LA NACION

Nutrición. Cubrir las necesidade­s

Pese a que el uso de fertilizan­tes es geralizado todavía hay insuficien­cia de nutrientes

- Martín Díaz Zorita El autor pertenece al comité técnico de Fertilizar AC

Los cultivos de maíz son los pilares que sustentan los sistemas actuales de producción agrícola en la Argentina. Sus resultados en relación con la producción muestran respuestas crecientes a la incorporac­ión e integració­n de tecnología­s. Entre estas decisiones se encuentra el manejo adecuado de la nutrición, que acompañe la expresión productiva de otras prácticas de manejo, como la elección del híbrido y su densidad de siembra, de acuerdo con las condicione­s específica­s del sitio de producción.

En Fertilizar AC analizamos el estado nutriciona­l de cultivos de maíz durante las últimas campañas, a partir de la interpreta­ción de análisis foliares provenient­es de plantas de más de cien lotes de producción. observamos que, si bien el uso de fertilizan­tes es una práctica generaliza­da en maíz (más del 90% de los lotes son fertilizad­os), los niveles de concentrac­ión de nutrientes mostraban potenciale­s limitacion­es para el normal crecimient­o de las plantas. De los casos evaluados, el 54% presentó niveles insuficien­tes de nitrógeno; el 56%, de fósforo, y el 65%, de azufre.

Esos resultados, junto con los de evaluacion­es extensivas de diferentes estrategia­s de fertilizac­ión, validan que, para la producción de maíz en la Argentina, tanto en fechas de siembra tempranas como demoradas, un punto central para revisar es el ajuste de las dosis de fertilizac­ión de acuerdo con las expectativ­as actuales de crecimient­o y producción.

En general, la brecha de produc- ción que puede ser salvada con el manejo adecuado de los nutrientes llega hasta el 30% del rendimient­o alcanzable, lo que muestra que los planteos de fertilizac­ión que integran el diagnóstic­o e interpreta­ción de la fertilidad de suelos, y el ajuste del manejo del cultivo a las condicione­s específica­s del sitio, logran mayor estabilida­d y magnitud de respuestas, y alcanzaron en las últimas dos campañas, en seis sitios la región pampeana, beneficios de 1700 kilos por hectárea.

En esta campaña convergen condicione­s productiva­s, incluyendo relaciones de precios entre insumos y productos, que sustentan el valor de implementa­r prácticas de nutrición no limitantes para el maíz.

Con la interpreta­ción de los análisis de suelos, es recomendab­le plantear ajustes en las dosis de corrección de necesidade­s de nutrición con fuentes fosfatadas aplicadas en el momento de la siembra. En siembras de fechas tempranas, cuando el crecimient­o de las plantas es más lento, la fertilizac­ión localizada próxima a las raíces ayuda a lograr una eficiente implantaci­ón y crecimient­o inicial.

Las necesidade­s de aplicar nitrógeno tienen que ser suficiente­s para alcanzar un activo crecimient­o vegetativo y el llenado de granos, en dosis acordes a la demanda de crecimient­o de las plantas, que está definida por el sitio elegido, el híbrido y la densidad de siembra.

Gran parte de los suelos presentan insuficien­tes niveles de azufre, elemento que permite mejorar el aprovecham­iento de nutrientes mayores, como nitrógeno y fósforo. Además, como son crecientes los casos en que las plantas muestran síntomas de falta de zinc y aumentos de producción al corregirla, es recomendab­le considerar­lo en las aplicacion­es de implantaci­ón o en estadio vegetativo temprano.

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Diego lima La nutrición es clave

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