El país, entre la prosperidad y los altibajos
desde aquellos primeros vacunos y cereales que se embarcaban para consolidar al país como jugador global, se fueron remontando sucesivos vaivenes internos y externos; hoy la apuesta se centra en la conquista de los 7000 millones de consumidores que hay en
Desde aquellos primeros vacunos y cereales que se embarcaban para consolidar a la Argentina como referente global, se fueron remontando sucesivos vaivenes internos y externos; la apuesta por conquistar a 7000 millones de consumidores mundiales /
Para crecer hay que exportar. Así fue entendido desde los albores de una Argentina pujante, con fecundos recursos naturales que apuntalaron su prosperidad. Sostenido en esa convicción, el país se posicionó en el mercado internacional, inicialmente como agroganadero, recorriendo distintas etapas más o menos prósperas, pero sin ceder el espacio alcanzado. Actualmente quiere diversificar sus productos, con valor agregado, con exportadores sustentables, libres de trabas y acoplados a las últimas tecnologías, para conquistar un horizonte sin fronteras.
“Las exportaciones sirven para generar las divisas para pagar las importaciones, pero son mucho más que eso. Son el sostén de millones de dólares de producción y de cientos de miles de empleos en la Argentina. Es un camino complejo donde aún hay mucho por hacer”, manifestó el secretario de Comercio de la Nación, Miguel Braun, en declaraciones a la nacion.
Teniendo en cuenta que “desde mucho tiempo el país tiene exportaciones e importaciones bajas en relación al tamaño de su economía y a su población”, Braun estimó que “una inserción inteligente, conquistando mercados, mejorando lo que exportamos en términos de calidad, valor agregado y diferenciación, diversificando productos, destinos y orígenes provinciales, se constituye en un paso fundamental para generar una economía dinámica y convertirnos en un país plenamente desarrollado e integrado”.
En medio de un contexto mundial cambiante, el funcionario del Ejecutivo consideró conveniente “cambiar el chip interno; que nuestro horizonte abarque a los 7000 millones de consumidores del mundo; dejar de mirar al mercado externo como un lugar donde destinamos excedentes y buscar entender a todos esos clientes potenciales y brindarles soluciones”.
Historia
¿Cómo llegó la Argentina a instalarse entre los países con mayor economía de exportación en el mundo? Un rápido repaso que se remonta a mediados del siglo XIX encuentra a la actividad ganadera liderando las exportaciones locales, con un índice cercano al 90 por ciento. En tanto, la agricultura arrancaba por aquel entonces con la venta de trigo, rápidamente seguida por el maíz.
A mediados del siglo siguiente se fue imponiendo la soja, un cultivo generoso que llegó para quedarse y apropiarse del primer puesto, en detrimento de otros cereales. Cuenta la historia que la Argentina exportó granos de soja por primera vez el 5 de julio de 1962. Fueron 6000 toneladas transportadas en el buque Alabama, con destino a la ciudad alemana de Hamburgo.
Su producción fue in crescendo en los 70 y no se detuvo, marcando un boom durante la cosecha 2009/2010, cuando alcanzó un pico de 52 millones de toneladas. A partir de esa marcada crecida porcentual, los analistas aventuran que para este año la producción de soja local podría alcanzar unos 60,34 millones de toneladas.
A ese notorio crecimiento sobrevino una consecuente organización de la producción de soja, con innovaciones tecnológicas, la utilización de semillas transgénicas y la siembra directa, así como una progresiva separación de la propiedad de la tierra de quien desarrolla las actividades, con el surgimiento de grandes pooles.
Actualmente, la soja ocupa cerca del 60% de las casi 37 millones de hectáreas que se siembran anualhace
Los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario vienen configurando en gran parte la competitividad externa del país
mente en el país. El 84% de ese volumen se exporta y eso le permite ocupar los primeros lugares como productor mundial de granos, aceite y harina de soja.
Transición y crecimiento
Los productos primarios y las manufacturas de origen agropecuario vienen configurando en gran parte la competitividad externa del país, mientras que “las manufacturas industriales mantienen una situación de marcada desventaja comparativa, especialmente en maquinarias de uso general y especial, y de sustancias químicas básicas”, consigna un documento de trabajo publicado por el Centro de Estudios de la Estructura Económica (Cenes) de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
En ese informe, se observa además un “incipiente desarrollo de competitividad externa en algunos sectores industriales de elevado contenido tecnológico”, y se perciben cambios en el posicionamiento de la Argentina con relación a los flujos internacionales de comercio. “Se advierte un proceso incipiente de deslocalización regional en favor del sudeste asiático, si bien la tendencia hacia la regionalización, que surgió a partir de la creación del Mercosur, persiste en otros rubros, especialmente el automotriz”.
