Austen Ivereigh. “La gente se ha vuelto cada vez más intolerante”
Periodista católico y autor de una biografía sobre Francisco, pone en foco el debate sobre el aborto
Austen Ivereigh es periodista católico y escritor. El británico conoce en profundidad la espiritualidad de los jesuitas y estudió, también en profundidad, a la Iglesia y su vínculo con la política en la Argentina. Es el autor de una de las biografías de Jorge Mario Bergoglio que mejor lo describen y explican: El gran reformador (Grupo Zeta). Vino al país invitado a hablar frente a 230 representantes de comunidades ignacianas en 73 países durante una asamblea mundial que se está desarrollando en el Colegio Máximo de San Miguel.
–El título de su charla en San Miguel fue “La opción de Francisco. Evangelizar un mundo revuelto”. ¿A qué se refiere con “mundo revuelto”?
–Se habla mucho de esta época en términos de una modernidad líquida, para utilizar la famosa frase de Zygmunt Bauman, cuyas características son el paso de una modernidad mecánica a una digital, una globalización acelerada, la disolución de los lazos de pertenencia tradicionales, una desubicación que está produciendo muchos beneficios para la gente más educada y móvil, aunque a expensas de la mayoría pobre del mundo, que está sufriendo los efectos de estar desubicado. Hay una creciente crisis económica, impacto del cambio climático, migraciones masivas...
–La sociedad se dice pluralista, pero crecen las expresiones de intolerancia. ¿Cómo conviven pluralismo e intolerancia?
–Se está viendo una falta de resiliencia, y con ella, una falta de seguridad en la identidad. Entonces, uno se siente más amenazado por los otros. Por eso, a pesar de que vivimos en una época de supuesta igualdad y tolerancia, en las relaciones personales la gente se ha vuelto cada vez más intolerante, cada vez más incapaz de tolerar desacuerdos.
–Francisco habla de estos cambios, pero la Iglesia ¿está preparada para ellos?
–No, por eso el efecto del pontificado de Francisco ha sido como el de un terremoto, porque la Iglesia, por lo general, tiene aún un modelo de evangelización que supone lo que en la Argentina se llama una “nación cristiana”, como si las leyes o la cultura reflejaran valores cristianos. Simplemente, eso no es verdad.
–Eso está saliendo a flote con la discusión sobre el aborto.
–El aborto es una cuestión de
Mañana, a las 19, dará una charla abierta sobre ”Cambio de época. Claves para entender a Francisco”. Será en Vicente López 1950
derechos humanos, como la inmigración o la esclavitud. El problema es que el marco de la discusión tiene que ver con la Iglesia, que busca imponer sus valores a través del Estado y de las leyes. Ahí está la tensión. La Iglesia tiene que argumentar a favor de una ley que prohíbe el aborto por la misma razón que argumenta a favor de leyes que acogen al inmigrante, pero lo más importante es que la sociedad acoja al inmigrante y al no nacido.
–¿Cree que el debate por el aborto golpea a Francisco?
–Sé que estuvo decepcionado con el debate, pero no creo que lo haya sorprendido tanto, porque es la dirección que lleva el mundo en este momento en que la ética de la autonomía y la doctrina de la igualdad son dominantes en Occidente. Y si estás en contra de esos valores sos el enemigo de la modernidad. Es muy difícil alzar la voz en favor de la víctima, porque no la consideran víctima. Hay que preguntarse hasta qué punto el secularismo es hijo de un catolicismo distorsionado.
–Lo que pasó en Chile, donde los obispos ocultaron información al Papa, entre otras cosas, ¿tiene tanto peso como la renuncia de Benedicto XVI?
–Estoy de acuerdo. De eso hablaré mañana. Esto representa tal vez el momento más importante del pontificado de Francisco. El fracaso institucional de la Iglesia chilena es sintomático de un fracaso institucional en el mundo occidental. En Chile, el nivel de fracaso es tan grande que no les queda otra que admitir su impotencia y lanzarse a la misericordia de Jesús, que es la indicación de Francisco.