Ileana. “El lactario es como un oasis en medio de la rutina laboral”
“Es totalmente distinta la experiencia que una vive con y sin espacios para la lactancia. Lo pude comprobar personalmente”, asegura Ileana Guerrero (37), mamá de una nena de 4 años y un bebé de diez meses.
Ella, que vive en Córdoba capital y trabaja en la Oficina de la Mujer del Poder Judicial, experimentó de formas completamente diferentes sus dos vueltas al trabajo tras las licencias por maternidad. “Cuando tuve a mi hija, no contábamos con lactarios en Tribunales. El espacio más íntimo para la extracción de la leche materna era el baño”, recuerda. Y agrega: “Pero no tenía las condiciones de higiene apropiadas y durante el tiempo de la extracción muchas personas necesitaban utilizarlo”. Hacerlos esperar le resultaba incómodo: “No podés concentrarte y la tranquilidad para esta tarea es fundamental”, subraya. Aun así, logró sostener la lactancia de su hija hasta que cumplió un año y cinco meses. Cuando llegó el turno del varón, el edificio donde trabaja ya contaba con un lactario. Ileana cuenta que ese logro fue gracias a la política del Tribunal Superior de Justicia, que dio respuesta a las demandas de las mujeres judiciales. “La directora de la Oficina de la Mujer, Mercedes Blanc de Arabel, fue la impulsora de este proyecto y el impacto es altamente positivo. Nuestro lactario es un lugar seguro, cómodo, higiénico y exclusivo: un oasis en medio de la rutina laboral”, describe. Considera que es clave consultar ante las dudas, ya que la lactancia puede ser ardua y solitaria. “Merecemos el respeto y el apoyo porque es una función social muy importante”, concluye.