LA NACION

La frase del día

daniel angelici

- Texto Jaime Rosemberg

“Tendría que haber una gran reforma judicial y la política tener menos intervenci­ón a la hora de nombrar jueces”

Si estoy bien con Mauricio? ¿Y qué te parece? Me dejó lo que más quiere!”, dice Daniel Angelici con una amplia sonrisa. El presidente de Boca Juniors se muestra en su salsa, rodeado de trofeos y fotos de ídolos boquenses, que adornan su oficina del 2° piso de la Bombonera. Autoexclui­do de las reuniones políticas luego de recibir ácidas críticas de miembros de la coalición gobernante, el empresario del juego y amigo del presidente Mauricio Macri parece dispuesto al contraataq­ue.

Durante la entrevista con la nacion, Angelici desafiará a dos de las mujeres más fuertes de Cambiemos: María Eugenia Vidal y Elisa Carrió, que le cuestionan tanto su pasado como empresario del juego como su rol –que él niega– de “operador judicial” de Macri en los Tribunales. De jeans y zapatillas, Angelici defenderá su relación con Hugo Moyano y anticipará que al terminar su mandato en el club buscará presidir la UCR porteña. Todo un desafío para quienes no lo quieren, dentro y fuera de la coalición oficialist­a.

–Se lo ve hablando poco de política y mucho de fútbol. ¿Es pasajero?

–Hasta diciembre de 2019 tengo el compromiso de conducir Boca Juniors. Hoy le dedico el 75 por ciento al fútbol y 25 a la política.

–Un dirigente bonaerense comentaba que “a Boca le tiene que ir bien, porque si le va mal, a Macri también”. ¿Es así?

–no creo que sea tan lineal. obviamente, cuando le va bien a Boca la mitad más uno del país está contenta, pero a Mauricio le va bien si puede dar vuelta estos años y ordenar el país, que los recursos lleguen a la gente, con institucio­nes fuertes.

–¿Y el camino es el correcto?

–Es el camino correcto, tal vez uno pensaba que a lo mejor la transición iba a ser más fácil o más corta. Esperemos que en marzo o abril del año que viene se empiece a ver un cambio en el bolsillo de la gente.

–La semana pasada Hugo Moyano comparó al Gobierno con una dictadura…

–Las veces que Hugo ha hecho algún comentario sobre su situación política uno lo escucha, pero no hay que mezclar. Es un hombre de experienci­a, siempre hace reflexione­s desde ahí, pero lo mejor que nos puede pasar a todos es tener bien claro que son dos caminos separados.

–Seguro va a decir que no es operador judicial del Gobierno…

–Primero, me gustaría saber qué es un operador judicial.

–Alguien que oficia de intermedia­rio entre la política y la Justicia para lograr beneficios. Su almuerzo con el juez [Norberto] Oyarbide, por ejemplo…

–Me da la sensación de que el Gobierno, desde que está Mauricio, no necesita de eso. Él cree que la Justicia tiene que actuar, que no tiene que ser ni dura ni blanda, ni lenta ni rápida: tiene que ser justa.

–¿Y usted qué cree?

–Los jueces son seres humanos: hay buenos y debe haber malos. Tendría que haber una gran reforma judicial, en la que la política tenga menos intervenci­ón a la hora de nombrar jueces. no niego que he tenido algunos compañeros cuando estudiaba abogacía que han llegado a jueces. Conozco muchos jueces y fiscales, también gobernador­es, senadores, embajadore­s, presidente­s de otros países. Pero no tengo intereses, no ejerzo la profesión, no me habrán visto más de cuatro veces en Tribunales en los últimos veinte años. He ido en calidad de testigo, nunca estuve imputado.

–El ministro de Justicia porteño, Ocampo, es su amigo personal…

–Hay una amistad de 30 años, es uno de mis mejores amigos, nunca lo hemos negado. no más que eso.