La expansión de las exportaciones estuvo y seguirá ligada a las constantes innovaciones tecnológicas que impactan en los métodos de siembra y cosecha, en infraestructuras adecuadas y en la logística más apropiada para ganar en rapidez, eficiencia y en bajar costos. El ejemplo más reciente es el TIR (Transport International Routier), un sistema aduanero que simplifica los procedimientos en las fronteras al momento de verificar la mercadería, que fue aprobado el mes pasado por el Congreso argentino y que se espera comience a ser aplicado el año entrante.
Cuestiones como el TIR, el contar con una aduana de clase mundial, el crecimiento acompañado por la digitalización, la sustentabilidad y el cambio climático, así como el acceso al crédito, entre otros desafíos, forman parte de las prioridades presentadas ayer, en el Día de la Exportación, por la Cámara de Exportadores (CERA) que preside Enrique Mantilla, con el título Exportaciones: de la transición al crecimiento.
Un proceso difícil
“Exportar nunca es un proceso fácil; es una de las actividades más complejas para una empresa”, advirtió Juan Pablo Tripodi, presidente ejecutivo de la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional (Aaici). En consecuencia, detalló que el Estado apuntala sus capacidades exportadoras, confiado en que el país “tiene todo para ser protagonista: talento, recursos y capacidad de producción”, aseguró.
En ese sentido, citó las expectativas del ministro de Producción, Dante Sica, en cuanto a que “tenemos que ocuparnos de remover todas las trabas que implica el proceso exportador y ser aliados para llevar los productos argentinos al mundo”.
También Alejandro Wagner, director de Comercio Internacional de la Aaici, remarcó la necesidad de que las empresas “planifiquen a mediano y largo plazo sobre bases sólidas”, y estimó que “para las empresas que nunca exportaron el desafío es animarse a tener una mirada hacia el mundo y para las que ya exportaron, el tener continuidad y ser exportadoras sustentables; esto es, exportar durante tres años seguidos”, amplió.
Apuntando al futuro
“Hoy somos uno de los países con exportación per cápita más baja del mundo por la ausencia durante años de una estrategia exportadora clara, consensuada y mantenida en el tiempo”, describió el secretario Braun, aunque indicó que la caída del 32% registrada entre 2011 y 2015 fue detenida en los dos primeros años de la actual gestión, revelándose “un leve” repunte, y precisó que este año “se ve un crecimiento mayor, a pesar de la sequía”.
“Mirando al futuro –acentuó Braun– tenemos que seguir con la agenda de competitividad sistémica, especialmente con la reducción de costos impositivos, logísticos y financieros”. Además, rescató que el ministro Sica “está impulsando un plan consensuado a nivel federal para que el Estado y el sector privado avancemos juntos para mejorar la inserción internacional y, así, logremos una economía más dinámica con más inversión y generación de empleo”.
Por ese camino, sostuvo que el gobierno nacional tiene la “vocación de ser apoyo de la exportación, con nuestra agenda de competitividad, con negociaciones internacionales para abrir mercados, con medidas para facilitar el comercio y para avanzar en la calidad y las certificaciones necesarias para exportar. Así es como defendimos las exportaciones de acero y aluminio o que abrimos mercados, desde la carne a China hasta los limones a los Estados Unidos”, subrayó.
La agenda oficial
Al referirse al objetivo de generar una economía dinámica y aumentar la competitividad sistémica, Braun enumeró “el plan de infraestructura, la ley de financiamiento productivo, la reforma tributaria, la ley de defensa de la competencia, la nueva ley de riesgos de trabajo y muchas iniciativas más” que conforman la agenda oficial.
“Tenemos que seguir negociando acuerdos comerciales y acceso a mercados, facilitando el comercio y ayudando en temas de calidad y certificaciones. Ahí se inscribe, por ejemplo, Exporta Simple, una herramienta que busca generar nuevos exportadores; o la Ventanilla Única de Comercio Exterior, para facilitar y simplificar los trámites de exportación”, remarcó.
En cuanto a los empresarios, dijo que deben “avanzar de la fábrica para adentro y, aún más importante, de la cabeza de su cliente para adentro. Pero fundamentalmente creo que es muy importante que trabajemos juntos, sector público y privado, para identificar y priorizar los temas de una agenda que es fundamental para el desarrollo argentino”, enfatizó.