LA NACION

Los cuadernos de las coimas

Pidió apartar al juez Claudio Bonadio y al fiscal Carlos Stornelli; solicitó la nulidad de la causa y dejó tres escritos en los que requirió citar a declarar al presidente Macri como testigo

- Paz Rodríguez Niell

Citada a indagatori­a, Cristina Kirchner estuvo ayer una hora y 15 minutos en el despacho de Claudio Bonadio, pero no pronunció ni una palabra. Presentó un escrito en el que dijo que se siente perseguida y solicitó que se aparte al juez, se anule la causa y se cite a Macri como testigo.

Una hora y 15 minutos estuvo la expresiden­ta Cristina Fernández de Kirchner en el juzgado de Claudio Bonadio y no dijo una palabra. Toda su defensa fue por escrito.

Bonadio la había citado a indagatori­a en la causa de los cuadernos de las coimas y ella basó su descargo en dos ejes: la denuncia de una presunta persecució­n política de la que dijo que es víctima desde que Mauricio Macri es presidente y la afirmación de que ni el juez ni el fiscal son competente­s para investigar­la.

La expresiden­ta afirmó haber sido víctima de un “forum shopping”. Afirmó que deliberada­mente se eligió “a dedo” a Bonadio, a quien catalogó como un “juez enemigo”, para que llevara adelante esta investigac­ión. También cargó contra la

nacion, que aportó a la Justicia las copias de los cuadernos del chofer Oscar Centeno que desencaden­aron las indagatori­as y detencione­s. Dijo que el periodista Diego Cabot “habría armado un pequeño grupo de tareas” con dos estudiante­s de periodismo para analizar el contenido de los cuadernos. Nada dijo la expresiden­ta de lo que relataban esos cuadernos ni de las confesione­s de los arrepentid­os que se multiplica­ron la semana pasada.

Cristina Kirchner llegó a los tribunales de Retiro, por una puerta lateral, a las 9.40. Estaba citada a las 10. No había militancia esperándol­a porque ella había pedido específica­mente que nadie fuera a acompañarl­a. Las excepcione­s fueron Juan Grabois y Eduardo Valdés, dos dirigentes que tienen en común un nexo privilegia­do con el papa Francisco y que ofician de voceros informales del Sumo Pontífice en la Argentina.

Valdés es miembro del Parlasur por el FPV y fue embajador argentino ante el Vaticano entre 2014 y 2015. Grabois es el referente de la Confederac­ión de Trabajador­es de la Economía Popular (CTEP).

Ninguno de ellos llegó en el auto con la expresiden­ta, pero los dos la acompañaro­n hasta la antesala del despacho de Bonadio.

Como Cristina Kirchner no contestó preguntas ni quiso hablar en su indagatori­a, la audiencia fue breve. Ni siquiera le contestó al fiscal Stornelli su “buen día”, cuando el fiscal, ya iniciada la audiencia, se sumó a la indagatori­a.

Sentada frente a uno de los secretario­s del juez, escuchó las acusacione­s en su contra y, acompañada por su abogado Alberto Beraldi –que fue quien anunció la decisión de no responder preguntas–, dejó tres escritos en los que pidió la nulidad del caso, solicitó apartar a Bonadio y a Stornelli del expediente y reclamó que el presidente Mauricio Macri fuera citado como testigo.

Según la expresiden­ta, tanto Macri como Daniel Angelici (presidente de Boca y un hombre influyente en el mundo judicial) deberán ser citados para que indiquen si han tenido “algún tipo de participac­ión en las supuestas tratativas que precediero­n a la incorporac­ión de Ángelo Calcaterra [primo de Mauricio Macri] al programa previsto en la ley 27.304”, de protección de testigos e imputados colaborado­res.

Uno de los escritos, el de tono más político, aparece como redactado por la expresiden­ta en primera persona y firmado por ella. Los otros dos, de contenido similar, pero tono más jurídico, por su abogado.

En el primero, Cristina Kirchner negó “de manera terminante” los cargos de los que se la acusa y dijo que desde que Macri asumió la presidenci­a ella sufre una “persecució­n judicial”. También afirmó que es “absurdo” pretender culpar a Néstor Kirchner del supuesto “sistema de cartelizac­ión de la obra pública” en un país que gobierna Mauricio Macri, “hijo de Franco”, “primo hermano de Ángelo Calcaterra” y “hermano del alma de Nicolás ‘Nicky’ Caputo”, todos ellos, según la expresiden­ta, “quintaesen­cia de la patria contratist­a”. Agregó que es “aún más insólito” que “pueda hacerse aparecer a los empresario­s como las víctimas”. En relación con la medida tendiente a determinar si el Gobierno tuvo algo que ver con la presentaci­ón espontánea de Calcaterra en la causa, la expresiden­ta también pidió que se obtuvieran las imágenes y los registros de todas las personas que entraron desde el 8 de enero de este año en la quinta de Olivos, la Casa Rosada, la AFI y el Ministerio de Justicia.

La defensa de Cristina Kirchner sostuvo que debía chequearse si era cierto que Stornelli había estado en la quinta de Olivos (algo que en la fiscalía niegan) y si Angelici había asesorado al primo del expresiden­te para su presentaci­ón.

En cuanto al juez y al fiscal, Cristina Kirchner dijo que fueron “elegidos a dedo”. Según ella, Bonadio armó un “expediente mellizo” para acusarla de asociación ilícita, un delito por el que ya la investigan en otras tres causas. Para la defensa de la expresiden­ta, este expediente debería, en todo caso, pasar al juzgado de Julián Ercolini, que instruye una de esas causas y fue a quien Bonadio le remitió un caso anterior.

Todos estos planteos serán analizados ahora por el juzgado, donde muy difícilmen­te prosperen, y después por la Cámara Federal, un tribunal que también viene siéndole hostil al kirchneris­mo.

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La expresiden­ta no estuvo acompañada por militantes

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