Armando Loson. En el piso 14, lo que era para De Vido
3 DE JULIO DE 2013. Faltaban 20 minutos para las dos de la tarde cuando Omar Centeno trasladó hasta el edificio de la avenida Alem 855, en el bajo porteño, a su jefe, Roberto Baratta, y a su secretario, Nelson Lazarte. El chofer no sabía a dónde se dirigían y el nombre de la cochera en la que estacionó le quedó grabado. Lo transcribió en uno de los cuadernos: “Albanesi”. “Hablaban de armando de Loxon [sic]”, detalló Centeno. Sus pasajeros se bajaron y subieron hasta el piso 14, allí es donde están las oficinas porteñas de la firma que dirige “Loxon”. Se refería a Armando Loson, presidente desde hace cuatro décadas de la compañía que fue fundada hace 89 años por su abuelo Rafael Albanesi, en Rosario. El nieto de Albanesi supo hacer prosperar la empresa familiar, que, a la luz de buenos vínculos con los gobiernos de turno, diversificó el origen de la compañía, dedicada a la comercialización de productos para la industria sanitaria, hasta convertirla en un jugador importante en el mercado energético. Durante la década menemista se hicieron fuertes como comercializadores de gas, luego de participar de la construcción de redes de agua potable, gas natural y el tendido de gasoductos troncales. Con la llegada del kirchnerismo, Armando Loson le dio una vuelta de rosca más al tema y sumó a los servicios de la firma la generación de energía; llegó a comercializar cerca del 10 por ciento del gas natural que se consume en la Argentina. “Ingresaron por un ascensor y salieron del edificio con un bolso lleno de dinero”, escribió sobre Baratta y Lazarte, que volvieron al estacionamiento unos minutos después. Fue la primera escala de un día normal de recolección de dinero, que siguió por distintos puntos de la ciudad, antes de llevar la rendición al Ministerio de Planificación, que comandaba Julio De Vido.