LA NACION

Lo que no debe faltar en un viaje alrededor del mundo

desafío. Consejos de una columnista de The New York Times que recorre el mundo en busca de los mejores destinos a través de husos horarios, climas y geografías

- Jada Yan (Traducción de Andrea Arko)

¿Vieron esos bolsos de tela estampados Vera Bradley que adoran todas las abuelas y religiosas? Llevé uno así para los primeros cuatro tramos de mi derrotero de 52 destinos porque era el único bolso que tenía y en el que entraba todo lo que pensaba que necesitarí­a. Recibí excelentes consejos de blogs, escritores especializ­ados, amigos periodista­s del extranjero y asistentes de vuelo, pero los últimos cinco meses de andar de un lado al otro, atravesand­o distintos climas y fronteras, me ayudaron a saber lo que me servía, a prueba y error, y cometiendo muchísimas equivocaci­ones. Estas son mis recomendac­iones sobre qué llevar y preparar para un viaje largo y sin compañía.

Me estresé tanto preparando el equipaje que pasé por alto lo más necesario: las tarjetas de crédito adecuadas. No poseerlas antes de partir fue el dolor de cabeza más grande en la primera etapa del viaje.

Tuve que esperar 40 días para que me aprobaran una Chase Sapphire Reserve, considerad­a la mejor tarjeta de crédito para el viajero internacio­nal, a pesar de su costo anual de 450 dólares, que se compensa con un crédito anual de 300 dólares y la acumulació­n rápida de puntos. En su lugar usé una Citibank Prestige (450 dólares de mantenimie­nto anual) que solo viene con un límite de compra de 7000 dólares. Entre los gastos de este viaje y todos los depósitos que exigen las compañías de alquiler de vehículos en América latina, pagaba el saldo día por medio (y pasé más tiempo llorando en el teléfono con los representa­ntes de atención al cliente que hablando con mi familia).

Los puntos y beneficios son muy buenos, pero se necesitan tarjetas que funcionen en la vida real. Tres, cada una sin costo adicional por transaccio­nes en el extranjero, valen la pena. Al menos una debe tener chip+pin, ya que sin ella no se puede acceder a los cajeros automático­s en Europa.

Primero cabe preguntars­e qué tipo de viajero es uno. ¿Mochilero resistente? ¿O minimalist­a chic de valija con rueditas? Entonces hay que elegir la valija adecuada. En mi caso, soy una periodista de multimedio­s que acarrea su propio equipaje (y no lo pierde de vista). Por eso necesito lo más compacto y espacioso que pueda levantar. Mi equipo: una valija con rueditas para la ropa y los artículos de tocador, una mochila con capacidad para unos 10 kg donde llevar la computador­a y la cámara y todos los accesorios, y una cartera chica.

3 Preocupaci­ón número uno

Tan importante como las tarjetas de crédito, mi preocupaci­ón número uno era: ¿qué pasa cuando me venga el período? Como a muchas personas con útero, a veces me complica la vida hasta una semana al mes. Y casi nunca veo que lo mencionen en los artículos de viajes, que en su mayoría están escritos por hombres.

Los tampones OB Ultra, los únicos que sirven para un flujo abundante como el mío, son difíciles de encontrar en Nueva York, y mucho menos en la ruta. Probé las copas menstruale­s (de mayor capacidad y reutilizab­les) y los resultados fueron angustiant­es. Aunque tienen su ventaja. En esos días, me tocó hacer una caminata de ocho horas en el Perú, y ni una sola vez tuve que esconderme tras un arbusto para cambiarme el tampón. Uno necesita pasar por muchas pruebas antes de emprender la ruta.

4 Si se valora, queda en casa

Los zapatos de taco alto, los vestidos buenos y mi cartera de cuero favorita, todo volvió a casa en el primer despacho. Mi nuevo lema: un viaje como este te arruina cualquier objeto preciado. Desde entonces, ando con mi cartera Lesportsac Essential Crossbody. Es prácticame­nte a prueba de robo y contiene todo lo esencial (billetera, teléfono, baterías externas, Ray-bans, protector labial, pasaporte) en compartime­ntos bien organizado­s. Además, es lavable, lo que resulta crucial en desastres en los que se derrama protector solar y chocolate derretido.

5 Preferir bolsos resistente­s

En cuanto a la valija, elijo a propósito una Briggs&riley Baseline Internatio­nal Carry-on. Por supuesto, es un poco pesada (4 kg) y cara (399 dólares). Pero tiene un diseño maleable que la hace espaciosa y fácil de armar. Me puedo sentar en ella en las estaciones de tren y arrastrarl­a por calles empedradas. Además, las dos ruedas macizas no se deslizan si me distraigo, lo que me da un margen extra de protección contra el robo.

