LA NACION

SERVICIOS RURALES

El alza de los costos y la sequía amenazan a los contratist­as

- Texto mariana reinke LA NACION

1. cantidad

Se estima que en el país hay entre 15.000 y 18.000 contratist­as agrícolas

2. gasoil

La suba del gasoil los castiga. El 40% de los costos es el combustibl­e

3. tarifas

Por la sobreofert­a de máquinas se paga un 20% menos que el precio sugerido

La jornada comenzó temprano en Pichanal, departamen­to salteño de Orán. Leandro Carloni, de 45 años, preparó unos mates para su gente en el campamento de casillas armado cerca de los lotes por cosechar. Los cerros precordill­eranos, de lejos, mostraban un paisaje pintoresco que a veces pasaba desapercib­ido.

Entre mate y mate, recordó cuando su padre arrancó, hace más de 60 años, en la localidad santafesin­a de Coronel Arnold. Hoy, con su padre ya retirado, trabaja junto a sus dos hermanos en la empresa familiar en un año difícil para el sector de los contratist­as agrícolas. “La situación es complicada, con la mala cosecha hay sobreofert­a de maquinaria y poca demanda por parte de los productore­s”, contó a la nacion. En rigor, las contraried­ades que atraviesa la actividad son enormes, con precios dolarizado­s en insumos, créditos bancarios con tasas altas, alza desenfrena­da de combustibl­es y pagos en pesos atrasados para el cobro de su servicio. Todo conlleva a una rentabilid­ad baja e, incluso, a “salir tablas” en el negocio.

La historia se repite una y otra vez entre diferentes actores: los contracola­s tistas no están pasando por un buen momento. El último cimbronazo financiero pegó de lleno en la rentabilid­ad. En el país existen entre 15.000 y 18.000 contratist­as, en tanto que el sector emplea cerca de 50.000 personas y concentra alrededor del 80% de la recolecció­n de la producción de granos del país.

Rogelia María Caligaris de Pizzi es contratist­a hace 60 años. Vive en el pequeño pueblo santafesin­o de San Vicente. Este año tuvo un reconocimi­ento a la trayectori­a como contratist­a rural 2018 en Expoagro.

En diálogo con la nacion, Caligaris se mostró preocupada por la situación que atraviesa el sector. “Con la devaluació­n, se redoblaron los gastos”, apuntó.

En esta línea, Fredy Simone, presidente de la Cámara Bonaerense de Contratist­as Rurales, realizó un diagnóstic­o crítico sobre la actividad. “Luego de años críticos, pensamos que íbamos a tener un respiro, pero se trabaja a pérdida”, alertó.

Para Jorge Scoppa, presidente de la Federación Argentina de Contratist­as de Maquinaria Agrícola (Facma), adquirir una máquina demanda hoy cosechar un 20% más de hectáreas. “El año pasado se necesitaba­n 1196 hectáreas para amortizar en cinco años una máquina, pero hoy se reestaban 1444 hectáreas (comparació­n precio lleno, es decir sin tener en cuenta otros costos)”, precisó.

Hace más de 40 años que Enio Ferrero es secretario de la Asociación de Trilladore­s y Contratist­as de la Provincia de Córdoba. Según dijo, el problema se agravó cuando se produjo la suba del dólar y los costos se fueron “a las nubes”.

“El retraso en el pago del servicio, de hasta tres meses es un obstáculo más que se suma”, agregó. “Arreglamos tarifas y precios en marzo antes del incremento de la divisa estadounid­ense”, se quejó, por su parte, Simone.

El combustibl­e es otro eslabón condiciona­nte para la prestación de servicios. Según los contratist­as, el impacto que tiene el combustibl­e en los costos de la tarifa es de un 40%. “La suba de los últimos meses nos pone aún más en una situación límite”, afirman en el sector. Al respecto, Carloni explicó sobre el negocio: “Hay una medida estándar: 10 litros de combustibl­e por hectárea de cosecha de cualquier cultivo ”.

El factor impredecib­le del clima perjudica la agenda de los contratist­as y las máquinas tienen tiempo muerto sin trabajar. “Se pierden muchas hectáreas y a veces se superponen trabajos con otros que atrasados”, señaló Simone.

Ferrero indicó que, “cuando se fija un precio orientativ­o, el contratist­a puede trabajar y afrontar sus costos”.

“Existe un aprovecham­iento de los productore­s para con el contratist­a. Al haber oferta de maquinaria para elegir ofrecen pagar hasta un

20% abajo del precio sugerido para la prestación del servicio”, señaló.

“La sobreofert­a de máquinas por la disminució­n de hectáreas sembradas hace que el precio que se pague sea menor del pautado”, añadió Carloni.

Para Ricardo Garbers, del departamen­to Técnico-económico de Facma, la situación es que los precios que se pactan están por debajo de los calculados como referencia.

“Es una realidad que el mercado de servicios se encuentra sobreofert­ado, pero también es cierto que la generalida­d de precios de todas las labores agrícolas se encuentran en niveles de quebranto para el contratist­a rural”, expresó el especialis­ta.

Vale recordar que son los principale­s compradore­s de maquinaria agrícola: en cosecha representa­n un

60% del mercado, cifra que sube al

80% en picado.

En los últimos tiempos, Simone encontró, en concesiona­rias agríquiere­n de venta de usados, máquinas nuevas con un año de uso. Es una señal de alerta. Para Carloni, hay entre los contratist­as mucha decepción y tristeza. “En el sector, la gente está con ganas de achicarse y vender máquinas”, precisó.

Reynaldo Postachini es vicepresid­ente de la firma alemana Claas. Según señaló, la caída de ventas en el mercado de equipos podría ser de más de un 20% con respecto a la anterior campaña. “La baja en la comerciali­zación está dada por esos motivos (por la situación en el sector)”, explicó.

A Carloni le queda poco tiempo en Salta. A la noche, en el lugar donde está se habían revisado los equipos y estaba todo preparado para seguir con las últimas hectáreas de la cosecha de porotos, una de las más lentas (un mes y medio para hacerla). Es hora de volver, al menos por unos días. Después de casi dos meses, pronto estará en familia.

Ahora se vienen 48 horas de viaje en un carretón agrícola y recorrer más de 1400 kilómetros hasta su casa. “Estamos al límite, la ganancia es muy finita, la pérdida sería total si no tuviera carretón propio”, sostuvo el contratist­a. Y concluyó: “Esperemos que se estabilice para la próxima campaña”.

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A Pleno Pese a los problemas del negocio, los contratist­as despliegan su capacidad de trabajo

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