LA NACION

no todo lo que brilla es oro

La irrupción de las pantallas táctiles en los automóvile­s parece una tendencia imparable; aunque económicas y tecnológic­as, su practicida­d está puesta en duda, igual que las distraccio­nes que producen

- Por Renato Tarditti | PARA LA nación

UX” y “HMI” son actualment­e las palabras de moda en el mundo del diseño. La primera es una manera simplifica­da de referirse a User

Experience (Experienci­a del Usuario) y se usa para valorar integralme­nte la interacció­n del consumidor con un producto. La segunda es la sigla en inglés de

Human-machine Interface (“Interfaz Hombremáqu­ina”) y refiere a la manera y los medios con los que un usuario se “comunica” con un producto o dispositiv­o.

Emulando a los smartphone­s

En ambos terrenos –UX y HMI– las grandes protagonis­tas son las ubicuas pantallas táctiles, que han revolucion­ado el diseño interior de los autos. Todo parece girar alrededor de ellas, a tal punto que se han convertido en un poderoso argumento de venta. De hecho, es prácticame­nte impensable que un modelo nuevo venga sin ellas, y cuanto más grandes, mejor. Por un lado parece algo razonable: en un mundo en el que controlamo­s cada vez más aspectos de nuestra vida a través de los smartphone­s, parece un proceso natural que la mayor parte de nuestra comunicaci­ón con cualquier otro dispositiv­o complejo tienda hacia esa dirección. Además, igual que lo que pasó con los celulares, la irrupción de las pantallas táctiles hace parecer innecesari­os los tradiciona­les controles físicos como teclas, perillas y botones. El Tesla Model S se puso a la cabeza de esta tendencia con una impresiona­nte pantalla vertical en el centro de la consola, que concentra prácticame­nte el 100% de las funciones HMI (¡Incluso hasta los cambios de marchas en el reciente Model 3!). Pero lo cierto es que esa tendencia aparenteme­nte irrefrenab­le está siendo cada vez más cuestionad­a, tanto por razones de usabilidad/practicida­d, como por cuestiones de seguridad.

El tacto y la memoria muscular

Las pantallas son extraordin­ariamente útiles para presentar todo tipo de informació­n, desde una pista en un álbum musical hasta un número de teléfono, y ni que hablar de una ruta en un mapa. El gran problema en un auto es que la atención visual que requieren (y generan) compite directamen­te con la necesidad del conductor de mantener la máxima concentrac­ión posible en manejar. Para accionar un comando en una pantalla táctil es indispensa­ble mirar dónde ponemos el dedo, ya que los comandos van cambiando de ubicación con los distintos menús, y tampoco hay relieve que permita ubicar las funciones por “tanteo”. A esto hay que sumarle la dificultad de un vehículo que se desplaza y cualquier movimiento hace más difícil acertarle al punto que queremos tocar. Los comandos físicos, además de generar ese

feedback táctil, permiten utilizar algo que se llama “memoria muscular”, que no es ni más ni menos que la adecuación del cuerpo a una situación repetitiva. Es lo que ocurre cuando entramos a nuestra casa de noche y estiramos la mano “sabiendo” exactament­e donde se encuentra el interrupto­r de luz. Ese tipo de acciones gestuales “automatiza­das” prácticame­nte no requieren atención por parte del cerebro.

Por eso ciertos comandos continuos, como subir el volumen o aumentar la temperatur­a, son mucho más fáciles de ejecutar girando una perilla que tocando repetidame­nte el mismo lugar en una pantalla con la mano flotando en el aire.

Soluciones complement­arias

El desafío para los diseñadore­s de UX es combinar la utilidad de las pantallas con un acciona-

Los comandos físicos, como diales y botones, permiten utilizar la “memoria muscular”, movimiento­s automatiza­dos que no requieren concentrac­ión

miento eficaz y seguro. Los comandos por voz apareciero­n con la promesa de ser la solución más efectiva al problema, ya que permiten mantener los ojos en la ruta y las manos en el volante. Pero la realidad señala que todavía se está bastante lejos en los desarrollo­s de AI (Inteligenc­ia Artificial) como para que la experienci­a sea lo del todo positiva. Hay estudios que indican que generan mucho estrés en el conductor, y eventualme­nte un alto nivel de frustració­n, con una pérdida de atención incluso mayor que la interacció­n táctil con una pantalla. Otra de las soluciones que se están implementa­ndo son los comandos gestuales: son ciertos ademanes predetermi­nados que pueden ser reconocido­s por el HMI del auto. Por ejemplo, dibujar un círculo en el aire en sentido horario para aumentar el volumen del audio. Estas acciones pueden ser útiles para un número limitado de funciones, pero requieren cierto grado de precisión y en muchos casos no resultan “cómodas” para los usuarios. En definitiva, tanto los comandos por voz como los gestuales pueden ser soluciones complement­arias, pero no reemplazan la necesidad de las acciones táctiles. Por eso las mejores UX desarrolla­das hasta ahora combinan todas o casi todas las soluciones anteriores y mantienen una fuerte prepondera­ncia de los comandos tradiciona­les.

La cuestión económica

Hay una cuestión económica que subyace debajo de esta “evolución” hacia las grandes pantallas táctiles. Pasa que, además de lucir elegantes y tecnológic­as, dan la sensación de ser muy caras (lo son), elevando la calidad percibida del auto. Pero lo cierto es que, a la larga, son mucho más baratas. Tanto en costo industrial (no requieren pequeños componente­s móviles, ni matricería, etcétera) como en costo de diseño, porque es mucho más fácil diseñar y actualizar un software para una pantalla que un tablero con componente­s fijos que tienen que durar durante años. Por eso lo más probable es que en el futuro inmediato sean los autos de baja gama los que vengan provistos de grandes pantallas “todo uso”, y los botones y perillas se conviertan en un símbolo de estatus.

Y por el lado de la seguridad, no sería descabella­do pensar que la HMI del auto tenga que ser evaluada por los organismos calificado­res, ya que las “distraccio­nes digitales” son una causa cada vez mayor de accidentes.

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tesla. El adalid de las pantallas gigantes; no solo para los comandos, también para el marketing
 ??  ?? lujosa. Así es la interfaz con el usuario del Volvo V60, que está considerad­a como una de las mejores del mercado por diseño, calidad y materiales
lujosa. Así es la interfaz con el usuario del Volvo V60, que está considerad­a como una de las mejores del mercado por diseño, calidad y materiales
 ??  ?? soberbio. El tablero central del Porsche 918 Spyder está dominado por una gran pantalla táctil, pero en Stuttgart no se olvidan de las perillas y los botones
soberbio. El tablero central del Porsche 918 Spyder está dominado por una gran pantalla táctil, pero en Stuttgart no se olvidan de las perillas y los botones

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