LA NACION

Fabián Maidana crece de manera firme y prudente

Hermano de Marcos, exbicampeó­n mundial, confirma su progreso con el KO ante Klimov

- Osvaldo Principi

El santafesin­o Fabián Maidana (64,200 kg.) – hermano menor de Marcos, exbicampeó­n mundial– necesitó casi 21 minutos de acción, en el ring del Staples Center de Los Ángeles, para corroborar que su ascenso en el ámbito internacio­nal es firme y concreto, aunque su crecimient­o, técnico y anímico es medido, gradual y tan lento como lo escriben los viejos manuales de boxeo especializ­ados en la madurez del pugilista. Tiempos y hábitos éstos en completo desuso en el siglo XXI, en el que la prisa, el desconocim­iento y el dinero ponen en riesgo cualquier proceso formativo.

A los 26 años, Maidana, consiguió su 16ª victoria (12 antes del límite), por KO en el séptimo round (reglas de California), al causarle la primera derrota categórica al veterano ruso Andrey Klimov (63,600 kg.), de 36 años y corte de boxeador “acabado”, que soportó en pie a los pegadores más feroces del peso, entre ellos el actual campeón del mundo, el norteameri­cano Terrence Crawford.

Impuso un orden destacable y productivo al cabo de todos los asaltos, que ganó en modo incuestion­able. No le importó salvar la inacción con la cual Klimov frustró al combate, sin dar, jamás, un paso al frente y fue receptor de parte de los silbidos del público california­no que privilegió el espectácul­o por el deporte en sí mismo.

A Maidana le cuesta soltarse y combinar golpes, pero cuando consigue el ángulo ideal es efectivo. Cruzó una izquierda letal que sacó de pelea a Klimov, que fue a la lona en cámara lenta acusando la potencia del impacto.

¿Para qué está Fabián Maidana a estas alturas? Para seguir sumando experienci­a y fogueo en Estados Unidos. Acaba de recibirse de fondista. De animador de peleas de 10 rounds y eso tiene un valor, aunque no muchos lo comprendan. Deberá trabajar para mejorar su estallido temperamen­tal a la hora de ponerle el cuerpo a la pelea. Por momentos, satura con sus procesos de gestación para atacar, algo que le costó bastante ante el venezolano Johan Pérez, en Medellín, en 2017 y que en esta ocasión debió tener mayor entrega.

El fantasma de ser el hermano del “Chino” Maidana lo acompañará por el momento. Aún es un obligado portador de apellido. Parece saber lo que quiere. De a poco crece en un medio serio y creíble como Estados Unidos. Está “protegido” por Al Haymon y la gente de Floyd Mayweather. Y es un aval importe que rubricó –anteanoche– con un solo golpe dando un importante paso hacia adelante.

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