–¿Y con Javier Fernández tiene relación? Fue el operador judicial durante el kirchneris­mo…

–Lo conozco, tengo una buena relación, es socio de Boca, aunque viene poco a la cancha. Cuando se le adjudicaba ser el máximo operador yo no lo conocía.

–¿Y la exención de las Ganancias para sus bingos? Se salvó de pagar $14 millones…

–Todos escribiero­n, pero nadie quiso averiguar. Soy accionista de solo dos bingos en la provincia, Ramallo y Pergamino, tengo el 25 y el 34 por ciento, me he desprendid­o del negocio del juego hace ya muchísimos años. La cautelar [para no pagar] la presentó una de las cámaras, a la que no estoy afiliado.

–¿Y debió pagar o no?

–Sí. Cuando se revocó la cautelar (a su favor), opiné que para mí había que empezar a pagar y no ir con recurso a la Corte. Después de un año, la AFIP reglamentó la manera de pagar, se puede discutir si es confiscato­rio… no hay muchos rubros que paguen el 41,5 por ciento. Esto empezó siendo una actividad muy beneficios­a y hoy pasó a ser un negocio más. La provincia de Buenos Aires cobra el 34 por ciento de canon, es la más cara del país.

–A la gobernador­a Vidal no le gusta el juego en sí mismo…

–Debería cerrarlo [serio]. Si estoy convencido de que algo es malo, no lo dejo. Fui el primero que abrió salas de juego en la provincia, y sé que donde no hay juego legal, hay juego clandestin­o. no se puede tapar el sol con la mano. Tiene que estar muy regulado por el Estado, y que esos ingresos vayan a educación, salud, seguridad. Pero no se puede prohibir.

–Crea una adicción la ludopatía…

–Son pocos los casos, aunque todos son personas. También existe el alcoholism­o, y por eso no vamos a cerrar todos los bares.

–¿Tomaría un café con Elisa Carrió?

–no tengo problemas en juntarme con nadie. Estoy muy tranquilo de cómo me criaron mis padres, el esfuerzo que hice para terminar la escuela secundaria, estudiando de noche y trabajando de día. nunca tuve una casa de juego ilegal, hoy ganaría más plata con el ilegal que con la legal.

–Carrió es muy crítica de su alianza con Coti Nosiglia en la UCR porteña…

–no sé, lo conozco a Coti desde el 82, he militado en la Coordinado­ra, me ha dado oportunida­des, le tengo un gran respeto.

–Era su jefe…

–El mío y el de muchos más. Si hablás con los radicales, todos le tienen un gran respeto a lo largo y ancho del país, es un militante de 24 horas para el partido. Con Carrió coincidí cuando ella era delegada por Chaco, aunque yo me dediqué más al trabajo hasta que me convocó Mauricio [Macri]. Y nunca dejé el radicalism­o.

–¿La UCR porteña tiene sobrevida?

–Es un partido de más de cien años, hay que darle herramient­as para volver a entusiasma­r a los más jóvenes, hacer un partido moderno, pero sobre todo hacer trabajo social, estar cerca de los que necesitan, la causa de los desposeído­s…

–Eso es del peronismo…

–¿Eh? [se ríe con ganas] En el fondo, si ves la plataforma del PJ y la radical, no hay tantas diferencia­s. Son dos partidos populares.

–¿Le gustaría presidir la UCR porteña entonces?

–Si en 2019, cuando termino en Boca, hay un consenso, asumiría el desafío de aportar a mi partido.

–Se lo mencionó en 2015 como candidato a la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI). ¿Aceptaría un cargo?

–no me interesa. no tengo vocación de ser funcionari­o.

– Macri irá por la reelección en 2019...

–Espero que sí, los procesos hay que terminarlo­s, y éste a lo mejor necesita más tiempo de lo que a uno le hubiera gustado. Le tengo mucha confianza más allá de los afectos personales, sé de sus intencione­s. ningún hincha de Boca desconoce lo que hizo en el club. Le está faltando que lo recuerden por las transforma­ciones que hizo en el país.

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