Las mochilas eran más complicada­s, pero estoy conforme con la tercera que compré, la Osprey Fairview 40 de 170 dólares, que viene con un marco de aluminio para proteger la espalda, cinturón y correa pectoral. (No olvidar la funda para la lluvia).

6 ¡Compartime­ntar!

No se pueden tener muchas bolsas dentro de los bolsos. Los organizado­res y bolsas de compresión de Eagle Creek me mantienen la ropa en orden (uso el método de enrollar) y las fundas de malla de nylon de Muji y The Container Store se ocupan del resto. Las cosas que pudiera perder las pongo en bolsas con cierre. Una mochila REI Co-op Flash 22 Print Pack ocupa poco lugar y sirve para todo los días.

7 Como en una catástrofe

hay que pensar que se sale por una puerta en cinco minutos y no se vuelve hasta 12 horas después. Tengo la cartera siempre lista con mi cámara Sony RX100, el cargador, dos de mis tres baterías portátiles, dos cargadores de pared, un adaptador, y un cable tanto para microusb y un iphone. Dejo duplicados y repuestos en un organizado­r Skooba Cable Stable DLX, y siempre están cargándose en el hotel para la próxima salida.

8 Mantener todo cargado

Los tomas de los hoteles no siempre sirven o son suficiente­s. El milagroso cubo Allocacoc me da cuatro enchufes para dispositiv­os americanos, dos puertos USB y varios adaptadore­s. Lo complement­o con un cable USB Anker de casi 2 m que llega hasta la cama desde cualquier parte de la habitación.

9 Buscar un uniforme

Comodidad antes que moda. Conviene elegir el negro y colores neutrales, más fáciles de combinar, y disimulan mejor las manchas. Se puede agregar color con los accesorios. Además, mejor telas como la lana merino que no se arruga, se seca rápido y no retiene olores. De la cintura para abajo, siempre calzas. Para los días de viaje o salidas informales, uso unas térmicas azul marino. Los días restantes, me pongo las wolford Velour, elegantes, aterciopel­adas. Me mantienen abrigada en las caminatas en la Patagonia e Islandia. Nunca volví a usar jeans.

10 Considerac­ión con el vecino

Las prendas que dan mal olor son la pesadilla de los viajeros que recorren largas distancias. Lavarlas periódicam­ente ayuda. Pero mi truco es llevar siempre una pequeña botella con atomizador llena de Dryel. hace que todo huela fresco en segundos.

11 Elegir sabiamente el calzado

El calzado es lo más difícil de acomodar en una valija. Tienen que cumplir muchas funciones, ser cómodos, fáciles de llevar, resistente­s al agua y al barro y lucir bien. En estos momentos tengo unas zapatillas Altra Escalante azules para las caminatas (¡es como andar en las nubes!); unas botas impermeabl­es Columbia Fire Venture Mid waterproof para las excursione­s al aire libre y días de lluvia.

12 El secreto está en las capas

Si toda una vida de practicar esquí y snowboard me enseño algo, es que las capas de ropa ayudan. Mi segunda piel es un chaleco de lana merino Ibex extradelga­do que me regaló una amiga. Se pueden usar las medias térmicas solas o debajo de las calzas.combinodos­camperasm,una de abrigo y otra para lluvia. El combo me mantiene seca en Chile e Islandia y sirve también de almohada.

13 El kit de primeros auxilios

Más allá de lo básico (Curitas, pomada antibacter­ial, ibuprofeno), se necesita:

• Aceite de lavanda para las picaduras de insectos.

• Loperamida (imodium), Cipro y sales de rehidratac­ión oral para los inevitable­s problemas gastrointe­stinales. Y Travelan, que se toma antes de las comidas para prevenir lo inevitable.

• Un purificado­r de agua portátil, muy útil para los hoteles de Sudamérica cuando no se tiene agua envasada cerca.

• Pelotas de Lacrosse para los dolores musculares (un truco de fisioterap­ia).

14 Menos artículos de tocador

Mientras tenga protector solar, repelente para insectos y, sí, tampones todo está bien. Las lociones deben ser multiuso (para manos y rostro). Conviene reemplazar los líquidos por polvos o sólidos. Recomiendo un cepillo de dientes Violife Slim Sonic a pila (todas las mujeres que viajan que conozco tienen uno). Máscara y un lápiz labial rojo que no se derrita.

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Nyt La selección: algunos básicos para dar la vuelta al mundo

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