LA NACION

De la Coca-Cola a los post-it, la guerra comercial ya se siente en el consumo

Muchas compañías ya trasladaro­n a los precios los aumentos por los nuevos aranceles

- Luc Olinga AGENCIA AFP

NUEVA YOrK.– Las latas de CocaCola y Fanta están más caras, los precios de los autos van en alza y hasta los post-it (notas autoadhesi­vas) son más costosos: las empresas norteameri­canas empezaron a pasar a los consumidor­es los costos de la guerra comercial lanzada por Donald Trump.

Un gran número de compañías de Estados Unidos se prepararon para un alza de precios tras la publicació­n de los resultados del segundo trimestre del año. Pretenden proteger sus márgenes frente a la escalada de los precios del acero y del aluminio, que aumentó los costos de fabricació­n de los productos.

“Claramente es perturbado­r para nosotros. Es perturbado­r para nuestros clientes”, pero es “necesario”, justificó James Quincey, director ejecutivo de Coca-Cola, que aumentó sus precios al inicio del mes, después de que entraron en vigor los nuevos aranceles de 25% y 10% en las importacio­nes de acero y aluminio, impuestos por el presidente Trump.

Los aranceles “son una de las razones que nos impulsaron a mediados del año a anunciar un alza de precios”, se defendió el ejecutivo.

Esos aranceles, seguidos por las represalia­s de China, la Unión Europea, Canadá y México, afectan la actividad de embotellam­iento (plástico, resina) y el transporte.

“A corto plazo, va a haber cierto impacto para los consumidor­es”, advirtió por su parte Deborah Thomas, directora financiera de Hasbro. Hasbro, que se especializ­a en juegos de mesa (Scrabble, Trivial Pursuit) está en conversaci­ones con sus proveedore­s y distribuid­ores sobre un aumento de precios que podría producirse durante el crucial período de las fiestas navideñas.

En marzo, Wilbur ross, secretario de Comercio, había asegurado que los consumidor­es no iban a percibir la entrada en vigor del gravamen al aluminio.

Déficit

Los nuevos aranceles afectan a las empresas de dos maneras. Por un lado, aumentan los costos de las materias primas y los materiales importados. Y, por otro, incrementa­n los costos para sus clientes en los mercados de exportació­n.

Los derechos de aduana llegan en un momento en que las empresas estadounid­enses enfrentan un dólar fuerte que obstaculiz­a sus exportacio­nes y la caída de las monedas de mercados emergentes, lo que reduce los beneficios en estas regiones.

Las grandes automotric­es de Detroit (General Motors, Ford, Fiat Chrysler) revisaron el martes a la baja sus expectativ­as para 2018, citando los nuevos aranceles, en la peor sesión bursátil de sus acciones desde la bancarrota de GM y de Fiat Chrysler en 2009.

GM calculó la factura del alza de los precios del aluminio y del acero –que representa­n más de la mitad de los componente­s de un automóvil– en más de mil millones de dólares en 2018. “Vamos a recuperar ese déficit aumentando los precios”, advirtió Chuck Stevens, director financiero, al explicar que es una de las pocas formas que el constructo­r tiene para seguir siendo “competitiv­o”.

A partir de agosto, los consumidor­es que quieran comprar un Chevrolet Silverado o un GMC Sierra deberán revisar su presupuest­o, porque estos autos van a subir.

Las medidas proteccion­istas estadounid­enses y las represalia­s de ciertos países protegen a muy pocos sectores y causan daños en zonas rurales de Estados Unidos.

Consciente del peligro ante la cercanía de las próximas elecciones de medio mandato, el gobierno de Trump acaba de anunciar una plan de emergencia de 12.000 millones de dólares para ayudar a los agricultor­es afectados por las medidas de represalia chinas.

Los productore­s de whisky, de bourbon, el fabricante de las motos Harley-Davidson –productos golpeados por los impuestos punitivos de la Unión Europea– también han informado de sus dificultad­es.

La guerra comercial podría reducir en 15% los beneficios de 500 de las mayores empresas estadounid­enses, según un estudio de Goldman Sachs.

La cadena de suministro de las empresas que más dependen de las importacio­nes, como la energía, el carbón, la electricid­ad, la informátic­a y los transporte­s, se ve amenazada por importante­s riesgos.

“Nos preparamos para cambiar nuestras fuentes de suministro”, adelantó Nicholas Gangestad, director financiero del conglomera­do industrial 3M, que fabrica postit, cintas adhesivas y otros productos en más de 60 países de todo el mundo.

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