores más duros, liderados por el kirchnerismo y los responsables de la campaña por el aborto legal, seguro y gratuito fue rechazar la propuesta y asegurar que impulsarán un dictamen sin cambios en el texto aprobado por la Cámara baja.
Sin embargo, esta división no haría más que favorecer a quienes “defienden las dos vidas”. Con el apoyo a la legalización dispersa en, al menos, dos dictámenes, quienes rechazan el proyecto del aborto legal tendrán servido en bandeja el despacho de mayoría.