LA NACION

Coudet, contento porque el recambio le dio algo más de pausa y goles para esperar la final con River

- Nicolás Zuberman

PARANÁ.– Cuando Eduardo Coudet, después del partido ante Sarmiento de Resistenci­a por la Copa Argentina, definió que “habían tirado el semestre a la mierda” todavía masticaba la bronca por el partido que a Racing le había dado vuelta Colón, como local, cuando hasta el empate le aseguraba el objetivo de clasificar­se a la Libertador­es 2019. Esa derrota ante el Sabalero rebotó en la cabeza del Chacho y su cuerpo técnico durante el receso y el arranque de la pretempora­da. La respuesta a la que llegó fue que su equipo debía encontrar las variantes para no jugar siempre al mismo ritmo y poder comprender los momentos del partido. Que no todo podía ser “presión alta y jugar al palo por palo”. Detrás de esa idea se salieron a buscar los refuerzos para completar el plantel.

Y ayer en Paraná, con cinco de las seis incorporac­iones que trajo la Academia como titulares, se pudo ver algo de eso durante el primer tiempo. Sobre todo por lo que indicaban los nombres propios en la mitad de la cancha. El corazón de la Académica estuvo compuesto por el chileno Marcelo Díaz y Pol Fernández. El entrenador decidió darles descanso a Nery Domínguez y a Neri Cardozo. Díaz y Fernández, dos jugadores más técnicos que potentes, con más gusto por el juego corto que por los pases largos, le dieron otro ritmo a Racing, que busca dejar de ser ese equipo vertiginos­o que fue la primera mitad del año.

“A veces nos apresuramo­s en ser directos durante el primer tiempo. Nosotros habíamos planeado un molde para el partido de ser más pacientes. En el segundo tiempo lo corregimos y dio sus frutos”, analizó Coudet después del partido. Y agregó: “Todos los jugadores nos ponen en problemas cuando juegan bien. Nos terminamos armando muy bien. Cuando tenés variantes son problemas lindos.”

Acaso el mejor ejemplo de cómo entrenar la paciencia sea el primer gol. El equipo visitante hilvanó más de veinte toques antes de que llegue el centro de Augusto Solari. Pol Fernández se encontró con la pelota en la medialuna del área y se tomó el tiempo para acomodarla para su diestra, buscar el hueco y ubicarla bien lejos del arquero Sebastián Bértoli. El exfutbolis­ta de Boca, que ya había convertido en el último partido ante Vélez, había mostrado su buena pegada cuando el partido recién comenzaba: un tiro libre suyo se estrelló justo en el ángulo del arco de Patronato.

Los otros nuevos

Los de Fernández y Díaz no fueron los únicos apellidos nuevos que moldearon de otra manera al equipo de Coudet. La presencia de Gabriel Arias en el arco no solo le dio tranquilid­ad las dos veces que el local pudo haber lastimado a la Academia sino que le dio variantes para la salida del fondo. El arquero de la selección de Chile demostró tener buena técnica en sus pies. Eugenio Mena, el otro chileno que llegó para ocupar el lateral izquierdo, también tuvo otra muy buena actuación: su presencia sirvió para abril la cancha y sus incursione­s al ataque fueron con criterio. El único nombre de los nuevos que no aprobó fue el de Jonathan Cristaldo, que estuvo errático en la toma de decisiones.

Coudet aprovechó la excursión a Paraná para darle descanso a los habituales titulares, para cuidarlos de cara al choque decisivo del próximo miércoles ante River, en el Monumental, por la Copa Libertador­es. Y también para darle rodaje a los nuevos. Ahora, habrá que ver si lo que ocurrió anoche ante Patronato incide en el equipo que prepare el Chacho para ir a Núñez.

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Fotobaires El festejo de pol Fernández, la figura del partido y autor del primer gol, desde afuera del área

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